Melanie había regresado a casa, todo lo ocurrido con anterioridad había salido en perfectas condiciones, había hecho las pases con su padre, compartió con sus amigos y pasó un fin de semana agradable.
De regreso a clases saludó a los chicos y se dirigió al aula nueva, el aula de Carl.
Al entrar el profesor ya estaba anotando datos en la pizarra, todos los alumnos estaban en sus puestos escribiendo, cosa que le pareció extraña a la chica ya que aún no sonaba la campana y ya parecía haber comenzado la clase, se dispuso a imitar a sus compañeros y sacó con dudas su cuaderno, el aula no estaba dispersa como se esperaba, todos se sentaban de manera correcta y centrados, no se oían murmullos o habían dibujos en los puestos, esta aula era diferente y parecía pertenecer a la realeza por la certeza de sus movimientos.
Para completar el ambiente extraño Eiden pasó por el umbral de la puerta haciendo presencia, y sentándose al lado de Melanie.
—¿Qué haces aquí? —preguntó temerosa de que su voz resonara en aquel silencio fúnebre.
—Soy de esta aula —.Sonrió de lado y la miró de reojo.
—No, eso no es cierto —dijo tratándose de convencer de que aquel joven no era tan demente de seguirla allí, pensó tal vez que le jugaba una broma, cuando sonó el timbre y sacó el cuaderno.
El profesor miró el reloj de su muñeca en frente de la puerta y pareció esperar el minuto para cerrarla y dirigirse a la clase.
—El día de hoy tenemos dos alumnos nuevos. —Anunció dirigiendo la mirada insignificante a los jóvenes.
—¿Creíste que te dejaría sola en la boca del lobo? —le susurró Eiden y fue entonces cuando Mel le creyó y sintió una punzada en su pecho al descubrir que no era broma.
—Ya me conocerán por lo que anda en boca de todos, y si no, pronto lo harán —dijo engreído y volteó, borró lo que había anotado para luego escribir otra cosa.
Melanie quedó desconcertada no había terminado de copiar lo que había escrito cuando ya lo había retirado.
—Regla uno, escribe rápido —dijo Eiden reprimiendo una sonrisa y se dispuso a escribir mientras a Melanie aún le costaba asimilar lo sucedido.
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Para cuando había acabado la clase ya había sabido que:
1- Debía escribir al tiempo que el profesor lo hacía.
2- Mantener la compostura hacía ganar puntos de rasgo.
3- Hablar, estar distraído, y/o no prestar atención cuando se le preguntara algo requería de la expulsión del aula.
4- Tener un poco del conocimiento para el tema del que se iba a tratar.—Parece ser exigente. —Opinó Melanie caminando a su casillero.
—No lo parece, lo es. —Confirmó Eiden apoyándose a un lado mientras la veía guardar sus pertenencias.
—¿Por qué te cambiaste? —volvió a preguntar y Eiden sonrió de lado.
—¿Quieres oír de mis labios lo que ya sabes?
—Si lo supiera no lo preguntaría.
—Para estar a tu lado... ya no me siento con la suficiente fuerza de voluntad para alejarme de ti.
Dijo sin pena, quería mostrar lo que sentía, hacer entender lo que quería, muy a lo contrario de Melanie, que se encerraba en un capullo y se retraía al oír lindos cumplidos de Eiden, él tenía esa habilidad de provocar activar sus nervios.
—Lindo dibujo. —Dijo al ver que en la puerta de su casillero había una hoja con girasoles pintados.
—Mi madre me dijo que los girasoles representaban felicidad —dijo levantando un hombro y cerrando el casillero.
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SON EXTRAORDINARIOS
Mistério / SuspenseUn don puede ser una bendición tanto como una maldición... Premoniciones, empatía psíquica, hablar y sentir personas que ya fallecieron, ¿es todo esto posible?... un grupo de jóvenes viven una etapa complicada al llevar consigo grandes dones incontr...