Un don puede ser una bendición tanto como una maldición...
Premoniciones, empatía psíquica, hablar y sentir personas que ya fallecieron, ¿es todo esto posible?... un grupo de jóvenes viven una etapa complicada al llevar consigo grandes dones incontr...
Después de una larga velada se les hizo imposible a ambos dormir, mantenían el insomnio con sus recuerdos, atolondrados, después de la madrugada Melanie se forzó a dormir, pero descansaría en paz, por esa calma que le brindaba su compañero, pero al contrario de Eiden que cuando pudo al fin cerrar los ojos tuvo un sueño capaz de remover todo en su ser.
El pasado no se detendría en soltarlo, su subconsciente le emitía lo próximo a una fecha, psicológicamente estaba aferrado a un miedo y pronto a un capítulo que volvería a abrir en su realidad.
Un recordatorio constante de un homenaje próximo.
Todo el ambiente alumbraba de blancura, un color blanco teñido de pulcritud, jamás visto en la vida real, un resplandor único.
—Eiden... Se oyó una delicada voz seguido de un eco, una que lo hizo erizar sus vellos, aún no sabía que soñaba y lo sentía verdadero.
—Eiden, ven...
El joven miraba a todos lados en busca de la proveniente.
—¿Donde estás? —decía aguantando un desespero.
Tenía la necesidad de verla, quería hacerlo, reconocía esa voz.
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—Aquí estoy —se oyó cerca, provino está vez detrás de su espalda.
Un nudo se aferró a la garganta de Eiden, parando sus palabras y respiración, no podía creerlo, giró su cuerpo y la observó, como era antes, vestida con una bata que llegaba a sus rodillas de color verde claro, unos ojos azules parecidos a los de Williams junto con unas cejas pobladas como las de él, una sonrisa suave que se asomaba en el rostro pálido, un escalofríos recorrió su exterior, sentía tristeza de no tenerla en su realidad, pronto las lágrimas saldrían, quería tocarla pero tenía miedo, no quería mover un músculo para no interrumpir lo que sería, no se quiso precipitar.
El nudo terminó mermando y pudo pronunciar al fin en frente de ella.
—Emili...
Aún atónito en esa inverosímil escena.
—Hola...
—¿Cómo estás?...
—Me siento mejor, ¿cómo estás tú?
—Tú estás muerta... —¿cómo es que ahora la podía ver?
—Estás soñando conmigo Eiden.
—¿Por qué? —sintió un golpe de nostalgia en su pecho, quería que fuese real, quería que todo hubiese sido un mal entendido y que ahora ella estaría viva.
—Me necesitas para afrontar lo que vendrá —hablaba con calma.
—¿Por qué me dejaste? ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué nunca me dijiste lo que te pasó? —decía con el sentir de sus penurias y unas lágrimas recorriendo su rostro.