2|Aquí siempre hay una tormenta.

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Al llegar al colegio la joven no se precipitó en entrar, tomaba con calma cada paso pero al enfrentarse con su comienzo no pudo evitar sentirse algo incómoda y despistada

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Al llegar al colegio la joven no se precipitó en entrar, tomaba con calma cada paso pero al enfrentarse con su comienzo no pudo evitar sentirse algo incómoda y despistada.
A Melanie le gustaba conocer personas nuevas, pero ahora estaba nerviosa ante la situación, como si su cuerpo le advertía de algo.

El papel que tenía en su mano "el horario" decía Aula 51 pero notó que habían dos aulas con ese número, en su extrañeza y desesperación de creer que era imposible volvió a mirar la hoja para confirmar que era el número correcto, quedó en medio del pasillo mientras las personas caminaban.

Sin saber a cuál dirigirse una mirada escrutadora le llamó la atención, era un chico de ojos azules, parecido al de la publicidad y sus sueños, su mirada combinada con ese color hipnotizaban, caer en ellos era como caer en hueco sin fin, un suéter grisáceo, grueso debido al clima, blanco y con el cabello marrón, se encontraba apoyado a un pilar, la miraba confundido pero con curiosidad, una de sus piernas cruzaba la otra, al igual que sus brazos en señal de barrera.

Melanie volvió a mirar a ambos lados en busca de encontrar a alguien que pudiera sacarla de dudas, pero todos lucían apresurados y en sus mundos, tenía temor en entrar a un salón y equivocarse, eso si la calificaría como una "alumna nueva" y tendría que llamar mucho la atención, cosa que ella no quería aquella mañana.

En cuestión de segundos el chico que la miraba se acercó para dirigirse a su aula, como no se notó con prisa Melanie decidió preguntarle.

—¡Oye! —lo llamó casi extendiendo su mano para señalarlo, él enarcó una ceja y dio un gesto de asentamiento
—¿Cuál es él aula 51?... soy nueva —se excusó algo apenada.

Él guardo sus manos en los bolsillos.

—Se nota—, dio una corta pausa acompañado de un vistazo, un cosquilleo de nervios recorrió a Melanie —.Hay dos, ¿Qué sección te tocó?—Preguntó en un tono neutro.
La mirada confundida de Melanie dio respuesta a su incertidumbre, él suspiró y le extendió su mano
—¿Me permites? —Dio vista fija a su horario y ella se lo acercó —.Observa, esta última letra es la sección —Señaló con su dedo y Melanie miró cerca de él.

—Entiendo. —Musitó  Melanie recogiendo su horario.

—Es aquella. —señaló al salón detrás de ella.

—Gracias. —Ofreció una sonrisa medio penoza debido a su torpeza.

—Lástima... —ella lo miró extrañada ¿A que se refería con lástima? Sus ojos se inundaron de  duda al igual que su cara, entonces él reaccionó y dijo
—.Somos de secciones diferentes.

—¡Oh! —Se encogió de hombros mirando al suelo.

—¿No conoces a nadie verdad?—Algo de ella a él le inspiraba confianza, en su rostro neutro había curiosidad no demostrada.

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