17|Amor prohibido

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Eiden llego a su casa y cerró la puerta de su garaje, en toda la vía iba pensativo, con sentimientos encontrados, había una lucha entre lo que él sentía y lo que había sentido de Mel, ella era vivas y feliz, él era melancólico y se esforzaba por reír, pero había algo que lo preocupaba.

Entró a la sala y saludó, su padre como siempre a esa hora estaba en el mueble cerca del televisor, era un señor de cabello blanco y robusto.

Williams estaba sin camisa arrojado en la comodidad del sofá, su mamá que también era un poco mayor como su padre, estaba en la cocina supuso que por la hora estaba preparando la cena, Eiden subió a su habitación sin llamar mucho la atención y se sentó al borde de su cama sabiendo que entraría Williams.

—Hey, ¿cómo te fue con tu malteada y tus libros?

Él respiró y omitió su pregunta.

—¿A qué hora vinieron? —Will cerró la puerta para dar más privacidad.

—Mami dijo que no te lo mencionara, pero tienes que saberlo, vinieron a las 6, tocaron y les abrió nuestro padre, dijeron que no nos habían olvidado, que lamentaban si creíamos cosas malas de ellos pero que lo ocurrido no es su culpa —

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—Mami dijo que no te lo mencionara, pero tienes que saberlo, vinieron a las 6, tocaron y les abrió nuestro padre, dijeron que no nos habían olvidado, que lamentaban si creíamos cosas malas de ellos pero que lo ocurrido no es su culpa —.Eiden bufo un «pff» y Williams prosiguió —.Ya sabes, el papelito de la víctima, el pésame, y que estábamos invitados a su sitio.

—Algún día Williams, esos malditos caerán.

—Cuida tus palabras Eiden.

—Dios maldijo a los malditos.

—Pero es Dios, tú eres una persona, y si deseas algo así se devuelve.

—¿Sabes que se tiene que devolver Will? —se levantó enfrente de él molesto —.Todo el daño que ha hecho esa gente, toda la basura que los protege y la maldad que dan, eso se tiene que devolver.

—Así es hermano —.Will se cruzó de brazos, pero lucia tranquilo, sabía que su hermano se colocaba así cuando hablaban de ese tema —.El que obra bien le va bien, y el que obra mál, la vida, Dios, el karma, como quieras llamarlo, se encarga.

—Se que no debemos hacer justicia por mano propia—, se arrojó a la cama acostado—, pero a veces quisiera. Estoy agotado, voy a dormir.

—¿A esta hora? ¿no cenarás?

—Si, y no, estoy lleno—, arrojó sus zapatos al piso —.Cierra la puerta cuando salgas.

Williams cerró, dejando a Eiden mirando el techo de su habitación, tratando de calmar su estrés y recordando las suaves mejillas de Melanie.

Que ella al igual que él, también estaba tirada en su cama, mirando la ventana, con el rastro invisible de sus tibios labios sobre su frente.
Ese día dormiría como un bebe en una nube.

Ella sonrió.
Él se entristeció.

Encendió el televisor para distraer su mente y al pasar una hora dieron dos toquesitos a su puerta

—Pase —.Dijo Eiden sumergido en sábanas y con el control de la tv en su mano, los destellos del televisor era lo único que alumbraba la recámara.

—Hijo —pasó su mamá con un plato de sándwiches con tomate, queso y jamón.

—Mamá te dije que estaba bien —sonrió, estaba acostumbrado a eso.

—Si, eso lo dijiste cuando llegaste, supongo que ya tienes hambre, son los que te gustan.

Él tomó el plato y su mamá se sentó en una esquina de la cama.

En el momento que iba a dar una mordida vio que en la tele pasaron las noticias de intermedio.
Habían conflictos con un país y salían personas protestando con lágrimas en sus ojos mientras hablaban desgarradamente en las entrevistas, con impotencia, el quedó a mitad de morder el sándwich y al mirar eso bajo su mano y miró triste la televisión.

Su mamá que lo miró, agarró el control que tenía a un lado y cambió inmediatamente a otro.
Él la observó.

—No te llenes de malas noticias.

—No me sobre protejas mamá —.Mordió el pan.

—Le he bajado a mí sobreprotección, pero ¿dormir a esta hora? Sé lo que eso significa.

—¿Por eso entraste aquí?

—¿Pasó algo hoy?

—Mamá —.Dijo necio e iba a negar su interés pero era imposible mentirle a ella —¿Por qué me conoces tanto? —.Ella sólo lo miro esperando —.Conocí a una chica igual que Emili.

Ella abrió los ojos y se entrecortó su respiración.

—No del todo—, movió su mano en señal de calma —.No en todos los aspectos de sus dones.
Ella asintió.
—Y quiero estar cerca de ella, me llama la atención, pero...

—¿Te recuerda a Emili enserio?

—Un poco, y es mi activadora, por la manera en la que me interesa.

—Eiden... —dijo su mamá preocupada.

—No estoy cerca de ella mamá, y no le digas a Williams que quiero estarlo, el se niega a que aunque sea pueda verla.

—¿Él sabe lo que causa en ti?

—No, pero teme por ella, al igual que yo, por lo que le pasó a Emili.

—Recuerda que lo de ella fue su decisión en parte.

—No tenía opción mamá, ella sufría, y pueden hacerle lo mismo a otra persona, no puedo permitir que eso le pase a esa compañera, y estoy... estresado, muy agotado mentalmente.

Cerró sus ojos y apoyó su cabeza al espaldar de la cama.

—¿Cómo es ella?

—La persona más feliz y tierna del universo, me preocupa que sea tan curiosa, y no me pasaría nada estando con ella, el problema es cuando me aparto.

—Pero trabaja en tu control para que puedas estar cerca de lo que quieres.

—¿No te preocupa que me involucre?

—Tu sabes que es lo correcto —.Y eso claramente fue un sí disfrazado —.Come, buenas noches —,beso su fente —¿Si estás bien verdad? —.Asintió aún pensando y la mujer salió de la habitación.

Era contradictorio decir que su mamá le dio alas para continuar y al mismo tiempo lo retuvo, ella sólo quería protegerlo como todos en esa casa, y él quería proteger a Melanie con esa misma intensidad pero sabía que él no podía arriesgarse.

¿Se convertiría en su amor prohibido o se arriesgaría a volver a la pesadilla de la que tanto le costó salir?

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