Capítulo 5.

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Si hay una palabra que puede explicar cómo me siento en este momento es agobiada, porque así me siento y no es para menos, durante las casi 9 horas de vuelo estuve tratando de hacerme la idea de lo que sucederá al poner un pie de regreso en la mansión y sin embargo creó que nunca podré asimilar lo que sé que sucederá; ella es la dueña.

Hace media hora que aterrizamos en tierra argentina y en este momento vamos camino a la mansión, de hecho ya estamos por llegar y yo solo deseo que el camino hasta está se alargue un poco más.

No me culpen por no querer llegar, simplemente no quiero, siento que no puedo.

No obstante, mis súplicas internas parecen no ser escuchada porque más rápido de lo que calculé llegamos a la mansión. El chofer se detiene y tanto Alfredo como los Valentes proceden a bajar del auto, mientras que yo permanezco en el vehículo.

—¿No va a bajar del auto señorita? —Se entromete el chofer quien al igual que yo aún permanece en el auto.

—No sea desubicado y enfóquese en su trabajo, no se meta —Suelto logrando que el chofer salga del vehículo y me deje sola.

Suspiró cerrando los ojos tratando de imaginar que todo está bien, que todo esto es una pesadilla que se acabará al momento en que habrá mis ojos, pero como sé que no es así no me apresuró en abrirlos, de hecho permanezco con ellos cerrados un rato más y no es hasta que comienzo a sentirme ridícula por mi intento de ignorar lo que sucede afuera del vehículo que decido abrir mis ojos, observando así como Alfredo parece estar conversando con los Valentes, entonces me armó de valor y abajo del auto.

—La verdad se siente un poco raro entrar a la mansión —Escucho que menciona Mónica.

—¿Cómo dueños? —Inquiere Alfredo logrando que sienta mi garganta seca— Si, si, bueno, ustedes son los dueños de esta casa —Que humillación.

Sin importarme nada ni nadie avanzo chocando un poco a Luna al pasar por su lado, se encuentra detrás de su "abuelo" y sus padres haciéndose la mosquita muerta, como siempre. Sigo mi camino e ingreso a la mansión sintiéndome fuera de lugar, necesito un lugar donde refugiarme, sin embargo está casa ya no la siento segura para mí.

Situada aún en la puerta diviso a unos pasos de mí a los ineptos de Tino y Cato junto Amanda dándome la espalda, ignoró su presencia y procedo a cerrar la puerta detrás de mí y cuando lo hago ellos dan un pequeño salto en su lugar y lo siguiente que sucede logra que la furia recorra todo mi cuerpo.

—Bienvenida a casa señorita Sol B... —Replica Amanda con emoción volteándose pero cuando lo hace y se percata de mi presencia guarda silencio por un momento— Lo siento señorita Ámbar, yo pensé que era... —Alzo mi mano logrando que guarde de nuevo silencio para así seguir mi camino hasta las escaleras y dirigirme al segundo piso.

Ya en el segundo piso logró escuchar como la puerta principal es abierta de nuevo y por lo mismo me apresuro a llegar a mi habitación. Cuando llego a está cierro la puerta con seguro e inmediatamente me dejo llevar por la furia que estoy sintiendo, me acerco a la ventana y arrancó las cortinas al igual que comienzo arrojar todo lo que se me atraviesa sin importarme nada; la odio, la odio con todo mi corazón, pero más me odio a mí por permitir que ella se metiera en mi vida y me lo arrebatara todo.

Me acercó a mí tocador y continuó arrojándolo todo e incluso entre todo lo que arrojé al suelo observo un spray de pintura negra, entonces no dudo y lo tomó finalizando mi ataque de furia marcando una enorme "X" en el espejo.

—Disfruta mientras puedas, porque yo me voy a encargar de que tu felicidad se esfume antes de que puedas decir: «Sol Benson» —Mencionó observando mi reflejo detrás de la "X" marcada mientras sonrió recordando el plan que tengo en mente.

Sin embargo, mi sonrisa dura poco ya que de repente comienzo escuchar un par de risas provenientes del pasillo causando que me acerque a la puerta.

—Ya te lo dije Sol, sos mi nieta no puedes seguir teniendo tu habitación en el área de empleados, a partir de ahora tendrás la habitación que te mereces, la de toda una reina como vos y desde luego que será acá en el segundo piso —Una sonrisa burlona se dibuja en mis labios, esa chiquita tiene de reina lo que yo tengo de buena, o sea nada.

—No es necesario abuelito, a mí me encanta mi habitación aunque este en el área de empleados —Ruedo mis ojos al escucharla.

—Lo sé mi nietita, pero estoy seguro de que tu nueva habitación también te encantará —Por un momento ambos permanecen en silencio— Pero que olvidadizo que soy, olvide pedirle la llave de tu habitación a Amanda. Ya vuelo, espérame acá un momento —Escucho sus pasos alejarte y entonces decido enfrentarla. Abro la puerta y salgo de mi habitación encontrándola a unos pasos de mí, se encuentra admirando el lugar.

—Hermoso, ¿no? —Inquiero haciendo referencia a un cuadro que ella se encuentra observando logrando asimismo que salte del susto, al parecer la asuste, eso me agrada.

—¡Ámbar! ¡Me espantaste! —Tan predecible— ¿Qué haces aquí?

—Se te olvida que yo también vivo acá o es que acaso ¿Me vas a echar de la casa? —Me cruzo de brazos desafiándola con la mirada— ¿Te vas a quedar con mi cuarto también? —Sonrió cínicamente— Contame, ¿Que vas hacer ahora que sos la dueña de todo?

—No tienes por qué hablarme así. Que yo haya resultado ser Sol Benson también fue una sorpresa para mí, hasta el día de la competencia yo creía que eras tú como todos —Alzo una ceja, como si yo me creyera su papel de mosquita muerta.

—Definitivamente no perdes ni un momento para recordarme que me lo has quitado todo: MI casa, MI pista, MI popularidad, MI identidad, hasta a Simón... ¿Estarás feliz, no? —Ella intenta hablar de nuevo pero la interrumpe— No, ahórrate tu discurso, no me interesa —Me acerco un poco a ella— Solo una cosa más; tene cuidado, porque los sueños también pueden convertirse en pesadillas. —Y con eso, me marcho de nuevo a mi habitación dejándola en medio del pasillo con los ojos fijos en el suelo.

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  -Fecha de publicación: 14/03/2018  

Coseme | Terminada - EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora