—Gracias por la ropa y por dejarme quedarme aquí, no sabes lo mucho que eso significa para mí —Menciono llegando a la pequeña sala del departamento de Emilia, encontrándola sentada en el sofá.
—No tienes nada que agradecer, Ámbar, mi casa y mis cosas son tuyas si así lo necesitas —Ella sonríe volteando a verme por lo que no tardo en acercarme hasta donde está para abrazarla tan fuerte que creo que podría hacerle daño.
—Eres la mejor amiga que puedo tener, en verdad gracias por todo —Le digo al separarme y tomar asiento a su lado—. ¿Le escribiste a Matteo? —Inquiero puesto que eso me dijo que haría mientras me daba una ducha.
—Mejor que eso, lo llamé y aunque ya estaba en su casa, me dijo que lo último que supo del Sr. Alfredo es que ya había sido pasado a una habitación y que pronto será dado de alta, siempre y cuando siga el tratamiento que el médico le indiqué, es decir, que no hay nada de qué preocuparse, el Sr. Alfredo está bien —Escucharla decir eso me hace sentir aliviada y aunque hubiera preferido quedarme en la clínica para poder verlo, sé que fue lo mejor que no lo hiciera, seguro mi presencia empeoraría todo y ya hice suficiente—. También pregunto por ti.
—¿Y qué le dijiste?
—Que estas bien y que te quedarás en mi departamento, por un momento, me dijo para venir a verte pero lo convencí para que no, sé que ahora tienes mucho en que pensar y necesitas tu espacio —Sonrió un poco.
—Gracias, aunque igual si hubieras insistido en venir no podría... Digo, no sabría cómo llegar —La mirada de Emilia se aparta de la mía haciéndome dudar de lo que recién he dicho—. ¡¿Acaso Matteo ha venido a tu departamento y no me lo habías dicho?! ¡No lo puedo creer! ¡Ustedes...!
—¡Nosotros nada! —Me interrumpe— Sólo me acompaño la otra noche porque era tarde y nada más, no le vi importancia en decirte.
—¿Cómo qué no? Se suponía que debías informarme cada detalle de lo que sucediera entre ustedes, era la única regla que debías seguir para llevar a cabo mi plan... No, para... ¿Acaso no dejaste que te acompañará por el plan sino porque querías? —Una vez más, su mirada huye de la mía y entonces, no tardo en soltar un pequeño grito de emoción—. ¡Te gusta!
—¿Qué? ¡No! ¡No es así! Es sólo que... no, no me puede gustar —Ella niega en desaprobación.
—¿Por qué no? —Indagó sin comprender.
—Porque el amor no se hizo para mí —Ella suspira—. Ya la vida se ha encargado de hacérmelo entender y no pretendo que me lo haga entender una vez más.
—Emilia...
—Mi padre murió cuando tenía ocho años —Suelta de la nada haciéndome guardar silencio—. Él era la única persona que tenía en el mundo porque para mi madre, yo no existo pero él se fue y me dejo... me dejo sola —Notó como sus ojos se cristalizan—. Pensé que mi madre tras su muerte me brindaría su apoyo pero no fue así, termino por demostrarme que nunca le importe o mejor dicho que nunca le importamos porque apenas una semana después de haber sido el funeral, ya ella se encontraba haciendo y deshaciendo con la fortuna que él nos había heredado; estuvo con él por interés y lo peor, fue que lo escuche de sus propios labios cuando se lo decía a sus amigas, decía que yo... había sido la manera de retener a mi padre... se embarazo para obligarlo a estar junto a ella —Una lágrima se desliza por su mejilla, lágrima que no tardo en limpiar—. Eso me destrozó y lo peor es que no tenía a nadie conmigo para que me mintiera diciéndome que todo iba a estar bien cuando no era así, me vi obligada a no echarme a morir para que mi madre no se saliera con la suya, ella tenía que pagar por sus acciones —Ella suelta una risa irónica—. No sé cómo creí que podría hacerlo, era una niña tan estúpida, no logre nada más que impulsarla a irse y lo hizo, se fue... se fue a recorrer el mundo dejándome botada.
»Ella me había dejado a cargo de los empleados que trabajaban en mi casa, me había dejado con una bola de desconocidos para mí a los cuales les pagaba para que me atendieran, por su culpa entre en depresión, una depresión de la cual me costó salir pero de la cual salí para demostrarle que, aún sin ella, yo iba a salir adelante.
»Pero, para ese entonces, ya no era la misma chica soñadora, carismática e ingenua que alguna vez había sido. Me volví fuerte, cerré mi corazón y me arme una coraza para que nada ni nadie me lastimara.
Por un momento, permanezco en silencio mientras la escucho sollozar, no puedo creer que ella haya pasado por todo eso.
—Sé que eso no tiene nada que ver con las relaciones en parejas pero cuando cerré mi corazón lo hice en serio y no pretendo que ahora un chico me haga minimizar mis metas y sueños por querer jugar a los novios, tengo muy en claro mis objetivos y no voy a dejar que algo tan ridículo como que me guste alguien pueda arruinarlos, además, no podría soportar intentarlo para que luego me fallen; para mí, en estos momentos, la competencia es lo más importante, el inicio de todo.
—Emilia no debes temerle al amor, quizás soy la menos indicada para decirte esto pero si en verdad te gusta Matteo inténtalo —Emilia rápidamente limpia cualquier rastro de lágrimas.
—No te conté sobre mi pasado para que me alientes a estar con Matteo sino para que comprendas que no eres la única que ha pasado por cosas tan fáciles pero aun así, ambas seguimos aquí, luchando para lograr nuestros sueños y sí, quizás cometemos errores pero lo importante es asumirlos y enfrentarlos para luego continuar avanzando, ¿Y sabes que es lo mejor? Que no estamos solas porque nos tenemos la una a la otra.
No tardó mucho en volver a abrazarla y en verdad, ya no quiero soltarla.
Como quisiera haber estado con ella cuando paso por todo aquello, tal cual como ella está junto a mí ahora que el mundo se me viene encima, pero eso paso hace tanto tiempo y que ella me lo cuente ahora, me hace pensar que es mucho más fuerte que yo, porque lo perdió todo cuando era pequeña y aún sigue aquí, con ganas de cumplir el sueño que compartimos juntas; Emilia es un ejemplo a seguir y me enorgullece poder llamarla mejor amiga.
—Vamos a dormir, mañana será un largo día —Menciona ella luego de separarnos, se levanta del sofá esperando que yo haga lo mismo pero no lo hago, hay una pregunta que quiero hacerle pero no sé si sea lo adecuado hacerla ahora—. ¿Qué pasa?
Suspiro armándome de valor. —Emilia... ¿Por qué aceptaste ayudarme con mi plan?
Ella no responde al instante, parece analizar por un momento la pregunta. —Cuando quise hacer que mi madre pagará por lo que hizo no lo logré, quizás porque muy chica aún, por mi ingenuidad, porque estaba sola o... quizás por todo —Ella suspira—. El punto es que, cuando tú me pediste ayuda con tu plan, vi una oportunidad de hacer lo que nunca pude hacer con mi madre y acepté... era mi forma de sacar todo el odio que aún guardo hacia ella pero contra Luna, la chica que se encargó de arruinar tu vida, sentía que si Luna pagaba por todo era como si madre lo hiciera... pero el estar cerca de Matteo, no lo sé, como que...
—Todo cambio —Término por ella—. Emilia, él te gusta y no podes quedarte de brazos cruzados. Habla con él, sincérate tal como yo lo hice con Simón, cuéntale lo del plan, puede que se moleste sí pero es preferible que él se enteré de la verdad por vos, y sólo si ustedes se quieren, pueden volver a empezar, un nuevo comienzo para ambos, ¿no lo crees?
—¿Por qué me haces esto, Ámbar? Quiero odiarte por tan estúpida idea pero más me odio a mí por querer hacerte caso —Rió un poco antes de volver a abrazarla y no es hasta que nos separamos que finalmente no marchamos a la habitación de Emilia, que es la única del departamento y en la cual al apenas llegar y tocar cama, caemos en un profundo sueño.
xxx
Fecha de publicación: 13/07/2018
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Coseme | Terminada - Editando
FanfictionSu vida era "perfecta", ella tenía todo lo que cualquiera quisiera tener, pero sin previo aviso y como un huracán, llegó ella, esa chiquita que con su inocencia, se metió en su vida: en su casa, en su colegio, en su pista y se lo arrebato todo: su p...