Capítulo 6.

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Debido a mi incontrolable furia de anoche me vi obligada a levantarme temprano y es que, gracias al hecho de que arranque las cortinas de la ventana, apenas amaneció y salió el sol, varios rayos se colaron por la misma logrando que despertará.

Pero al ser tan temprano y dejándome llevar por la fiaca, me quede en mi cama a pesar de que ya estaba despierta y desde allí, puede observar detalladamente el desastre que había causado anoche y es que, no cabe duda que nuestra mente es muy poderosa, puede crear un huracán donde ni siquiera existía un vaso de agua, me deje llevar por la furia que sentía en el momento y cause un caos innecesario en mi habitación; que desastre.

No obstante, aún no puedo asimilar que ella, que Luna, sea Sol Benson y es que, a pesar de que ya yo lo sabía desde hace tiempo, ver como Luna asume que es una Benson y adopta su rol de dueña no es fácil, no cuando hace meses yo era la que estaba en su lugar.

Sin embargo, sé que debo controlarme, esa actitud que tome anoche no me ayudará en nada, tengo que dejar de actuar por impulso y ser cautelosa; mis planes no me servirán de nada si no soy estratégica y por lo mismo, después de unos minutos más, me levante y comencé a arreglar el desastre que yo misma cause e incluso pude remodelar un poco mi habitación con ayuda del mismo spray que utilice anoche y aun así, el tiempo me sobro y puede desempacar mis valijas.

Ya luego cuando termine, me di un corta pero refrescante ducha y me arregle para ir a desayunar y por ello, justo ahora, me encuentro en el jardín esperando que Amanda me traiga mi desayuno y según escuche, cuando puse un pie en la cocina para pedir mi desayuno, hoy es su ultimo día en la mansión y debido a ello, ella parece estar más... emotiva, sin embargo, no le di mucha importancia, como me dije esta mañana a mi misma debo concentrarme en mi plan, en terminar de planearlo, nada puede fallar esta vez, ahora más que nunca debo ser estratégica y eso me recuerda, que debo llamar a Emilia.

—Mi nietita, no sabía que estabas acá —La voz de Alfredo me saca de mis pensamientos y cuando alzo mi mirada me percató que está frente a mí sonriendo.

—Buenos días —Me limito a decir y corro mi mirada hacia alguna parte del jardín.

—¿Descansaste? Apenas llegaste ayer te dirigiste a tu habitación, ni siquiera comiste —Suelto un suspiro.

—Sí, descanse y con respecto a lo otro, no tenía apetito.

—Me alegra que descansarás, ¿Me puedo sentar? —Inquiere señalando una silla frente a mí causando que yo asienta— Hace rato que no tenemos una charla de nieta y abuelo... —Será porque ni yo soy tu nieta ni vos sos mi abuelo, pienso al instante, más no lo digo— ¿Cómo has estado estos días? ¿Cómo estas llevando todo el asunto de Sharon? —Me tensó al oír ese nombre.

—No quiero hablar sobre eso.

—Ámbar... sé que esto es difícil para vos, pero desde que hablamos en Cancún aquel día que Sharon se marchó y trate de explicarte lo sucedido, no has querido hablar sobre el tema... —Aquel día... aquel día nunca lo olvidaré. Aquel día que debía ser perfecto para mí por mí triunfó con los Sliders pero que se transformó en el peor por la partida de mi madrina, por las palabras de Simón y porque Luna descubrió la verdad; simplemente, aquel día, me marcó—...Va a llegar un momento en el que no vas a poder más y yo deseo estar allí para vos, pero parece que vos no queres que este allí. No reprimas tu voz, Ambar, deci lo que tengas que decir, lo que sientas...

—No necesito tu lastima, ¿por qué no vas y charlas con tu verdadera nieta? —Lo interrumpo.

—No es lastima, Ámbar. Además, tanto Sol como vos son mis nietas, las amo por igual —Miente, sé que miente, la prefiere a ella, todos la prefieren a ella; no voy a caer en su juego.

—Si lo que queres saber es si Sharon se ha comunicado conmigo olvídate, no sé nada de ella —Me levanto de mí asiento.

—Ámbar, por favor. No es por eso que estoy acá, es porque te quiero y me preocupas, no es bueno guardarse las cosas, eso solo te lástima —Sigue él.

—¿Por eso te preocupas? Olvídate, yo ya no siento dolor, ya alguien sé encargo de que dejará de sentir —La brusquedad de mis palabras parecen herirlo, puedo verlo a través de sus ojos.

—No digas eso, Ámbar —Me dice.

—¿Y qué queres que te diga? ¿Qué te mienta? Estoy siendo sincera —Me cruzó de brazos.

—Y me gusta que seas sincera pero no me gusta que digas ese tipo de cosas. No podes dejar que todo lo que ha venido sucediendo te afecte de tal forma que dejes de sentir y si, sé que todo esto no es fácil de asimilar para vos, pero ya verás que de a poco podrás; yo estoy acá con vos... —Pavadas y más pavadas son las que salen de su boca, como si yo realmente estuviera interesa en sentir algo. ¿De qué me sirve? ¿Para qué nuevamente me rompan el corazón? No, gracias. Asi estoy bien.

—Decile a Amanda cuando venga que me disculpe pero que el apetito se me esfumo —Tomo mi celular de la mesa y lo guardo— Nos vemos luego —Es lo último que digo antes de marcharme, ni siquiera lo deje contestar y tampoco es que quería escuchar lo que iba a decir.

Suspiro, no tengo ni idea de hacia dónde voy, realmente no tengo a donde ir, sin embargo, continúo avanzando sin tener un rumbo claro. Sinceramente, no quería seguir allí, no escuchando a Alfredo. Le tengo aprecio, pero él, en todo este tiempo, ni siquiera ha logrado entender que yo no quiero hablar de lo sucedido y si, sé que tengo razón, sé que no me hace bien guardarme las cosas pero no pretendo volver a confiar en alguien para que luego me deje; no más. La única persona en la que he aprendido a confiar es en Emilia y por eso es mi mejor amiga.

Salgo de mis pensamientos por un momento, comienzo a observar hacia dónde he estado caminando y entonces me detengo al mismo tiempo que me cruzo de brazos. No puedo creer que inconscientemente me dirigía al Jam and Roller; niego en desaprobación y me doy la vuelta para cambiar de rumba, cruzo la calle y me dirijo a la plaza.

Ya en la plaza, me dirijo a una banca y me limito a sentarme mientras dirijo mi mirada hacia un grupo de chicos más adelante que conversan animadamente, no obstante, el sonido de mi celular que me indica que un nuevo mensaje ha llegado capta mi atención, así que no tardó en obtener mi celular, lo desbloqueo y mi entrecejo no tarda en fruncirse al notar que, dicho mensaje, es de un número desconocido. Cierta pizca de desconfianza se siembra en mí, sin embargo mi curiosidad parece ser más grande pues término abriendo el mensaje:

«Desde el día de la competencia en Cancún no he dejado de reproducir el vídeo de su presentación, realmente tanto tu amiga como tú se destacaron. Ese día no puede felicitarlas, pero me gustaría hacerlo ahora cuándo ambas estén de regreso en Buenos Aires, además tengo una propuesta que seguro no podrán rechazar. ¿Listas para la oportunidad de sus vidas?».

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  -Fecha de publicación: 25/03/2018  

Coseme | Terminada - EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora