Capítulo 24.

1.4K 125 27
                                    



Inhaló y exhaló tratando de controlar mis nervios, ¿Estaré haciendo bien? ¿Será lo correcto estar aquí?

Alzo mi mirada por un momento y la enfocó en Mónica, quien no tarda en regalarme una sonrisa queriendo tranquilizarme pero no lo logra ya que mi mirada de nuevo se aparta de ella y se enfoca en la mesa como si el mantel sobre está fuera lo más interesante que mis ojos han visto.

Incluso, siento que la respiración se me corta por momentos.

—Ya es la hora, no debe tardar en llegar —Me informa Mónica y eso sólo aumenta mis ganas de querer echar a correr.

—¿Estás segura de que esto es una buena idea? —Cuestiono, mientras que mi pierna izquierda comienza a tamborilearse bajo la mesa.

—Claro que es, no tienes por qué tener miedo, Ámbar, estás haciendo lo correcto —Ella acerca su mano para tomar la mía dándole un pequeño apretón que me hace soltar un suspiró y entonces, cuando nuevamente vuelvo alzar mi mirada, la veo entrando a la cafetería.

Mi corazón se acelera y doy gracias al cielo por haber traído unos lentes conmigo para así impedir que las personas a mi alrededor puedan leer mis emociones a través de mis ojos, porque estoy segura de que en este momento el caos que está llevándose a cabo en mi interior es muy legibles en ellos.

Ella no tarda en acercarse hasta la mesa que ocupamos.

—Ámbar... no sabes que feliz estoy de que hayas aceptado verme —Me sonríe para inmediatamente tomar asiento—. Mónica, que gusto volver a verte —Esta vez se dirige a Mónica.

—El gusto es todo mío —Al igual que ella, Mónica también sonríe—. Las dejaré solas para que puedan hablar tranquilamente.

Apenas dice eso, mis ojos se amplían bajo mis lentes y me aferro a la mano de Mónica como si mi vida dependiera de nuestro agarré.

Su mirada rápidamente me enfoca.

—No es necesario —Menciona Sylvanna—. Sé que Ámbar se sentirá más segura si permaneces aquí.

El alma me regresa al cuerpo ante sus palabras.

—Y bien... ¿De qué quiere hablar conmigo? —Hablo por primera vez desde su llegada queriendo apresurar nuestra charla para así poderme ir cuanto antes.

—Ámbar, yo... no sé por dónde empezar. Sé que me odias y es entendible porque te abandone pero te juro que durante todo este tiempo no he hecho más que arrepentirme por eso... no sé si fue una decisión egoísta la que tomé en aquel entonces pero esa parecía la mejor opción que tenía y luego de tanto tiempo, viendo lo hermosa que estas, tan grande, me doy cuenta de que hay muchas cosas importantes, infinidades de momentos que me perdí de tu vida y yo... yo solo quiero una oportunidad para recuperar todo el tiempo perdido, para conocerte y descubrir la hermosa persona que sos... —No sé en qué momento comencé a llorar pero los lentes en este punto ya no son capaces de ocultar mis lágrimas—. Yo... solo quiero cuidarte y darte todo el amor que durante todo este tiempo que paso no pude darte, por favor solo...

—Si —Musito interrumpiéndola—. Yo... yo también quiero conocerte.

Ella parece no creérselo, en su rostro se visualiza la sorpresa ante mis palabras.

—¿Lo decís, en serio? —Asiento como respuesta pues ya no creo ser capaz de pronunciar palabra alguna y lo siguiente que sucede me deja shockeada, ella se acerca y me abraza.

Me tenso de inmediato pero poco a poco le correspondo y me aferro a ella, a la oportunidad que le estoy dando, que... nos estoy dando.

Y no puedo evitar pensar que hubiera sido si Sylvanna nunca me hubiera abandonado pero de inmediato ignoro ese pensamiento, porque eso ya no importa, es pasado y este es el presente, por supuesto me va a costar dejarla entrar en mi vida pero sé que no es imposible y como no lo es sé que puedo.

Puedo y quiero.

xxx

—¡Luna! —La llama Mónica desde el borde de la escalera tras haber ido a abrir la puerta luego de que el timbre sonará—. ¡Abaja, por favor! ¡Ven a ver quién vino a visitarte! —Apartó la mirada de mi celular y la dirijo hacia Mónica y a su lado, me sorprende ver a Simón. En realidad, no es que me sorprenda que haya venido, siempre vine a visitar pero si me sorprende que haya venido a visitar a Luna, desde lo sucedido el otro día luego del Open no cruzan palabras, ¿Acaso se arreglaron?

—Eh... no, Mónica, pasa que yo no vine a ver a Luna sino a Ámbar —Menciona Simón por lo que sonrió y no tardo en levantarme del sofá para acercarme a él.

—Simón, que lindo verte por aquí —Él también sonríe y Mónica no tarda en pedirle una disculpa por la confusión para seguidamente marcharse, no sin antes ofrecernos algo para merendar.

—Quería verte y como te fuiste temprano hoy del Roller pensé en venir y aquí me tienes —Su mano no tarda en aproximarse y tomar la mía—. ¿Cómo estás?

—Bien, un poco agotada, hoy ha sido un largo día...

—¿Quién me vino a visitar, ma...

Luna deja de hablar al momento en que su mirada cae sobre nosotros y al instante su expresión se torna seria, ni siquiera es capaz de seguir descendiendo las escaleras.

El ambiente parece volverse incómodo aunque para mí el silencio es satisfactorio, es la prueba de que todo me está saliendo como quiero.

Luego de eso, Alfredo aparece y al ver a Simón no tarda en invitarlo a cenar como tantas ha hecho y mientras llega la hora de la cena, no hacemos más que conversar en el living aunque mi querida prima no parece tener muchas ganas de hablar, cenar o existir.

—Y cuéntenme, ¿Cómo van los ensayos para la competencia? —Pregunta Alfredo muy animado.

—Excelente, estoy segura que los Red Sharks ganaremos la competencia —Me apresuro hablar observando de reojo a Luna, quien evita mirarnos.

—No sabes cuánto me emociona escuchar eso, Ámbar —Sonrió orgullosa—. ¿Y ustedes? ¿También listos para darlo todo en la competencia? —Esta vez se dirige a Luna y a Simón.

—Bueno, la neta es que no hemos ensayado mucho pero estoy seguro de que si nos esforzamos llegaremos al nivel de la competencia, igual falta un poco más de un mes —Es Simón el que habla mientras Luna permanece cabizbaja.

—Yo... no me siento bien, creo que lo mejor es que vaya a mi habitación a descansar... permiso —Y si, es Luna quien finalmente habla para de inmediato marcharse rumbo a su habitación.

Supongo que el tema de la competencia fue el que logro que se marchará y eso me hace mantener mi sonrisa. Es obvio que no han podido ensayar y todo es por ella, porque no le habla a la mayoría de los integrantes de su equipo.

¿Qué loco, no? Que unas simples palabras puedan causar tanta inseguridad y armar tantos problemas ante la duda; pobre Lunita, poco a poco se va quedando más sola, que vueltas da la vida.

Finalmente la cena es servida dando inicio a una linda velada que transcurre entre charla y risas.

Poco después, ya caída la noche, Simón se marcha y por lo mismo, yo me despido de Alfredo y los Valentes deseándoles buenas noches para seguidamente dirigirme a mi habitación, donde al llegar decido enviarle un mensaje a Emilia contándole lo sucedido pero antes de que pueda hacerlo, me detengo en seco ante mi cama, observando como una hoja yace sobre ella.

Otro anónimo.

«Creí haber sido clara con lo que debías hacer, avanzaste y te acercaste pero no comprendo lo que pretendes con Sylvanna. Pensa muy bien lo que haces, porque un paso en falso te puede costar muy caro».

xxx

Fecha de publicación: 03/07/2018

Coseme | Terminada - EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora