Capítulo 14.

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Me paralizo ante lo leído y el desconcierto no tarda en alojarse en mí. ¿Esto es real o me lo estoy imaginando?

Queriendo acabar con mi duda, terminó por acercarme hasta mi cama y extiendo mi brazo para tomar la hoja, la cual compruebo que es real y no sólo una ilusión óptica al tenerla en mi mano.

La observo, le doy vuelta y la detalló. Es más que obvio que lo que dice va dirigido para mí, ¿Para quién si no? No sólo está en mi habitación sino que lo que dice suena a algo que diría mi madrina... esperen, mi madrina, ¿Acaso ella lo dejó acá? ¿Ella está acá? Niego de inmediato ante mis absurdas preguntas, es obvio que mi madrina no está acá, ella no sé arriesgaría a poner un pie dentro de la mansión por algo tan estúpido que podría arruinarlo todo. Sin embargo, eso no quita que el anónimo provenga de ella, ahora la pregunta es: ¿Quién dejó dicho anónimo aquí?

Camino de un lado a otro aún con la hoja en mi mano tratando de sacar mis conclusiones mientras que los nombres de las personas que viven bajo el mismo techo que yo comienzan a repetirse en mi mente: Alfredo, Luna, Mónica, Miguel, la empleada nueva; más ninguno de ellos podría asociarse con el anónimo y mi madrina, no cuando lo que ellos más desean es atrapar a Sharon. No obstante, cuando comienzo a exasperarme por no obtener respuestas, me detengo en seco al otro nombre aparecer en mi mente, pero no cualquier nombre, sino el de la persona con la que me enfrente hace unos minutos atrás: Rey.

¿Será posible que él haya sido el que dejo el anónimo acá? Quizás todo lo que me dijo es sólo para aparentar y sigue del lado de mi madrina, y si es así, eso significa que mi madrina ya tiene un plan en marcha y Rey lo sabe, lo cual también significa que ella ha de haber vuelto o está por volver.

Sonrió, porque si eso es así, las cosas pronto regresarán a la normalidad. Sin embargo, a pesar de la conclusión a la que he llegado, nadie me asegura que en verdad las cosas sean así, pues ni Rey, –si es que está involucrado, aunque no me cabe duda ya que sino fue él quien más lo haría–, resolverá mi duda sí voy y se lo preguntó directamente. En conclusión, no tengo nada más que el anónimo en mis manos, el cual más allá de su mensaje me índica lo que puede estar por pasar; es una señal de mi madrina, una que especifica que sea como sea y cuando menos lo esperé, ella volverá.

Dirijo mi mirada de nuevo a la hoja y releo el mensaje en ella, no obstante, no pasa ni siquiera un minuto cuando alguien toca la puerta de mi habitación y me pone en alerta: nadie puede ver el anónimo.

Recorro mi habitación con la mirada buscando un lugar donde ocultar dicho anónimo pero, al escuchar la voz de Alfredo pronunciar un «¿Puedo pasar?», no logró pensar bien pues temo que él me descubra y por lo mismo, terminó ocultando la hoja bajo la alfombra.

—Pasa —Digo y no tardo en observar a Alfredo entrar a mi habitación.

—Luna me dijo que recién llegabas, ¿Cómo te fue? —Quiero gritarle que deje de actuar ante mí y deje de fingir que le importo, no obstante, no es eso lo que hago, pues lo leído en el anónimo regresa a mi mente: «Actuaste por impulso y ahora te toca remediar tu error o atenerte a las consecuencias »; ¿Qué pretende mi madrina? Sé que se supone que debo estar del lado de Alfredo y los Valentes pero no puedo, simplemente no puedo actuar en contra de mis principios, de lo que soy, no puedo simplemente fingir que todo está bien cuando no es así. Ya por mucho tiempo estuve callada, más bien controlada y ahora, que me siento más o menos libres no pretendo volver a reprimir mi voz, yo también tengo mi opinión, tengo derecho a gritarla si me da la gana—. Ámbar... ¿Estás bien?

Regreso a la realidad donde Alfredo me observa como si realmente estuviera preocupado —Si, estoy bien y me fue excelente hoy.

—Me alegra escuchar eso porque te estaba esperando para charlar —Me muerdo el labio interior tratando de no soltar una maldición. Con todo lo del anónimo olvide que Alfredo intentaría hablar conmigo por lo sucedido ayer— Quiero saber, ¿Por qué odias tanto a Luna?

—¿Tenes tiempo? Porque puedo hacerte una larga lista —Suelto.

—Ámbar —Replica no precisamente feliz— Te estoy hablando en serio. Luna es tu prima, no podes tratarla mal cada vez que la tenes cerca.

—¿Mi prima? —Suelto una risa burlona— Mi prima la que me lo sacó todo lo que tenía en la vida sin importarle nada y ahora... ¿Vos pretendes que yo deje de decir lo que pienso porque la pobre de mi prima se siente mal? —Me carcajeó— Contame otro chiste que están muy buenos.

—Ámbar, por favor. Yo lo único que te estoy pidiendo es que te controles, tenes que pensar en el impacto que van a causar tus palabras en la otra persona antes de decirlas, sólo eso te pido.

—Que tierno que sos —Sonrió hacia él pero luego vuelvo a mi expresión seria— Pero podes regresarte por donde viniste porque no me interesa lo demás que tengas para decirme, no tengo tiempo para más pavadas como: «la familia es lo más importante» —Ruedo los ojos— Además, tengo muchas cosas por hacer y no pretendo seguir perdiendo mi tiempo —Me dirijo hacia la puerta y la abro, indicándole que se vaya.

Totalmente desanimado y sin ninguna otra opción, Alfredo camina hacia la puerta, la cual apenas cruza no tardo en cerrarla para recargarme en ella.

Primero mi madrina y luego Alfredo, ¿Qué le pasa a todo el mundo que quieren callarme?

Me cruzó de brazos, se equivocan si creen que lo haré. Mi madrina lo dijo en el anónimo, «Tú decides», y yo decido no callar, no volver a callarme mis opiniones, pensamientos y sentimientos, y eso no me convierte ni me convertirá en mediocre. Y sí, sigo del lado de mi madrina como se lo prometí pero está vez será diferente porque si bien las cosas cambiaron, yo también lo hice y ahora más que nunca soy indetenible.

xxx

—Te dije que ya estoy llegando —Bufo ante la insistencia de Emilia de que me apresure en llegar pues las audiciones para el equipo están cerca de iniciar— Es más, ya te voy a colgar. Bye —Antes de que Emilia replique cuelgo la llamada como le dije que haría, guardo mi celular y me aproximo a la entrada del Roller, digo Red Sharks, pues no mentí al decirle a Emilia venia llegando.

Sin embargo, me detengo pasos antes de entrar y volteo buscando a... ni idea a quién. Pero, desde hace rato, tengo esa sensación de que alguien me observa, como si me estuvieran siguiendo... ¿Será mi madrina?

Basta Ámbar.

Me regaño al regresar mi mirada al frente, desde ayer me ha sido inevitable no imaginarme un montón de situaciones en los que puede aparecer madrina y por ello, creó que aun ando un poco paranoica, de repente me parece verla pero sé que se trata de una ilusión óptica.

Dejo mis pensamientos de lado queriendo avanzar, no obstante, apenas logro avanzar un paso cuando de repente alguien coloca sus manos sobre mis ojos, tornando todo negro.

—Adivina quién soy —Murmuran en mi oído y al instante me estremezco.

Esa voz... esa voz yo la conozco.

No lo puedo creer.

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Fecha de publicación: 26/04/2018

Coseme | Terminada - EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora