Capítulo 34.

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No hay necesidad de verme en un espejo, sé que seguramente me he puesto tan pálida como un papel, ¿Y cómo no? Si luego de tanto tiempo, hoy vuelvo a escuchar su voz.

—¿Cómo estas, Ambar? Hace tiempo que no hablamos, desde que...

—Me dejaste —La interrumpo—. Desde que te fuiste y me dejaste no hemos hablado, de hecho, pensé que te habías olvidado de mí pero, lamentablemente, no fue así y decidiste jugar a los anónimos —Trato de escucharme firme—. Decime una cosa, Sharon, ¿Qué pensabas? ¿Qué me ibas a manipular toda la vida? ¿Qué siempre iba a ser tu títere? Pues no, cuando te marchaste, me perdiste.

—No seas ridícula, Ambar. Si yo me marche fue para que no me atraparan y volví para vengarme y recuperar lo que es nuestro, ¿Y qué paso? Vos me traicionaste, me dejaste sola cuando te necesite para concretar mi plan.

—Asi como vos me dejaste sola cuando más te necesitaba pero más allá de eso, lo hice porque ni los Valentes ni Alfredo se merecían lo que pretendías hacerles.

—¿No me digas que te lavaron el cerebro, Ambar? Pensé que eras más inteligente, te pedí que permanecieras con ellos y te ganaras su confianza no que vos confiaras en ellos y te creyeras parte de su "familia" o es que, ¿Mónica y Miguel ahora son como tus papas y Luna tu hermana? No me hagas reír.

—Búrlate todo lo que queras pero los Valentes son más de lo que alguna vez vos fuiste en mi vida, así que olvídate que existo, total para vos eso no es difícil; aprovecha que nadie sabe dónde estás y ándate lejos, déjanos vivir en paz.

—Cerra la boca y escucha atentamente, esto no acaba hasta que yo gane, la fortuna Benson volverá a mis manos y lo hará a través de vos y más te vale cooperar.

—Estás loca si crees que yo te pienso ayudar en algo.

—Vas a tener que hacerlo, queras o no; por ahora te dejo para que sigas conviviendo con tu familia temporal, pero volveremos a hablar y más importante, a vernos.

Antes de que pueda decir algo más, ella cuelga dejándome inmóvil.

¿Por qué? ¿Por qué Sharon no se puede marchar dejándonos en paz? ¿Por esta empeñada en lastimar a las personas que me han brindado su apoyo? ¿Por qué tiene que involucrarme en sus planes? Sea lo que sea que planee, me rehúso a ayudarla, me rehusó a volver a caer.

Descolocada por la reciente llamada, termino avanzando hasta mi habitación encerrándome en esta, sin importarme que Mónica y Alfredo estén esperando por mí en la cocina.

Me dejo caer sobre mi cama y casi de inmediato, mi celular vuelve a sonar pero esta vez ni siquiera me atrevo a comprobar de quien proviene la llamada, sencillamente, me acurruco más en mi cama deseando nunca haber contestado la anterior llamada y peor aún, deseando no verme envuelta en lo que sea que Sharon tengo en mente.

xxx

—¡Hola, hola! ¿Adivina quién vino a buscarte? —Entrando por la puerta de servicio, Emilia hace acto de presencia.

—Déjame pensar... ¿vos? —Suelto para luego reír ocasionando que ella también lo haga—. ¿Qué hay de nuevo? ¿Por qué no me avisaste que venias?

Coseme | Terminada - EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora