Mi mirada esta fija en el piso, las lágrimas aún continúan deslizándose por mis mejillas sin control alguno pero de mis labios no han salido palabras desde que llegamos a la clínica.
Todo esto es tan confuso para mí y ni siquiera nos han dado alguna información sobre Alfredo lo que me inquieta más.
Sentada en uno de los asientos de la sala de espera, se encuentra llorando Luna mientras es consolada por sus padres mientras que yo, desde que llegue, me encuentro de pie apoyada en una pared.
No sé qué hacer ni que pensar.
—Ámbar...
Aparto mi mirada del piso y la dirijo hacia mi lado en donde me encuentro con Simón y más atrás de él, con Emilia y Matteo.
—Simón... ¿Qué haces aquí? —Indagó confundida mientras limpio mis lágrimas y observo de reojo a Emilia, ya que fue a ella a quien le avise lo sucedido mientras nos dirigíamos a la clínica.
—Cuando le avisaste a Emilia, ella seguía en el Roller junto a Matteo y Matteo al enterarse de lo sucedió, no dudo en avisarme —Me dice y sin poder evitarlo, las lágrimas vuelven a hacer acto de presencia—. Bonita...
No lo dejo terminar, ya que de inmediato me lanzo a sus brazos aferrándome a él como si mi vida dependiera de ello mientras lloró como lo haría una niña asustada.
—Tengo miedo, mucho miedo... si a Alfredo le pasa algo, yo... yo...
—Shh... Alfredo va a estar bien, bonita, confiemos en que así será —Me dice mientras acaricia mi cabello.
El rato pasa y en ningún momento me aparto de Simón hasta que llega el médico que está atendiendo a Alfredo preguntando por sus familiares.
Los Valentes se acercan a él mientras yo dudo en acercarme pero al final lo hago junto a Simón.
—El señor Alfredo sufrió un pre-infarto, es decir, un desajuste en el correcto funcionamiento del músculo cardíaco —El aire comienza a faltarme—. Afortunadamente, la situación no fue tan peligrosa e hicieron lo correcto al traerlo de inmediato a la clínica ya que requería de la pronta atención médica pues lo sucedido es un serio aviso de que algo puede no estar funciona bien en su cuerpo. Sin embargo, realizamos todos los estudios necesarios para determinar lo que provocó la angina de pecho y aparentemente, el Señor no presenta alguna enfermedad cardiovascular y teniendo en cuenta lo que me contaron que sucedió con anterioridad llegue a la conclusión de que la angina se hizo presente por el fuerte momento que vivió el señor Alfredo como lo fue la discusión entre sus nietas.
»Normalmente ante los problemas, el estrés es más constante debido a que lo único que pensamos es en cómo resolver sea cual sea la situación por la que estemos pasando y cuando se está bajo mucho estrés, y se produce exceso de adrenalina, esta puede estimular el corazón y causar arritmias y palpitaciones.
El médico continúa hablando pero yo ya no era capaz de escuchar ni una sola palabra más. Lo que acababa de escuchar me ha dejado impactada tanto que apenas logro respirar con dificultad.
No puede ser verdad, Alfredo no puede haber sufrido un pre-infarto, no por mi culpa, me niego a creerlo.
Sin embargo, al observar como Luna continúa llorando mientras es abrazada por Miguel mientras que Mónica a su lado trata de mostrarse fuerte, aunque es muy evidente que esta por romper en llanto, me obliga a creerlo, a aceptarlo.
—Todo esto es tu culpa —Suelta Luna tras el médico marcharse diciéndonos que en cuanto Alfredo despierte nos avisará para que podamos verlos—. Es tu culpa por no callarte y dejar de meterte en mi vida.
No digo nada, ¿Qué puedo responder a eso? Si diga lo que diga, ella va a seguir creyéndolo.
—Luna, mi amor, no es momento para esto —Le habla Miguel.
—Tienes razón, papá, no es el momento porque no se debe hablar de algo que es obvio —Las lágrimas amenazan con salir de nuevo pero las reprimo—. Pero, una cosa si te voy a decir, Ámbar, vete ahora mismo antes de que yo misma te saque de aquí, no voy a permitir que le sigas haciendo daño a mi abuelo.
No, ella no puede hacerme esto, no puede pedirme eso... Inmediatamente, mi mirada se dirige a los Valentes; Miguel se encuentra serio mientras que Mónica ni siquiera me da la mirada, seguro debe creer que, en efecto, todo es mi culpa, decepcione a una de las personas que comenzaba a confiar en mí, a brindarme su a apoyo y que me hacía sentir menos sola... no dejo de hacer todo mal.
Un par de lágrimas se me escapan pero no tardo en limpiarlas mientras asiento como respuesta a lo que dijo Luna.
Tratando de mostrarme fuerte, me doy la media vuelta para marcharme.
—Ámbar... ¿A dónde vas? —Es Emilia quien pregunta provocando que voltee de nuevo notando que Mónica finalmente me ha enfocado y la verdad hubiera preferido que no lo hiciera, su enfoque ha provocado que mi corazón se agriete más de lo que ya está al ver como en sus ojos se refleja la duda interna que tiene respecto a si en verdad es o no mi culpa.
—No lo sé pero lo prefiero así, si ni yo misma sé a dónde voy quizás ya luego no pueda volver... —Las lágrimas regresan y mi voz se quiebra.
Destrozada, vuelvo a girarme y corro hacia la salida. Al apenas cruzar la puerta de salida, me detengo al ver como llueve, ni siquiera sabía que lo hacía pero no me importa, ya nada me importa, corro como si del fin del mundo se tratará y lo único que pudiera hacer para salvarme fuera el correr, sin embargo, es lo contrario, no corro para salvarme sino para huir, para huir de todo lo que he causado y de mí misma.
No obstante, sé que correr no arreglará nada por lo que luego de varias cuadras, me detengo y sencillamente, me dejo caer.
Bajo la oscura noche, con la lluvia cayendo mezclándose con mis lágrimas, lloro como nunca antes lo había hecho en mi vida.
Yo no quería que nada de esto pasara, el objetivo de mi plan era hundir a Luna pero que Alfredo resultará dañado con mi plan fue como un balde de agua helada que me hizo reaccionar.
No sólo estaba dañando a Luna sino que me estaba dañando a mí misma, tal como Luna se iba hundiendo yo lo hacía con ella.
Pero, ¿Qué importo yo, cuando estoy lastimando a las personas que quiero? Alfredo, quizás en la actualidad siempre estuvo de lado de Luna pero aun así siempre me mostró su afecto, él me quería y yo siempre lo trataba mal, nunca merecí tanto de su parte; Mónica, comenzaba a quererme, a confiar en mí y buscaba hacerme entender que no estaba a sola, me dijo que ella estaría para mí y fue así, me ayudo con lo de Sylvanna y me acompaño a verla, nunca antes sentí que podía confiar tanto en alguien como lo hacía con ella porque sí, con sus sencillas acciones se fue ganando mi confianza y aprecio pero destroce sus esperanzas hacia mí, lo supe cuando me miro hace minutos atrás y eso me dolió lo suficiente como para quebrarme; y Simón, ese chico al cual me empeñe a acercarme según porque era parte de mi plan, cuando yo mejor que nadie sé que mi acercamiento no tuvo nada que ver con ese plan, siempre me acerque por mí, porque así lo quise, porque lo necesitaba cerca a pesar de todo el daño que le había causado, porque lo veo como la persona que me puede salvar, que me puede amar como soy... pero no, seguro a él también lo decepcioné porque no menciono ni una sola palabra tras el médico marcharse.
En conclusión, yo misma me encargue de dañar lo único bueno que parecía tener en mi vida y ahora, una vez más, estoy sola, completamente sola.
No hay vuelta atrás, estoy en un pozo sin salida y no quiero ni tengo fuerzas, para salir de el.
Quizás... este sea mi final o quizás no.
—Ambar...
xxx
Fecha de publicación: 06/07/2018
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Coseme | Terminada - Editando
FanfictionSu vida era "perfecta", ella tenía todo lo que cualquiera quisiera tener, pero sin previo aviso y como un huracán, llegó ella, esa chiquita que con su inocencia, se metió en su vida: en su casa, en su colegio, en su pista y se lo arrebato todo: su p...