Capítulo 41.

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—Ambar... —Escucho la voz de Sylvanna llamarme, por lo que no tardo en alzar la mirada encontrándome con la de ella y la de Alfredo, y sin poder evitarlo, mi vista se vuelve a nublar por las lágrimas que no tardan en desprenderse nuevamente para trazar un recorrido por mis mejillas.

Hasta el momento, había tratado de reprimirlas para poder tranquilizarme y pensar con claridad cuando fuera mi turno de declarar lo sucedido ante la policía, lo cual he hecho hace minutos atrás, por lo cual ahora Luna se encuentra declarando y tras salir ella, será el turno de Rey, quien fue detenido por la policía tras yo acusarlo de asesinato luego de salir de la mansión.

La mansión... no creo poder volver a pisarla, al menos no por los momentos considerando lo que sucedió allí. Sencillamente, no puedo creer que ella ya no este, que no la volveré a ver y lo peor, es que sé que, en parte, su muerte fue mi culpa, mi culpa por creer en Rey, por creer que en verdad él tenía intención de ayudar pero no, él lo único que quería era acabar con ella y yo debía saberlo, debía deducirlo considerando la conversación que tuvimos cuando volvimos a vernos luego de que traicionara a mi madrina pero fui ingenua y creí que seguía del lado de mi madrina a pesar de todo y ni siquiera cuando arruino su primer plan sospeche lo que se traía entre manos, en verdad creí que quería hacer las cosas bien y cambiar... que equivocada estaba.

Pero ahora, ya de nada sirve pensar en eso, ya el daño está hecho y es irremediable, tan solo hubiera deseado no tomar el arma iniciando un forcejeo, forcejeo que provoco que el arma se disparara e impactara en su abdomen; como quisiera haber estado en su lugar pero desearlo no cambiara lo sucedido.

—Mi niña, como lo siento —Levantándome de mi asiento, me acerco a Sylvanna y la abrazo, llorando cual niña pequeña sin consuelo porque siento que nada ni nadie podrá cambiar el enorme vacío que siento en mi interior, esta desolación que perder a un ser querido me golpea en este momento.

Mientras que yo hablo con Sylvanna, Mónica y Miguel lo hacen con Alfredo tratando de no alterarlo demasiado pero creo que eso es imposible, imposible que no le afecte saber que, debido a otro incendio, perdió a la única hija que le quedaba, no obstante, verlo llorar no ayuda a que yo deje de hacerlo, por lo que Sylvanna me propone salir a caminar con el fin de calmarme y por lo mismo, no tardamos en marcharnos de la estación de policía, no sin antes abrazar a Alfredo dejándolo en compañía de Mónica, Miguel, Simón, Matteo y Luna, quien antes de irme sale de la sala de interrogatorios.

—Sé que todo esto es muy doloroso para vos, Ambar, pero tenes que ser fuerte —Me dice Sylvanna rompiendo el silencio que se había formado tras salir de la estación de policía.

—Lo sé pero siento que no podre seguir, que se me hará difícil avanzar, ¿Cómo puedo seguir con mi vida cuando sé que la persona que me cuido, me educo y me dio todo lo que pudo, ya no está? —Suelto entre sollozos.

—Que Sharon ya no este físicamente no significa que no va a estar acompañándote en cada paso que des, desde donde quiera que este —Regalándome una sonrisa, Sylvanna detiene su caminar, por lo que imito su acción y ella no tardo en estirar su mano para deshacerse de las lágrimas que, por enésima vez, se deslizan por mis mejillas—. Ella va a hacer como tu angelito de la guarda, va a cuidarte y seguramente, va a estar muy orgullosa por todo lo que logras, por ejemplo, con el patinaje.

—Lo dudo mucho, a mi madrina le gustaba que yo fuera la mejor, que siempre saliera primera en las competencias y por mi fallo en la coreografía, dudo que ganemos —Suelto un suspiro—. Seguramente, Gary se molestara con todos cuando fue mi culpa por estar con la cabeza en cualquier lado; lo mejor es que hable con él y le comunique que dejare de ser parte de los Red Sharks.

Coseme | Terminada - EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora