Capítulo VI.

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   Rápidamente me alisté con una camisa blanca muy simple, pantalón negro, unos botines de gamuza del mismo color y un suéter negro con cremallera. Bajé las escaleras y comencé a merodear por el living, sala y comedor, para ver si era que había bajado, pero no: definitivamente se había ido.

   —¡John, dime que es falso!

   Me di la vuelta y ahí estaba Stuart. Al parecer se había cambiado de ropa, puesto que llevaba un suéter negro de cuello alto y sobre el mismo, un saco del mismo color, pantalón de mezclilla y unos zapatos brillantes color negro.

   —¡No, no es falso, idiota; no está en toda la casa!

   —¿Seguro que revisaste bien? Digo, eres muy ciego y con esos ojos tan pequeñitos que tienes...

   —Mejor cállate, ¿sí? Estoy estresado y necesito encontrarlo.

   Caminé hasta la mesita que estaba en el centro del sofá, pasé mi mano por debajo y logré abrir una diminuta tapa de madera y de ahí saqué un arma. Stuart, al ver que lo la guarde en la parte de atrás del pantalón, entró en pánico.

   —¿¡Estás demente, Lennon!?

   —No. Cállate.

   Con suma rapidez, salimos de la casa y nos dirigimos hacia el vehículo de Stuart; no quería conducir el mío, por esa razón elegí que él tomara el control del volante.

   Estaba extremadamente angustiado, pero aún así trataba de mantener la calma y pensar que todo iba a salir bien. Pero no sabía en dónde estaba, no tenía la más mínima idea de dónde podía haber ido y eso, de alguna u otra forma, me hacía perder la razón.

   —¿Tienes idea de dónde pudo ir? —le pregunté.

   Stuart me miró y de inmediato colocó la vista en el camino.

   —No sé. ¿¡Tú no sabes!? ¿¡Entonces qué haremos!? ¿¡Sabes qué!? ¡Lo mejor será que lo dejemos así y ya!

   —¡No! —atiné—. ¿¡Estás loco!? ¡Nos costó muchísimo secuestrarlo y no lo voy a dejar libre!

   —Eso sonó tan psicópata.

   —Y lo tuyo tan esquizofrénico.

   —¡Estoy nervioso! —bramó.

   —¡Stuart, mira al frente! —espeté, señalando el lugar dicho—. ¡Vas a arrollar a la mujer, joder! ¿¡Qué mierda te pasa!? ¡Concéntrate en las luces!

   —¿¡Y qué quieres que te diga!? '¡Oh, sí, daddy, castígame por ser un mal conductor!' ¡Estoy nervioso, John, nervioso!

   —A ver, tenemos varias cosas a nuestro favor: tenemos auto, él no conoce ésta zona porque llegó dopado...

   —También camina lento porque le rompiste el culo.

   —Exac... ¡Stuart, por favor, ten seriedad! ¡Esto es serio, piensa con la cabeza!

   —¿Cuál de las dos? —preguntó pícaro.

   —¡Con la de arriba, porque de seguro abajo no tienes nada y por eso Astrid se va a ir con otro!

   —¡Me ofendes!

   Logramos salir de la propiedad y comenzar la calle. Le indiqué a Stuart que bajara la velocidad del auto, para así poder ver con más detenimiento. Observé cada esquina, había diversos tipos de locales, negocios y demás, también muchas personas caminando de un lado a otro, pero ninguno era él. Por suerte, la calle no era una de las que se tenía que ir con prisa, así que íbamos a una velocidad normal y la gente no lo notaba extraño.

Naughty Daddy ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora