Capítulo XXXVI.

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   Él chapoteó el agua, logró levantarse y colocarse sobre mí. Me miró con sorpresa, sumado a una pequeña sonrisa que se comenzaba a dibujar en sus labios.

   —¿Escuché bien?

   —Eh, s-sí —carraspeé, tomándolo de la cintura y haciendo que baja un poco: el tenerlo sobre mí estaba comenzando a traumarme—. Sí... te dije eso...

   —Pero... ¿en qué sentido? —indagó—. Quiere que me quede con usted, pero... ¿de qué forma? ¿Siguiendo éste 'juego' o... como algo... más?

   —Como tú quieras.

   —¿Y cómo quiere usted?

   —¿Cómo quieres tú?

   —Respóndame primero —exigió, sacándome una sonrisa—. Anda... a mí me importa su opinión.

   —¿Te he dicho que me gustan tus ojos?

   —No. Jamás lo había hecho... ¡no cambie el tema!

   —¿Te he dicho que quiero que seas mi novio y que vivas conmigo el resto de tu vida?

   Paul se quedó perplejo, pestañeó un par de veces para caer en la realidad y sonrió con ternura. Eso era lo que quería. Eso era lo que él quería. Eso era lo que queríamos.

   —Pero cuando acabe el contrato, claro.

   —Ahg —refunfuñó, volviendo a la postura anterior—. ¿Seguro?

   —Sí, Paul —le dije—. En éstos pocos días que faltan nos iremos conociendo y así... Además —añadí—, quiero terminar con esto.

   —¿Por qué?

   —Porque me gusta y sé que cuando seamos... n-novios no vamos a poder hacerlo...

   —¿Y qué hará con el cuarto?

   —Botaré todo eso —respondí—, y... no sé... ¿qué quieres que ponga ahí?

   —Una habitación para gatos. Quiero comprarle a Tim una gata y que tengan gatitos. ¡Y quiero una perra!

   —¿¡Una perra!? ¿¡Para qué quieres una perra!? ¿¡Un trío, acaso!?

   —Animal.

   —Ah, ya... ¡no; ni perros, ni perras!

   —¿Y los gatitos? Yo quiero que Tim tenga hijos...

   —Pero Tim es macho, Paul.

   —Pero digo que quiero una gata. ¡Será una familia de gatitos!

   —Uhm... suena bien: tú, yo... y más pulgosos como Tim.

   —¿Entonces... usted y yo... en catorce días?

   —¿Follar? Pero, Paul, lo hacemos casi todos los días...

   —Quiero decir... ¿en catorce días ya podré tutearlo?

   —Sí porque ya el contrato habrá terminado y podremos ser... lo que queramos.

   Paul se sonrió, besó mi mejilla y entrelazó sus brazos en mi cuello, pero antes de eso, yo pasé una mano por su cintura, logrado palpar su lindo, redondito y firme trasero.

   El resto del día transcurrió normal; y 'normal' para mí consistía en no hacer otra cosa que no fuera el rol de vago: ver tv, comer, jugar algún vídeo-juego tonto y perder al propósito para ver la cara de felicidad de Paul.

   No tenía que trabajar, puesto que ya había adelantado bastante el día anterior. Además, no había otra cosa que finiquitar o algo que comprar, puesto que me encargué de obtener suficiente mercancía para un mes. Fue una inversión de dinero bastante grande, pero me reconfortaba el hecho de ver mi cuenta bancaria llenarse todos los días, cuando los diferentes encargados de los bares, me depositaban la parte que me correspondía, que era el sesenta por ciento. El otro cuarenta era para paga a los trabajadores, acomodar cualquier cosa o algún repuesto de vasos o copas rotas.

Naughty Daddy ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora