Naughty Daddy ➳ McLennon

Capítulo XXXII.

   Pasé saliva por mi garganta y giré mi cuerpo para ver a Paul: yacía acostado en la cama, con las sábanas sobre su cuerpo, y los ojos cerrados. Él no podía enterarse de eso. No.

   —¿Y... es más lindo que yo?

   —¡John! —el grito de Stu casi me ensordeció—. ¿¡En serio piensas en eso!?

   —Sí...

   —¡Ahg! —tosió—. Te explico: resulta que el tipo supuestamente fingió su muerte para que lo dejaran de buscar los tipos para los que él trabajó. ¡John, está buscando a Paul cómo un loco!

   —Ajá, ¿y?

   —¿¡Cómo qué 'y'!? —tomó una bocanada de aire y la expulsó con suavidad. Tal vez necesitaba calmarse—. Cuando Paul lo vea y se entere que está vivo, lo va querer otra vez.

   Tuve que salirme de la habitación para poder hablarle. No quería que Paul escuchara lo que necesitaba decirle, además, aún no sabía cómo decirle que él estaba vivo y si se lo diría. Porque, en cierta forma, Stuart tenía una pizca de razón.

   —Mira, estúpido —le dije, al estar en las escaleras—: Paul no lo va a querer otra vez porque él me quiere a mí; aparte se desilusionó porque él sabe que el imbécil de Jamie sólo lo buscó porque le recuerda a su difundo y patético ex novio... ¿o William también resucitó?

   —No, él sí está muerto —contestó—. Pero Paul es una persona muy fácil de persuadir. A ver, si terminó gustándole lo que le haces... muy bien puede aceptar las disculpas de Jamie y creerle cuando él le diga que está enamorado y que se arrepiente de todo corazón.

   —¡Pero eso no va a pasar!

   —Quién sabe —murmuró—. ¿Cuándo le dirás?

   —Nunca. No tiene que saberlo.

   —¿Le vas a ocultar una cosa así?

   —Es por su bienestar —le dije—. De seguro ese tonto quiere lastimarlo otra vez.

   —Ajá, pero considero que es mejor que le digas y que él tome su propia decisión. No es un bebé, John.

   —Es mi bebé.

   —¡John!

   Resoplé.

   —No sé, Stu —acoté—. No quiero que se vaya con él.

   —¡Eso debiste pensarlo antes! —aseveró—. ¿Ves? Si hubieses roto el contrato y dejado eso atrás, Paul en estos momentos sería tu novio, y así sería más difícil dejarse doblegar por Jamie. ¡Pero como él cree que tú no lo quieres, ser va a largar con ese tonto!

   —Yo... le dije que estaba enamorado de él hace como una hora. Pero... ¡no, Stuart, el contrato! Faltan quince días y no pienso romperlo.

   —¿¡Entonces qué harás!? ¡Necesito oxígeno, olvidé cómo se respira!

   —Le voy a decir sobre Jamie —aseguré—, pero él tendrá que tomar una decisión en quince días: si él, o yo. Así de simple.

   —¿Y si lo escoge a él?

   —Pues ve comprando una cuerda, porque de seguro me suicido.

   —John.

   —Stuart —hice una pausa y tomé aire: necesitaba oxigenar mi cerebro, de lo contrario acabaría peor que temblorcito—, bastante lo he obligado hacer cosas que no quiere... y no pienso obligarlo a quedarse conmigo.

   —¿Tú? ¿Con sentimientos? ¿Eres John? Aló, ¿alienígena? ¡Hay vida en Marte! ¡Estamos siendo invadidos!

   —¡Stuart, esto es serio!