Capítulo XLIV.

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   Aparqué el auto en el estacionamiento del centro comercial. Íbamos a comprar el traje, así que me había preparado mentalmente desde casa. Paul de seguro sería muy quisquilloso.

   —¿A cuál vamos primero? —me preguntó.

   —No sé, no te tengo las tiendas en mi mente —reí—. Supongo que por la que veamos primero, ¿no?

   Paul asintió, en medio de una sonrisa algo entusiasmada. Nos bajamos del coche, transitamos el corto trayecto hasta la salida y luego fuimos hasta la entrada principal. En todo el corto trayecto, él no paró de repetirme lo emocionado, asustado y nervioso que estaba. Parecía Stu.

   Solté un suspiro cuando estuvimos dentro de las instalaciones. Había alrededor de diez pisos, todos con pasillos muy extensos y enredados, además de las distintas tiendas de ropa y de otras cosas. De seguro nos íbamos a perder. Gracias al cielo tenía zapatos deportivos.

   —Vamos a esa —señaló una que estaba en el tercer piso, pero que se podía visualizar desde el primero—. Dice que es exclusiva para hombres.

   —Bien, tú puedes ir a esa —señalé una de mujer, recibiendo un ligero golpe por parte de Paul—. ¡No te molestes, cariño!

   —Vamos, se hará tarde. ¿Recuerdas que te dije que quería...

   —... coger?

   —¡No, John! —se cruzó de brazos—. Tú siempre pensando en eso.

   Me reí.

   —Dime.

   —Lo de mis papás —murmuró.

   —Ah, ¿quieres que vayamos a verlos después de aquí?

   Él asintió, bajó la mirada, suspiró y luego volvió a ver mis ojos.

   —¿Crees que sea una mala idea?

   —No —sacudí mi cabeza en negación y le sonreí, para que se sintiera apoyado—. No es malo que busques a tus papás.

   —Es que ellos... —Paul chasqueó su lengua, al tiempo que nos subíamos a las escaleras automáticas—. Bueno, ya sabes cómo son ellos conmigo y... aún creen que yo fui el culpable de la muerte de mi hermano. Además, a ellos no les gustó cuando se enteraron de que... que...

   —... a ti te gustaba Jamie —terminé de decir. Aún su nombre me repudiaba—. ¿Aún no lo superas?

   —John, por favor —rodó los ojos y resopló—. Claro que sí lo superé. Joder, me disparó tres veces, con eso es suficiente para dejar de querer a alguien de un día a otro.

   —Ajá, pero sigo celoso.

   —John, no seas tonto —dijo, en tono fastidiado—. Ya él fue más que pasado, por amor al cielo, está muerto.

   —¿Y si no lo está?

   —¿Vas a seguir con eso? —se cruzó de brazos y me miró sin expresión alguna—. Ya no quiero hablar más de él, sabes que me molesta.

   —Está bien —refunfuñé. Después besé su frente y le sonreí—. ¿Entonces sí iremos a casa de tus papás?

   —Sí, quiero ir —nos bajamos de la escalera y subimos la siguiente—. Pero me da miedo, John. ¿Y si me rechazan otra vez?

   —No creo que lo hagan, tienen como cinco meses sin verte... además, si llegara a pasar, tú hiciste tu parte y eso debería hacerte sentir bien.

   —Lo único que quisiera es que ellos entendieran que no fue mi culpa lo de Mike; y que acepten unas de mis decisiones.

   —¿Sabes qué pienso? Qué a tus papás no le molestó tanto el hecho de que te gustara un hombre, sino que quizás ellos sabían la clase de persona que era Jamie y no les gustó él.

Naughty Daddy ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora