Salí de la ducha con la toalla envuelta en mi cintura, para ir hasta el armario a buscar el traje. Paul se había ido a la vieja recámara que ocupara para poder acomodarse, porque insistió en que debía arreglarse sin que yo lo viera.
—Respira, todo va a salir bien. Todo está perfecto.
No sabía si eran los nervios o qué, pero sentía que algo lo iba a impedir en el último momento, así como en las películas.
El traje contenía una camisa blanca, corbata del mismo color —Paul decidió ese color en vez del antes estipulado, porque creía que se vería mejor—, y el saco era beige, pero de una tela ligeramente brillante; el pantalón era igual, pero de tela normal, así que daba un aspecto bastante bonito. Mis zapatos eran negros, así como mi cinturón.
Paul y yo decidimos peinarnos diferentes ese día. Por ello apliqué gel para el cabello e hice un ligero copete, uno muy pequeño porque me gustaba mantenerlo al natural.
Apliqué una cantidad considerada de perfume y acomodé mi corbata estando frente al espejo. Solté un suspiro para tratar de calmar mis nervios.
—Te casas, follas, y listo. Te casas, follas, y listo. Te casas, follas, y listo.
Miré el reloj de mi recámara, dándome cuenta que eran las nueve. Faltaba una hora. Sólo una hora.
Apresuré mis piernas para salir de la habitación, no sin antes echar un vistazo por el corredor: no quería toparme con Paul. De ser así, armaría un escándalo, porque él insistía en que eso sería de mala suerte, aunque yo le repitiera que solo eran tonterías.
Bajé las escaleras, percatándome de las habladurías de las personas que ya habían llegado. Pise el living, sintiendo unos nervios enormes. Necesitaba beber una cerveza.
Pronto sentí una mano sobre mi hombro, lo que me hizo dar un brinco y darme la vuelta. Era Elvis. Llevaba una muy bonita camisa azul de vestir, sumado a pantalón y zapatos negros. Al percatarse de mi susto, se rió a carcajadas.
—¿Lo ves? Estar con Stuart te pone nervioso.
—Ah, mierda —coloqué la mano en mi pecho y traté de calmar mi respiración agitada—. Estoy nervioso... ¡muy, muy nervioso!
—¡Ya me di cuenta! Oye, allá están todos. Falta una hora.
—Ay, no —murmuré—. ¿Mencioné que me da vergüenza pasar por medio de tanta gente?
—¡Pero si somos amigos de siempre, tonto! —se cruzó de brazos—. Eso es normal, así me pasó a mí con Priscila.
—Ajá, no me interesa —pasé la mano por mi rostro, sintiéndolas muy frías—. ¡Tengo miedo!
—¿¡Miedo de qué!?
—Nervios, será...
—A ver, respira. Acabo de ver a Paul, está sentado con Stuart.
—¿¡Ya está listo!? ¿Y está lindo?
—¿Cómo hago para responder esa pregunta sin perder mi masculinidad?
—¡Sólo dime!
—Está bonito. También está nervioso —dijo—. Ahg, tranquilo, John, todo va a salir de maravilla.
—Eso espero.
—Falta una hora, y una hora pasa rápido.
—Dile a Stuart que venga, dile que necesito hablar con él... ¡ve!
Elvis soltó una risa, me dio unas palmaditas en el hombro y se escabulló hasta la salida trasera. Por otro lado, yo fui hasta la cocina, abrí el refrigerador y saqué una lata de cerveza, la cual destapé y di un sorbo, mientras me encaminaba a paso lento hacia el living.
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Naughty Daddy ➳ McLennon
Hayran Kurgu―¿Lo estás disfrutando, bebé? ―Sí, ah... ¡hágalo más rápido, d-daddy! Se prohíbe su copia y/o adaptación. Todos los derechos reservados. Fecha de inicio: 27.02.2018 Fecha de culminación: 25.06.2018