Capítulo XLI.

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   Dejé caer mi cuerpo casi desnudo en la cama. La noche había llegado y yo estaba algo cansado, puesto que habíamos tenido que ir a visitar algunos bares para saber qué tan bien estaban. A mí no me gustaba descuidarlos de un todo, siempre que podía iba a ver cómo estaban las cosas por esos lados.

   Lo que me mantuvo sonriente todo el día, fue el entusiasmo de Paul por la boda. Planeó todo en dos horas.

   —Quiero que sea aquí mismo —comentó, saliendo de la ducha. Estaba en ropa interior—. Es decir, algo muy... muy íntimo. ¿Te gusta la idea?

   Pasé la mano por mi cabello y lo sacudí, haciendo que salpicara algo de agua. Luego me sonreí al ver su semblante insistente.

   —A mí me gustas tú, ya te lo dije.

   —¡Pero, John! —espetó, sentándose a mi lado. Rodeé mis brazos en su cintura y besé su cuello—. ¡No, déjame! Quiero que me respondas.

   —¿No es mejor contratar a alguien que sepa de esas cosas?

   —Quiero organizarlo yo mismo... ¡los dos!

   —Pero tú no sabes de esas cosas —murmuré, apegando mi pecho desnudo a su espalda y revolviendo mi rostro en su cuello, causándole cosquillas—. Yo quiero que sea estupenda.

   —También yo —y se rió, debido a las caricias en su cuello—. ¡Deja, John! ¡Escúchame!

   —Te estoy escuchando...

   Se dio la vuelta —aún sobre el colchón— y se sentó a mi lado. Yo estaba acostado, así que no dudé ni un segundo en rodear su cintura con mis brazos y repartir besos por los suyos.

   —Ajá, entonces como te decía —prosiguió—: yo preferiría que fuese aquí mismo en el jardín de la casa, porque quiero que sea más reservado. Ya sabes que me gusta lo privado. Asistirá el juez, la secretaria... unos cuantos de mis amigos y los tuyos.

   —¿Tú tienes amigos?

   —¡John!

   Me reí.

   —Lo siento, cariño —le dije—. Sigue...

   —¿Qué flores son tus favoritas? Yo quiero que sean tulipanes y... ¿¡Por qué no nos casamos en la playa!? No, mejor aquí porque no me gusta el sol. Ajá, como te decía; ¿cuál flor?

   —¿Me ves cara de saber de flores?

   —Te veo cara que te estás aburriendo.

   —No, claro que no —reí—. Es que no sé nada de flores.

   —A mí me gustan los tulipanes, así que es bueno dos centros de me...

   —Paul, son las once de la noche... ¿no podemos hablar de eso mañana? Ni que nos fuéramos a casar en dos días.

   —¡Pero quiero hablar de eso ahora!

   —A ver, tampoco es que será una boda como tal. Será aquí, uhm... con algunos amigos y el juez. Es todo. ¿Para qué tanto arreglo?

   —¡John, no soporto lo simple que eres! —espetó—. ¿¡Cómo que para qué tanto arreglo!? Se supone que es un momento lindo, especial... y debe estar bien decorado. Sencillo, pero bonito, ¿no?

   —Acabo de pedirte matrimonio hace diez horas y ya estás organizando un matrimonio.

   —¡Pues sí! —se cruzó de brazos y descargó el peso de su espalda en la cabecera de la cama—. A ver, ¿qué colores serían?

Naughty Daddy ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora