Los platos acomodados sobre los mesones, los pequeños panes untados con alguna cosa agradable de comer, pasteles, copas llenas de vino, agua y jugo, quesos, en verdad Murdoc se había esforzado en hacer parecer la modesta entrada del nuevo cine del pueblo en una replica de un cóctel hollywoodense. El alcalde también había hecho lo suyo, preciosas telas y luces colgando del techo. Los ojos del joven sacerdote se iluminaron, observando algo que solo había escuchado en descripciones de otros o leído en algún periódico.
Un leve toque en su hombro llamó su atención, volteándose, Noodle sonriendo ante lo tierno que se veía el hombre, casi como un niño.
- Se ve bien. – Felicitó Stuart, ella sonrojándose suavemente.
- Gracias. – Musitó, mirando sus ojos negros.
- ¿Para que trae su manto? – Se extrañó al ver la tela tejida de color oscuro.
- Las tardes aún refrescan, Stuart. – Explicó, el sacerdote asintiendo no muy convencido, sin embargo, hizo caso omiso a su duda, acercándose a ella para acariciarle una mano con disimulo, mirando a su alrededor, las personas más interesadas en la comida y la bebida que en Stuart y Noodle.
- La eché de menos. – Noodle sonrió, entrelazando su dedo índice con el de él, mordiéndose el labio inferior, apreciando la camisa blanca y el pantalón gris que el hombre llevaba puesto. – No haga eso. – Pidió, un dejo de pasión en su voz. – No sabe lo que provoca en mí... - la voz del alcalde llamándolo lo interrumpió, obligándolo a separarse de la mujer.
Se acercó a su amigo, él sonriendo, jalándolo de un brazo para colocarlo al frente.
- Bueno, este es un día importante para Wolfshire...
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Stuart miró la sala llena hasta el tope, enfadado con Russel por obligarlo a recibir a la gente después de cantar, dejándolo sin un lugar donde sentarse a disfrutar de la película. Masculló una pequeña maldición, observando los asientos al frente hasta que un jalón en su camisa llamó su atención, Noodle mirando la pantalla, una butaca libre a su lado, el cual el sacerdote tomó sin rechistar.
Antes de que las luces de la sala se apagaran, notó que el manto de Noodle cubría el apoyabrazos al lado de él, cosa que despertó levemente su interés, pero este desapareció apenas el dibujo animado de un águila en blanco y negro anunció los créditos iniciales, el título de la película apareciendo sobre figuras de aspecto puntiagudo, dándole una imagen terrorífica desde el inicio, cosa lograda también con la música agregada.
La maestra aprovechó su distracción para tapar la mano apoyada en el reposabrazos con su manto, su propia mano escondida acariciando levemente la de Stuart para luego entrelazar sus dedos, sonriendo como una niña pequeña, un leve apretón provocando que lo mirara, los labios masculinos curvados en una mueca alegre, los ojos pegados en la pantalla de plata. Noodle suspiró, sintiendo el calor del hombre, apretujando los largos dedos en algunas escenas verdaderamente terroríficas.
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- ¿Quién hubiese dicho que todo era parte de la imaginación de Francis? – Stuart aún parecía fascinado con el giro de la película, la desierta calle que llevaba a la casa de la maestra como una excusa perfecta para volver a tomar su mano.
- Es demasiado genial. – Contestó ella. – Aunque creo que el pobre enloqueció de amor por Jane.
- ¿Usted cree? – Noodle asintió.
- Así es. – Llegaron a la puerta de ella, indicando el final del camino, él negándose a soltarla. – Gracias por acompañarme, de verdad tenía mucho miedo de volver sola a casa.
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Priest
Fiksi Penggemar¿Puede el amor ser más grande que la fe? ¿Puede obligar a un hombre a romper sus votos? Stuart regresa a su pueblo natal después de 10 años convertido en un joven sacerdote, dispuesto a ayudar en la congregación que lo formó. Sin embargo un par de r...