Capítulo 35

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Stuart cerró los ojos, acomodando su espalda contra el muro rocoso, respirando lentamente, tratando de buscar la paz que su semana en el pueblo le había quitado. Prefería estar solo, pues el padre Collins le insistía con que arreglara su situación con Noodle, pero él no le veía arreglo a ese desastre pues ella se casaría con un hombre que no era él y Stuart estaba seguro de no tener el suficiente valor para verla en los brazos de otro.

Un ruido lo obligó a levantarse, una figura pequeña recortando la luz que se filtraba por la entrada, el hombre tensando los músculos al reconocer los ojos verdes de Noodle mirarlo con sorpresa.

- Noo... Señorita Noodle. – Se corrigió rápidamente, desviando la vista, ella bufando bajo, molesta por su lejanía.

- Señor Pot. – Contestó con la misma formalidad.

- Supongo que preferirá que me vaya. – Noodle se lamió los labios, los ojos oscuros detallando ese gesto. – Tal vez mi presencia le desagrade.

- No se preocupe, puedo dejarlo a usted, total, ya estaba en la cueva antes de que yo llegara. – Stuart se molestó, apretando los puños, caminando con paso pesado hasta el lugar donde estaba ella.

- Si me hace el favor de moverse, tengo que ir a buscar un trabajo, ya sabe, como renuncie a mi sacerdocio ya no viviré de limosnas y debo encontrar algo para ganar dinero.

- Lo que usted diga. – Se movió un poco, él pasando a su lado, sin embargo, no pudo avanzar, las pequeñas manos de Noodle aferrándosele a un brazo.

- ¿Puede soltarme? – Ella negó, afianzando su agarre, detestando la distancia impalpable que los separaba. – Señorita... - Noodle tiró de él para que volviese a entrar a la cueva, agarrándolo por el cuello de su camisa para besarlo con desesperación.

- Stuart. - Susurró volviendo a estrellar sus labios contra los de él, el hombre luchando con las ganas de corresponderle.

Noodle se separó de él decepcionada, apartando sus manos de su cuello, entendiendo que su relación estaba muerta. Sollozo, lamentándose el ser tan ingenua y no haber buscado una respuesta cuando era el tiempo adecuado para hacerlo, ya que ahora...

Sus pensamientos fueron interrumpidos por Stuart, quien rozó con ternura sus labios, su boca danzando con la femenina con lentitud para luego obligarla a abrir la boca, sus lenguas encontrándose con timidez, las manos de Noodle volviendo a su lugar, las de él agarrándola firmemente de las caderas, apretándola contra su cuerpo.

- Te necesito. – Ninguno de los dos supo quien pronunció esas palabras primero, sin embargo, Stuart estaba más que dispuesto a volver a dejarse llevar, haciendo caso omiso de la vocecita en el fondo de su mente que le recordaba que ella ya no era una mujer libre.

Se alejaron de la entrada, apenas distinguiendo un buen punto para dejarse llevar en el áspero suelo, Noodle desabotonando apresurada la camisa de él, quitando los suspensores que se aferraban a los pantalones, evitando que se cayesen. Stuart abrió su blusa, tirándola al sucio suelo junto con su corpiño, sentándose en el suelo, abriendo su pantalón para dejar libre su erección, ella levantando su falda para quitar lo que le quedaba de ropa interior, cayendo sobre él sin molestarse en sacarse la falda, gimiendo al sentirlo deslizarse en su interior, las grandes manos descansando en su espalda baja, sus labios centrándose en succionar los suaves pechos.

Lanzó un gruñido al sentirla moverse, su cuerpo reaccionando, siguiéndola, ayudándola a ir más rápido, su corazón latiendo con fuerza, sintiendo como el placer recorría cada pedazo de él.

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