Capítulo 11: Una noche teñida de blanco.

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     Nanko no había podido dormirse; había dado vueltas y vueltas en su cama, pero nada. Tenía un mal presentimiento, algo inexplicable, pero que carcomía su cabeza. Sin duda, algo estaba pasando en Konoha y ella no estaba allí para protegerla. Quizás todo se tratase de su propia paranoia, pero estaba tremendamente preocupada.

     Ya eran las seis de la mañana, por lo que Sasuke se debía encontrar desayunando o algo por el estilo, así que se cambió de ropa, y bajó hasta la cocina.

     Su padre no era de muchas palabras, pero sí era educado, al menos con ella. Siempre saludaba y se despedía con un "buenas noches" antes de dormir, se podría decir que no extrañaba casi nada de Konoha. Estaba feliz de haber dejado atrás a Sakura y Sarada, pero, por otra parte, añoraba alguna que otra cosa.

     —Buenos días —saludó su padre con su taza de café en mano.

     —Hola —dijo Nanko mientras se preparaba un café.

     —Noche Blanca está en Konoha, ¿lo sabías? —explicó Sasuke.

     —No, la verdad es que no —contestó la niña. "¿Eso era el mal presentimiento? Pues vaya puta mierda de presentimiento", pensó la Uchiha.

     —Por otra parte, tendrás que suplantar a una princesa del País de la Niebla, por lo visto se ha escapado del castillo —habló el Uchiha como si sustituir a una princesa fuese lo más normal del mundo—. Normalmente no aceptaría esta misión, pero ha sido el propio Naruto el que me lo ha pedido expresamente. —"Más bien un Kage bunshin", pensó la niña.

     —No puedo negarme, ¿verdad? —preguntó Nanko, no muy contenta.

     —No, tú eres la que más se parece a ella —explicó su padre, volviendo a sorber de su taza.

     —¿Y Sarada? Somos gemelas, además, con un poco de chakra incluso tú podrías ser la princesa —masculló de manera obvia. No le importaba tener que realizar la misión, pero no entendía por qué debía ser ella sí o sí.

     —Nanko, cállate —ordenó su padre. Nanko frunció el ceño y no dijo nada, ¿quería que estuviese callada? Pues no hablaría más.

     Acabaron de desayunar y salieron de su refugio rápidamente. Caminaron en total silencio hasta el País de la Niebla. Hasta Sasuke se había dado cuenta de que Nanko estaba diferente, no más despistada, sino más enfadada. Y era extraño, porque, de por sí, Nanko parecía vivir con bastante rabia acumulada. 

     —¿Me dices ya qué te pasa? —habló irritado. La menor alzó los hombros y él suspiró pesadamente, qué difícil era ser padre.

     El viaje fue largo, tardaron un día, incluyendo descansos, y, por fin, se presentaron frente la torre del Mizukage. Kirigakure era realmente asombrosa.

     Entraron en su oficina. El Kage, no tenía cara de tarado, a diferencia de Naruto, pero sí era raro, pelo azul, traje azul, gafas... Sin duda alguna, se había escapado de un circo.

     —Buenos días, Uchihas —saludó Chōjūrō mientras la menor se arrodillaba—. Como ya sabrán, Nanko debe sustituir a Minaki, hija de uno de los señores feudales. —Nanko asintió. —Físicamente son iguales, pero en actitud no. Minaki es divertida —Nanko frunció el ceño—, extrovertida —La Uchiha entrecerró los ojos—, y siempre tiene tema de conversación. —"Todo lo contrario a mí", pensó ella. —Kirigakure no puede ofrecerles la información de esta misión, pero esperamos que estén capacitados. —Nanko asintió no muy convencida. —Me alegra que estén tan dispuestos a colaborar, Nanko, por favor, vaya con esa mujer para cambiarse. —La Uchiha volvió a asentir y se retiró. —Esa niña tuya... es muy seria y rara —se dirigió a Sasuke cuando Nanko ya se hubo ido.

     —Ni que lo digas —contestó el Uchiha.

     Nanko estaba vistiéndose, no adoraba la idea de tener que portar un kimono, pero, según el Mizukage, aquella era la ropa que solía llevar. El kimono era negro con unas flores rosas en la parte de abajo. Le hicieron un semirrecogido en el pelo e incluso la maquillaron sutilmente. 

     Observó la estancia, que solo contaba con un sofá y una alfombra y después posó la vista en las mujeres que la estaban vistiendo. Parecían tristes, sus ojos estaban rojos, como si hubieran llorado hacía relativamente poco. Una idea comenzó a rondarle la cabeza; quizás Minaki no se había escapado de casa, sino que había fallecido. "Bah, qué más dará. Este no es mi país, no debería entrometerme en asuntos ajenos", pensó Nanko.

Sobre los elementos Diamante y Perla; Se dice que Nanko fue quien los inventó, pero en realidad fue un equipo del laboratorio ninja

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Sobre los elementos Diamante y Perla; Se dice que Nanko fue quien los inventó, pero en realidad fue un equipo del laboratorio ninja. Ella es la única que los ha utilizado (gracias a su Sharingan), por eso se le suele atribuir el mérito. Sarada y Sasuke seguramente serían capaces de utilizarlos también si los hubieran entrenado hasta el extremo como Nanko.

 Sarada y Sasuke seguramente serían capaces de utilizarlos también si los hubieran entrenado hasta el extremo como Nanko

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Mangekyou Sharingan | La hija de SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora