—Sería un gran honor para mí, Hokage —habló Nanko, arrodillándose. Naruto asintió mientras sonreía. Le había costado que la Uchiha aceptara volver a Konoha, pero gracias a su padre lo había conseguido.
—Contamos con tu buen criterio, no nos decepciones. Serás mi ayudante y estarás a mi lado en las últimas rondas. Es esencial tener un punto de vista más joven respecto a los que serán futuros chunin de la Aldea —explicó el Uzumaki, cambiando su sonrisa por una cara más seria. Además, el Sharingan de la niña le sería muy útil.
Nanko le agradeció y se retiró. Suspiró para sí, quizás si le hubiera ofrecido aquello de ser censora de los exámenes chunin hacía unos meses, hubiera estado contenta. Pero había tenido que dejar de realizar misiones con su padre. Y no le apetecía tener que evaluar a su hermana y sus amigos, que solo jugaban a ser ninjas. Daría lo mejor de sí, pero no le apetecía demasiado hacerlo.
Caminó hasta llegar a una tienda de trajes ninjas y se compró uno nuevo. Hizo que bordaran el logo de su clan y se despidió una vez hubieron acabado.
Al salir, reparó en que quizás era mejor si no reconocían su clan. Entró en otra tienda y se compró una chaqueta negra para ponerse encima del traje y tapar el logo de los Uchihas. No podía arriesgarse a ser reconocida por otros ninjas, que sospecharían de ella y entenderían que era una examinadora.
Se encontró con su padre por el camino y él se ofreció en acompañarla hasta el supermercado, ya que la niña quería comprar un poco de comida.
—En serio, no hace falta que vengas conmigo, ve con tu mujer y tu hija —dijo Nanko seriamente. Al fin y al cabo, ellos dos siempre estaban juntos. Sarada y Sakura apenas le veían, no le parecía del todo justo acaparar a Sasuke.
—Tú también eres mi hija —contestó el hombre.
—Pero ya nos vemos a menudo. No te preocupes por mí, sabes que no soy débil. Yo alquilaré una habitación del hotel más cercano al estadio con el dinero que me queda de las misiones, tú ve a tu casa —explicó la Uchiha. Sasuke se sorprendió, su hija debía ser muy ahorradora y seguramente tenía más dinero en el banco que él. Lejos de parecerle gracioso, se le hacía triste. Nanko era mucho más joven que él pero ya debía haber hecho muchas más misiones para Konoha que él.
—Está bien, aquí nos separamos —dijo su padre. Nanko asintió.
Ella entró a Konoha-Market y caminó hasta la sección de comidas precocinadas. Agarró algunos paquetes de arroz y unos pocos de ramen instantáneo y los metió en la cesta. Si bien podía permitirse comer en restaurantes, no quería malgastar su dinero así. Anduvo hasta la sección de bollería y galletas y cogió algunas de té verde y chocolate negro. Una vez hubo acabado, pagó en las cajas de autoservicio y se encaminó al hotel.
Había reservado una habitación para todo lo que duraran los exámenes chunin, así que, al llegar a la recepción, le entregaron la llave y le enseñaron dónde estaba su estancia. La niña le agradeció a la mujer y entró en la habitación, que no era demasiado pequeña pero tampoco era grande. Tenía una televisión, que seguramente no usaría, una cama matrimonial en el centro, un lavabo, un escritorio, una estantería y unos ventanales que ofrecían una espléndida vista de la aldea. Para lo que había pagado, estaba bastante bien.
Se tiró boca abajo en la cama, era cómoda, pero decidió recorrer las calles de Konoha. Había echado de menos su aldea mientras viajaba con su padre, así que quería dar una vuelta para ver si había cambiado algo durante el tiempo que había estado fuera.
—Entonces serás censora de esos niños, qué gracioso —susurró Nayru.
—Es un engorro, la verdad. Pero al menos podremos combatir y mejorar nuestras habilidades —comentó la Uchiha, encogiéndose de hombros.
—¿Mejorar? Tú misma lo has dicho, son críos que juegan a ser ninjas, incapaces de tomárselo en serio. No sacarás nada más que dinero de esto —dijo la deidad—. Aunque, si me dejaras salir...
—No soy estúpida, eres igual a un Bijuu. Soy consciente del daño que le causarías a la aldea, así que te no te dejaré salir mientras siga viva, mientras la aldea exista —respondió Nanko.
—Te gusta mucho esta aldea, ¿verdad? —preguntó Nayru.
—Claro que sí —masculló la Uchiha.
—Pero ¿qué ha hecho la aldea por ti?
Nayru no se volvió a pronunciar, a diferencia de su último contenedor, Nanko parecía tener algunas neuronas funcionales. Pero la diosa debía salir de ahí y evitar que el ciclo de odio entre sus hermanos se siguiera repitiendo, y no podía hacerlo siendo reprimida por la Uchiha.
La cantante favorita de Makoto sería Mitski, y este sería su top de canciones:
1. Class of 2013
2. A Burning Hill
3. Crack Baby
4. Abbey
5. Your Best American Girl
6. I Bet on Losing Dogs
7. I Want You
8. Nobody
9. Francis Forever
10. Once More to See You
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Mangekyou Sharingan | La hija de Sasuke
Фанфик1º L I B R O || S A G A S H A R I N G A N Dos gemelas, una con gafas y otra sin ellas, una con pelo corto y otra con pelo largo, una que ha recibido cariño y otra que no. una pequeña Sakura y una pequeña Sasuke, una Sarada y una Nanko. ___________...