Capítulo 15: Un cumpleaños marcado por la ausencia.

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     —Estamos atrayendo al enemigo hacia la casa del Hokage —advirtió la Uchiha—. Devastará la casa de Naruto, ¿estás seguro de que es nuestra única alternativa?

     —Eso ahora no importa, debemos acabar con él antes de que se reproduzca. Si lo hace, podría tener consecuencias irremediables para la aldea —explicó su padre. Nanko asintió, no demasiado convencida.

     —Lo siento, Hokage. —La Uchiha golpeó el estómago de la bestia, empujándola hacia arriba. Nanko saltó, apoyándose en el tejado de la casa de los Uzumaki y golpeó la espalda, del monstruo, haciéndolo caer sobre la casa del Hokage, destruyendo una parte del lugar en pedazos.

     —¿Qué diablos está pasando? —preguntó Boruto, saliendo desde las ruinas de la sala de estar, notablemente confundido—. ¿Nanko? —murmuró, mirándola con curiosidad, ya que había activado el Sello de la Fuerza de un Centenar—. ¿Qué hacéis aquí?

     —Cállate —ordenó ella, corriendo hacia el monstruo. Al llegar a su lado, golpeó su cabeza con fuerza, dejándolo inconsciente—. Y para de pensar, me molesta —se dirigió al Uzumaki.

     —Ya he acabado con mi parte, vámonos —dijo Sasuke, dándose la vuelta para volver a su guarida. Nanko quiso seguir a su padre, pero el rubio los detuvo, más bien, la detuvo.

     —Nanko, ¿qué son esas marcas que están por tu cuerpo? —preguntó Boruto. Nanko miró a su padre y se encogió de hombros.

     —Es el Sello de la Fuerza de un Centenar —contestó la chica, Boruto no entendió nada—. ¿Sabes el rombo que llevo en mi frente? —Él asintió. —Es una reserva de chakra, y cuando la necesito, hago que se libere, de manera que cuando se libera, pasa esto. —Se señaló a sí misma. —¿Contento?

     —¿Para qué sirve? —preguntó el de ojos azules.

     —Espero que no te moleste, pero llevo trabajando todo el día y no me apetece contestar preguntas que podrías encontrar en un libro —explicó Nanko, cruzándose de brazos.

     —Con esa cara, nunca sé cuando bromeas, de veras —dijo Boruto, sonriendo.

     —No estaba bromeando —contestó ella seriamente—. Te contestaré si así puedo irme. De manera general, el sello aumenta mi velocidad y fuerza. —Suspiró, cansada.

     —¡Increíble! —exclamó el Uzumaki.

     —Vámonos —ordenó Nanko, poniéndose delante de Sasuke.

     —No te vayas, hoy es mi cumpleaños, ven a mi fiesta, por favor —suplicó Boruto, mirándola como si fuera un cachorro abandonado. Nanko postró la vista en su padre, queriendo que no la dejase ir. Pero él se encogió de hombros, incapaz de entender la indirecta.

     —No —contestó ella. Acto seguido, se dio la vuelta, pero el brazo de Boruto impidió que siguiera caminando. Las marcas de su cuerpo desaparecían paulatinamente.

     —Por favor —pidió Boruto, volviendo a poner ojos de cachorrito.

     —Nanko, ve. No te hará mal —sugirió su padre. Ella le miró con el ceño fruncido, lo único que quería era dormir en su cama—. Ves al refugio cuando la fiesta acabe, debemos encargarnos de un par de cosas.

     —¿Por qué no ahora? —preguntó la de cabellos negros, soltándose del agarre del rubio.

     —Ves —ordenó Sasuke, frunciendo el ceño al igual que Nanko. Pura genética.

     —¿Por qué? —cuestionó Nanko de brazos cruzados.

     —Porque lo digo yo y punto —respondió Sasuke, yéndose.

     —Siempre igual —susurró la Uchiha. Boruto cogió a Nanko del brazo y la arrastró un par de metros—. ¿Qué se supone que estás haciendo? —Se soltó del agarre del Uzumaki con mala cara—. Sé caminar, no hace falta que me arrastres. —Se posicionó delante del chico.

     —¿Esa ropa es nueva? —preguntó Boruto, mirándola de arriba a abajo—. Sí, es nueva —afirmó él mismo—. ¿Y esa katana?

     —Cállate —exigió la Uchiha. Boruto se le hacía terriblemente cansino, era como un niño pequeño. Por otra parte, el que su padre le hubiera obligado a asistir a su fiesta como si fuera un bebé, le parecía ridículo.

     —Tienes peor carácter que antes, de veras. —Ella frunció el ceño y dejó escapar un suspiro.

     —Que tú no cambies no significa que la gente no lo haga —contestó ella—. Además, no tengo por qué ir a tu casa.

     —Me lo debes, la has aplastado —respondió él, sonriendo.

     —Razón de más por la que no debería asistir a tu fiesta, tu casa está destruida, ¿dónde la celebrarás? —preguntó ella, frotando sus ojos por culpa del sueño.

     —Queda mucho para la noche, mientras tanto, podemos reconstruir la casa, tú tienes eres capaz de utilizar el Elemento Tierra.

     —Para el carro, no soy tu sirvienta —masculló Nanko, que no quería trabajar más.

     —Pero tú la has destruido. —Señaló el edificio.

     —En eso tienes razón, pero...

     —Ni peros, ni peras. Arréglalo —ordenó Boruto

     Y así, un par de horas después, los cimientos de la casa estaban reconstruidos, se había hecho lo que se había podido.

Nanko, pese a ser ninja, no tiene demasiada energía

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Nanko, pese a ser ninja, no tiene demasiada energía. Suele tener sueño siempre, ya que sus hábitos de sueño no son los mejores.

 Suele tener sueño siempre, ya que sus hábitos de sueño no son los mejores

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Mangekyou Sharingan | La hija de SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora