Capítulo 27: Te apoyaré en tu camino ninja.

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     Nanko y Sasuke decidieron dar una vuelta por Konoha. La niña le preguntó sobre su relación con el Séptimo. En un principio pensó que no le respondería, al fin y al cabo, a su padre no le gustaba demasiado hablar, pero comenzó a hablar con cierto aire melancólico.

     —Naruto era mi rival, él fue la persona que me salvó. Sin él, probablemente ni tú ni yo estaríamos aquí. —Parecía estarle tremendamente agradecido. Naruto era su sol. Estaba feliz de existir simple y llanamente por vivir en el mismo mundo que el Uzumaki.

     —Ya veo... —susurró Nanko, incapaz de imaginar un vínculo así con alguna persona.

     —Que no te extrañe si Boruto acaba siendo tu rival. He visto que te mira mucho y cada vez que lo hace, puedo ver las ganas de superarte que posee. Así que no puedes flaquear. Debes mostrarles a todos que los Uchihas son los más fuertes de toda Konoha —dijo el Uchiha. Nanko negó sutilmente.

     —Esto no volverá a ser un "Chidori contra Rasengan". Los tiempos cambian y ahora estamos en una época de paz en la que ser ninja no es necesario, no como antes. Boruto podría ser cualquier cosa, ya sabes, su padre es el Hokage, y, aunque me cueste admitirlo, tiene talento para varias cosas —explicó Nanko.

     —Por esa regla de tres, tú también. No tienes por qué ser ninja —comentó su padre. La Uchiha negó sutilmente.

     —No. No puedes compararme con él. Yo solo valgo para ser ninja. Y no tengo ningún objetivo más que el de proteger Konoha —explicó la niña.

     —Está bien. Si es el camino que quieres elegir, te apoyaré —dijo Sasuke, que se sentó en un banco que se habían encontrado a un lado del camino—. Arregla las cosas con Sarada. —Nanko se sentó al lado de Sasuke.

     —No eres el más indicado para hablar sobre arreglar cosas entre hermanos —comentó Nanko, suspirando al final.

     —Por eso mismo, no quiero que acabéis igual que nosotros —explicó el del Rinnegan, pensando en aquella horrible tragedia.

     —No todo depende de mí, Sasuke —dijo Nanko seriamente—. Cierto, soy muy rencorosa. Sí, Sarada me cae mal, pero eso no implica que no la quiera a mi manera. —Recostó su espalda en el respaldo del banco. —Pero, esta vez, no todo está en mi mano, y eso es algo que odio. —Frunció el ceño mientras entrelazaba las manos como su padre.

     —Yo también hago eso —habló, mirando a Nanko.

     —¿El qué? ¿Pensar? Sin ofender, pero eso lo hacen todos los humanos, ¿no? —susurró la Uchiha, sonriendo.

     —No me refería a eso, tonta, sino a la pose que has hecho —aclaró Sasuke.

     —Ah... —dijo Nanko sin mucho entusiasmo—. ¿Cuándo nos vamos de aquí? —Sasuke la miró.

     —No lo sé —contestó de manera simple.

     —¿Cómo que no lo sabes? ¿No pensarás quedarte? ¿Verdad? —preguntó nerviosa.

     —No, no creo que me quede —aclaró rápidamente. Nanko suspiró aliviada—. Pero tú...

     —¿Cómo que "pero tú"? Yo voy contigo, obviamente, ¿qué harías tú sin tu increíble compañera de aventuras? —preguntó Nanko retóricamente. Sasuke fue el que suspiró ahora.

     —Es cierto que no te llevas muy bien con tu madre y hermana... pero... —Comenzó a hablar el Uchiha, pero paró de hacerlo al oír un maullido.

     —Un gatito —dijo, cogiendo al animal, el cual era completamente negro—. Seguro que tiene hambre, ¿tienes comida? —le preguntó a Sasuke.

     —Unas bolas de arroz —contestó. Nanko asintió mientras Sasuke sacaba las bolas de una pequeña mochila—. Toma. —Se las entregó a Nanko.

     —Hola, bonito —susurró la Uchiha cariñosamente al minino—. Cortesía de papi Sasuke. —Empezó a dar de comer al gato mientras su padre quedaba asombrado ante el cariño que brindaba a los animales.

     Nanko cogió cuidadosamente al gato y se sentó donde antes, con el gato en su regazo ronroneando por tal comodidad.

     —Sabes que no nos lo podemos llevar a la guarida, ¿verdad? —preguntó Sasuke. Nanko asintió.

     —"No nos" —Nanko repitió las palabras dichas por su padre. —Eso significa que me voy contigo. —Sonrió de lado.

     —Yo no quería decir eso... —murmuró Sasuke, negando repetidas veces. Nanko alzó su pulgar, sonriendo.

     —Demasiado tarde, Sasuke, lo has hecho. —La Uchiha ensanchó su sonrisa a medida que el gato se levantaba de su regazo para irse, miró a su padre y comenzó a reír sutilmente.

 —La Uchiha ensanchó su sonrisa a medida que el gato se levantaba de su regazo para irse, miró a su padre y comenzó a reír sutilmente

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Nanko, cuando llegó de su primera misión en ANBU, se fue a un acantilado a contemplar si debería o no suicidarse.

Nanko, cuando llegó de su primera misión en ANBU, se fue a un acantilado a contemplar si debería o no suicidarse

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Mangekyou Sharingan | La hija de SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora