Capítulo 6: El Uchiha que carga con su pasado.

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     Como buen domingo que era, la Uchiha se encontraba durmiendo hasta que su alarma sonó, indicando las siete de la mañana. Nanko se levantó y se puso su ropa de diario: una camiseta morada con unos pantalones cortos negros.

     No negaría que se estaba muriendo de sueño, ya que, la ducha que había tomado no la había despejado del todo, pero no quería quedarse holgazaneando todo el día.

     Salió a la calle, sin tener en mente lo que haría, simplemente quería ir a dar un paseo o ver escaparates de tiendas cerradas. Cualquier cosa le valía con tal de no estar en su casa.

     Decidió salir de la aldea por mero aburrimiento, encontrándose a Sarada y Chōchō, corriendo unos metros por delante de ella.

     —¡Eh! ¡Nanko! —exclamó la morena.

     —¿Sí? —dijo la Uchiha—. Por cierto, ¿qué hacéis aquí? —preguntó, situándose al lado de su hermana.

     —Vamos a darle este bento al Hokage —explicó la mayor de manera cansada, como si Nanko estorbara.

     —Ah, pues me alegro —comentó la menor, dándose la vuelta para irse por el bosque.

     —También vamos a ver a Sasuke —dijo la morena, comiendo patatas.

     —Ah, pasáoslo bien, supongo —murmuró Nanko, aún de espaldas. De verdad intentaba que le importase, pero, en el fondo, no quería inmiscuirse en las desavenencias de otras personas.

     —Deberías venir tú, también es tu padre —sugirió la chica de cabellos marrones, cogiéndola del brazo. Sarada no parecía estar demasiado entusiasmada con la idea.

     —No hace falta que me toques, iré. No tengo nada mejor que hacer... —Nanko se soltó del agarre de la amiga de su hermana y corrió junto a ellas.

     De repente, delante de ellas apareció un ser que tenía el Sharingan. Nanko frunció el ceño, era una especie de niño de cabellos blancos y tez extremadamente blanca.

     —¿Quién eres? —preguntó la menor, activando su poder ocular.

     —Shin Uchiha —respondió él. Las Uchihas se miraron entre sí, una asustada y otra un poco sorprendida.

     —Shin ¿Uchiha? —susurró Nanko, inclinando la cabeza a la derecha—. Bueno, Sarada, Sasuke y yo deberíamos ser los únicos con acceso al Sharingan... —Sarada asintió.

     —Venid conmigo —ordenó el de tez blanquecina. "¿Me ve cara de estúpida?", pensó la menor.

     —¿Y si digo que no? —cuestionó Nanko impasible, si algo había aprendido era a no dejarse intimidar por nada ni por nadie.

     —Padre dijo que os llevara —comentó el falso Uchiha.

     —No me importa lo que dijera tu padre —respondió Nanko, cruzándose de brazos.

     —Debo obedecerlo —dijo él, intentando atacarlas.

     Sarada abrazó el bento, Chōchō dio un paso atrás y Nanko creo un escudo.

     —Manteneos atrás, no quiero bajas —ordenó la menor mientras enseriaba su semblante.

     El de cabello blanco, extendió un pergamino en el suelo y posicionó su mano sobre este para hacer aparecer un arma.

     —Os raptaré —masculló Shin. Nanko elevó una ceja. "Sí, me ve cara de estúpida", pensó.

     Quiso atacarlas de nuevo, así que Nanko lo aprovechó para contraatacar.

Mangekyou Sharingan | La hija de SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora