Capítulo 22: Habéis crecido.

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     Los cuatro kages, Nanko, Sasuke y Boruto se encontraban en la azotea. La Uchiha hablaba con la Tsutsikage sobre maneras de mejorar su control sobre la tierra. La adulta, sorprendida de que existiesen niños tan diligentes, le explicaba con detalles formas más efectivas de transferir su chakra a la tierra.

     —Me siento como en los viejos tiempos con Naruto —dijo Gaara, sonriendo—. Siento como hierve mi poder.

     —No, aún falta una cosa. —Sasuke le entregó su banda a Boruto y a Nanko le dio la que se le había caído en la arena.

     —¿Esta es...? —Quiso decir Boruto. Sasuke, con el Rinnegan, abrió un agujero a otra dimensión.

     —¡Boruto! —exclamó Hinata mientras le miraba.

     —¡¿Nanko?! —gritó Sakura al ver a su hija vestida como su esposo.

     —Mamá... —susurró el rubio.

     —Boruto... —Hinata quiso seguir hablando.

     Boruto y Nanko se miraron, parecían cómplices, y ambos agarraron sus bandanas ninja que seguían sin llevar puestas. Se las ataron de la misma manera en la que las llevaban sus padres cuando eran niños, haciendo que sus madres vieran el reflejo del que era su esposo en sus hijos.

     Sakura sonreía a Nanko bajo la atenta mirada de Sarada, que observó cuidadosamente a Nanko y habló.

     —¡Ánimo, Nanko, trae al Séptimo de vuelta! —gritó la hermana mayor, Nanko asintió.

     —Suerte a ambos. —Hinata sonrió débilmente a los niños.

     —Finalmente estás comenzando a comportarte como un verdadero ninja. Andando —ordenó Sasuke, dejando que Nanko y Boruto entrasen al portal para entrar él el último.

     —Boruto... cuida de tu padre —susurró la de ojos perla. Justo antes de que se cerrara el portal, unas personas se colaron en él: los inventores del aparato que creaba jutsus.

     —Malditos idiotas. —Bufó Shikamaru al darse cuenta de los intrusos.

     Al salir del portal, los ninjas se encontraron a los enemigos absorbiendo el chakra de Naruto.

     —Esto se está haciendo más difícil de lo que pensaba —dijo Momoshiki, frunciendo el ceño.

     —Lo siento, de veras, a nosotros, los ninjas, no nos gusta dejar las cosas fáciles a nuestros enemigos —contestó el Uzumaki, sonriendo débilmente.

     Los cuatro kages hablaron entre sí, debían hacer algo y rápidamente. Si no se entrometían en el asunto, Naruto moriría.

     —Comencemos —ordenó Gaara, empezando a lanzar arena a los enemigos mientras Boruto cortaba las cuerdas que mantenían preso a su padre y Nanko, con la ayuda de Sasuke, lo sujetaba para que no cayese—. No creáis que podéis escapar de nosotros.

     —¡Criaturas estúpidas! —exclamó Momoshiki, empezando a atacarlos con jutsus que salían de su ojo.

     —Sasuke... ¿Tú también? —preguntó Naruto, confundido—. ¿Por qué estáis usando esa ropa? —les dijo a Boruto y Nanko.

     —Algunas cosas sucedieron... y él se ha convertido en un shinobi —dijo Sasuke, sonriendo sutilmente.

     —Siento como si estuviese viendo un clon de sombra de Sasuke y uno mío —comentó el rubio, contento.

     —Al menos me veo genial, ¿verdad? —preguntó Boruto, divertido mientras Nanko realizaba una diminuta sonrisa.

     —Más que antes —respondió Naruto. Nanko sonrió de lado—. Tú también, Nanko. —La Uchiha suspiró, a ella le gustaba bastante más su antiguo vestuario.

     —Así que de verdad me estabas observando —comentó el niño, sentándose al lado de su padre.

     —Lo lamento... Por todo lo sucedido —habló Naruto tristemente mientras Nanko imitaba a Boruto—. De ahora en adelante...

     —Las cosas están bien como están —aclaró Boruto, sonriendo mientras su padre le miraba sorprendido—. Pero cuando puedas estar conmigo, en lugar de sermonearme, quiero que me cuentes algunas historia sobre tu pasado.

     —Claro... —susurró el adulto.

     —Siento arruinar esto, pero los Kages y padre están peleando, debemos apoyarlos —dijo Nanko. Sasuke y Naruto asintieron—. ¡Boruto! —La miró. —Quédate aquí, no queremos bajas.

Los dragones representan benevolencia y buena fortuna, por eso quise que fueran las invocaciones de Nanko, porque son muy contrarios a ella

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Los dragones representan benevolencia y buena fortuna, por eso quise que fueran las invocaciones de Nanko, porque son muy contrarios a ella. Os habréis dado cuenta, de que me baso en la representación del Lejano Oriente, así que, no, los dragones de Nanko no tienen alas. Para que nos entendamos, no son como los de Juego de Tronos.

 Para que nos entendamos, no son como los de Juego de Tronos

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Mangekyou Sharingan | La hija de SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora