Capítulo 39: Ataque a la guarida.

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     La puerta empezó a sonar fuertemente, como si miles de piedras estuvieran golpeándola. Nanko se levantó de la cama y bajó a toda prisa al salón, para su sorpresa, Sasuke ya estaba allí, contra la puerta de madera de la guarida.

     —No hagas ruido —susurró el Uchiha mientras ejercía más fuerza para que la puerta no cediera—. Sube a la planta de arriba, métete en tu habitación, y cierra la puerta. No dejes entrar a nadie aunque hable o se parezca a mí.

     —Pero no puedo dejar que te enfrentes a ellos solo, padre —murmuró ella,

     —No lo haré. Tú solo hazme caso. —Nanko asintió, pero antes de marcharse quería hacerle una pregunta.

     —¿Quiénes son? —Sasuke miró a su hija.

     —Alguien que quiere nuestros Sharingans —respondió él. Movió la cabeza a su izquierda para que la niña se marchase.

     Nanko volvió a subir por la escalera hasta llegar a su habitación. Una vez allí, movió sus muebles para atrancar la ventana y la puerta.

     —Está bien, necesito estar preparada. —Nanko desenvainó su katana y sostuvo con fuerza en su mano izquierda. —¡Jutsu de invocación! —El humo se disipó poco a poco, dejando ver a Yû, el cual frunció el ceño al escuchar los golpes que provenían de la planta baja.

     —Es grave, ¿verdad? —preguntó el dragón. La niña asintió.

     —Si no lo fuese, no te habría llamado —dijo Nanko con el Sharingan activado.

     —Está bien, pero quiero que sepas que... —De repente, un tosco golpe se escuchó. Nanko estaba segura de lo que eso significaba: la puerta se había venido abajo. En menos de un segundo, Sasuke apareció en la habitación gracias a su Rinnegan.

     —Nanko, son más de los que creía —comentó su padre. Ella sonrió de lado, haciendo brillar la hoja de su katana.

     —¿Y? ¿Cuándo dos Uchihas han rechazado luchar? —preguntó Nanko, frunciendo el ceño sutilmente. No les dejaría ganar. —No vamos a rendirnos, si quieren nuestro Sharingan, van a tener que pelear por él. 

     La puerta de la habitación empezó a ser golpeada repetidas veces, pero, a diferencia de la principal, esta cedió más fácilmente. En menos de un minuto, la puerta se encontraba en el suelo.

     —Nunca he invocado a Katsuyu, espero no tener que hacerlo ahora.

     Los enemigos iban vestidos de negro completamente, solo se les veía los ojos. Nanko se abalanzó hacia el primer hombre y le dio un puñetazo en la cabeza, matándolo instantáneamente.

     —Nanko, por la espalda —avisó Sasuke. Ella encajó su katana en el pecho del ninja en menos de un suspiro.

     —¿El siguiente? —preguntó Nanko, sonriendo de lado. Enseguida, un hombre corrió a atacarla, la chica lo metió en un genjutsu rápidamente—. No lo olvidéis, ¡el clan Uchiha es el más fuerte de toda Konoha! —Nanko miró a su padre, que asintió. Era hora de enterrar a todos, hasta la muerte. La chica guardó su katana y cerró el puño. —¡Puño del cielo, chakra extendido versión tres! —Nanko golpeó el suelo de la guarida, haciendo que se desmoronase. Gracias a su chakra, pegó a los ninjas al suelo. Los enemigos murieron enterrados, sepultados bajo tierra.

     —Aún hay más —murmuró Sasuke, agarrando a su hija para que no fuese atrapada por los ninjas.

     —Pero casi no me queda chakra, he utilizado la versión tres... —se susurró Nanko a sí misma.

Mangekyou Sharingan | La hija de SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora