Capítulo 24: La noche y el día.

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     —¡Nanko! ¡Ponte ya el estúpido yukata! —le chilló Sarada a su hermana, que estaba tumbada en su habitación—. ¡Todos lo tenemos puesto!

     —Ya hice una misión con un vestido. Una y no más. Vamos a comer a Ichiraku, no es necesario ir de gala y, además, en caso de un ataque sorpresa, es poco conveniente —explicó Nanko, frunciendo el ceño.

     —Un yukata no es lo mismo que un vestido —comentó su madre, sonriendo—. Venga, nos están esperando abajo. —Cerró la puerta de la habitación.

     —Vaya mierda —susurró la Uchiha para después suspirar, rindiéndose.

     Empezó a vestirse con cuidado de no dañar más su brazo izquierdo, ya que, con lo que había pasado hacía unos días (la pelea contra Momoshiki), su brazo estaba vendado.

     Su yukata era uno muy simple que le había comprado Sakura. La parte superior era blanca con un borde de color rojo y la falda, roja, con un lazo del mismo color. Llevaba también unas sandalias rojas con un poco de tacón. Pero como se sentía incómoda con el yukata se puso unos pantalones cortos debajo y su porta armas en la pierna izquierda. 

     Decidió no recogerse el pelo, así que simplemente lo peinó y lo dejó suelto.

     Bajó las escaleras y se encontró a los Uzumaki y a su propia familia, que hablaban entre sí. Sasuke, como ella, parecía estar fuera de su zona de confort en las reuniones sociales.

     —Ya estamos todos, vayamos a Ichiraku —dijo el rubio, cogiendo a Hinata del brazo mientras esta asentía. Boruto les miró y negó sutilmente, avergonzado; su padre siempre coqueteaba con su madre sin importar el lugar. 

     —Te ves adorable, Nanko —alabó la pequeña Uzumaki, sonriendo.

     —Yo no soy adorable, tú sí —respondió Nanko. La pequeña rio.

     —¿Podrías llevarme en tu espalda? —preguntó la de ojos azules mientras sonreía. A la Uchiha no le quedó más que aceptar, era terriblemente encantadora y no podía decirle que no—. ¡Bien, muchas gracias! —exclamó mientras se subía a la espalda de Nanko.

     —No hagas eso, Hima —dijo su hermano, cruzándose de brazos.

     —Déjala, tiene mi permiso —contestó la Uchiha. Himawari empezó a reír.

     —Nanko me quiere más a mí que a ti —comentó la Uzumaki mientras seguía riendo. Su hermano parecía celoso. Pero lo cierto es que Nanko sí prefería a la hermana pequeña antes que al mayor, quizás porque, entre hermanas pequeñas, era más fácil entenderse.

     —Nanko, tu vestuario se estropeará si haces eso —advirtió Sarada, colocándose a su lado.

     —No importa, no me lo volveré a poner —respondió Nanko. Su hermana suspiró, podía llegar a ser muy terca.

     —Haz lo que tú quieras —habló la mayor, cansada.

     Todos de dirigían al restaurante favorito del rubio entre charlas animadas y entretenidas. Querían celebrar que Nanko, Sasuke, Naruto y Boruto hubieran podido contra Momoshiki. Aunque el trayecto solía interrumpirse a menudo por personas que les pedían autógrafos y no solo a los mayores, sino a Nanko y Boruto también. Las noticias se habían extendido como la pólvora y los niños eran considerados héroes como sus padres.

     Al entrar al local fueron recibidos por la camarera la cual les llevó a una mesa.

     —Pedid lo que queráis, yo invito, de veras —dijo el rubio mientras se sentaba al lado de su mujer, a su otro lado se sentó Sasuke y al lado de Sasuke, Sakura. Los niños se sentaron en la fila de enfrente, Sarada se puso en la esquina izquierda, a su lado estaba Nanko, a su izquierda, Himawari, y en la esquina derecha Boruto.

     —Una sopa de tomate —pidió Sasuke a la camarera.

     —Una de ramen a lo Naruto, por favor —dijo esta vez Hinata, sonriendo a Ayame.

     —Un ramen de cerdo. —Esta vez habló la de cabellos rosados.

     —Otra de ramen a lo Naruto —habló el Hokage, mirando a los chicos para pasarles el turno de comandas.

     —Yo quiero un ramen a lo Naruto con extra de tomate —habló Nanko. Sarada la miró mal.

     —Yo quiero ramen de pollo, sin tomate —pidió la de gafas. Nanko dejó escapar un suspiro, eran como la noche y el día.

     —Una hamburguesa —le dijo Boruto. La camarera comenzó a reír—. ¿Qué pasa? —preguntó preocupado.

     —Lo siento, pero aquí no servimos hamburguesas —se disculpó Ayame entre risas.

     —Bueno, ponme un ramen de ternera —comentó Boruto, que se dio por vencido.

     —Yo quiero dangos —dijo la pequeña Uzumaki, animada.

     —Cariño, venimos a cenar no a merendar, ¿qué te parece un ramen pequeño? —preguntó la de ojos perla. Su hija asintió.

     —Claro —respondió Himawari, sonriendo.

     —Está bien, ahora os traigo la comanda —dijo Ayame, retirándose.

     —Está bien, ahora os traigo la comanda —dijo Ayame, retirándose

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Ustedes pidieron a Nanko con la ropa de Sasuke y la hermosa Xylessse la dibuja

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Ustedes pidieron a Nanko con la ropa de Sasuke y la hermosa Xyless
se la dibuja. <3
Muchas gracias

 <3 Muchas gracias❤

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Mangekyou Sharingan | La hija de SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora