Capítulo 37: Una felicidad que creía extinta.

7.8K 719 150
                                    

     —Y eso es lo que ha pasado —concluyó Takeshi, después de dos horas contando lo mal que le había ido con un chico—. ¿Me estás haciendo caso?—Nanko asintió.

     —Sí, es solo que tú has tenido veinte mil novios y yo ninguno... así que no sé qué decir ni tampoco entiendo por qué me cuentas algo así, ya que no te puedo aconsejar si tengo nula experiencia en el tema. —La Uchiha sorbió de su batido.

     —Oh, eres tan aburrida... —masculló el Hyuga, que, tras hablar, golpeó suavemente la frente de su amiga.

     —No es eso, ya te lo he dicho, no tengo experiencia en esos temas. —La cara de Nanko enrojeció sutilmente. —Bueno, lo que sé es gracias a Kakashi y a sus libros. Y creo que preferirías que no te hablase de ellos. —Su amigo resopló. —¿Qué pasa?

     —No es nada importante... —Nanko alzó una ceja. —Bueno, es que siempre pasas más tiempo leyendo que conmigo. —Ella se sorprendió un poco. —Incluso ahora, que he venido a verte a tu guarida, no me estás prestando atención. Mira, hasta Sasuke me tiene más vigilado que tú. —Señaló al Uchiha, que estaba observando a los jóvenes desde la cocina.

     —No montes una rabieta por algo como esto. —Nanko se cruzó de brazos.

     —Pero es que de verdad me importa, aprecio mucho el tiempo que paso contigo —dijo Takeshi- La chica entreabrió su boca, notablemente sorprendida.

     —Yo también lo hago —murmuró la Uchiha.

     —Pues no lo parece. —El chico miró, enfadado, a otro lado.

     —Bueno, es solo que yo exteriorizo el amor de otra manera —habló Nanko. Takeshi se levantó con una sonrisa y le revolvió el pelo a su amiga—. Oye, relájate —ordenó, intentando apartar las manos de su amigo.

     —Oblígame —dijo Takeshi. La chica, en un par de segundos activó su Sharingan—. Bien, bien, ya paro. —Se volvió a sentar. —Ah, estoy tan aburrido... —Suspiró pesadamente. —Makoto, cumplirá años dentro de poco, ¿tienes pensado tu regalo? —Nanko chasqueó la lengua. —¿Qué te pasa, fiera? —La Uchiha rodó los ojos. —¿Makoto ha hecho algo?

     —Hizo algo —respondió toscamente la joven. No le apetecía hablar del tema con nadie.

     —¿No me lo vas a decir? —Nanko negó. —Está bien, ya se lo preguntaré a ella. —La Uchiha entreabrió la boca con notoria sorpresa.

     —Que te den —masculló la de ojos negros mientras iba a la cocina. Al volver a la sala, trajo consigo unas barras de pan y unos tomates. —Toma, te dejo coger dos tomates. —Le ofreció la bandeja, notablemente sonrojada, ante la atenta mirada de Sasuke, quien no creía lo que sus ojos estaban viendo.

     —Nanko, ¿estás bien? Me estás dando tus tomates, ¿tienes fiebre? —Se apresuró a decir su amigo.

     —Solo cógelos, idiota, acepta mi amabilidad, quizás sea la última vez que la ves. —Takeshi rio antes de coger los tomates.

     —Gracias. —Nanko miró su cesta, ahora quedaban solo doce tomates. —Oye, no estés tan triste, me haces sentir mal —habló, observando la cara de su amiga, que no parecía muy contenta.

     —No, o sea, da igual, cómetelos. —La Uchiha miró hacia otro lado, todavía sonrojada.

     —Gracias, de verdad, aprecio mucho esto. —Takeshi sonrió a Nanko.

     Nanko miró a Takeshi y le sonrió de vuelta, un sentimiento se había extendido por todo su pecho, no sabía por qué, pero en ese momento era tan feliz que podría estallar, y, quisiera o no, su cara lo reflejaba. Una felicidad que creía extinta la arrolló por completo.

     —Muchas gracias a ti. —Takeshi miró sorprendido a Nanko.

     —Ah, la niña ya se ha puesto cursi —habló la deidad.

     —Que te den. —Nanko volvió con su amigo.

     —¿Qué pasa? ¿Quieres tus tomates de vuelta? —El Hyuga acercó los tomates a Nanko.

     —No, no es eso. —Su sonrisa empezó a difuminarse para dar paso a su típica cara de cansancio. —Es que nadie nunca me había agradecido sinceramente algo. Además, nunca he visto una sonrisa tan verdadera como la tuya. —Takeshi miró dulcemente a Nanko y la abrazó.

     Takeshi había cambiado a Nanko, en cierta manera, él la había salvado. Y, lo haría veinte mil veces más, en veinte mil mundos diferentes si pudiese volver a ver sonreír a Nanko de aquella manera, porque nunca había visto una sonrisa tan hermosa como la de esa Uchiha.

 Y, lo haría veinte mil veces más, en veinte mil mundos diferentes si pudiese volver a ver sonreír a Nanko de aquella manera, porque nunca había visto una sonrisa tan hermosa como la de esa Uchiha

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En realidad, Takeshi solo ha salido con un chico y se inventa sus historias solo para impresionar a su amiga.

En realidad, Takeshi solo ha salido con un chico y se inventa sus historias solo para impresionar a su amiga

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mangekyou Sharingan | La hija de SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora