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Taehyung observaba el paisaje por la ventana, se sentía como en una película de amor, de esas donde van a una cabaña solitaria en el bosque y hacen cositas y cuando están haciendo cositas llega un loco y los mata a los do... ¡Eso no es de amor! Es de la película que vio ayer con Minjae.

Se golpeó mentalmente, acomodándose en el asiento del copiloto, mirando de reojo la hermosura y perfección de su novio Jungkook.

¿¡Y es que como podía ser tan guapo!? Admiró el perfil del panadero, aquella nariz grande, su quijada y aquellas hermosas mejillas, ahdjakakskaks. Que guapo.

Recargó su cabecita en el respaldo, mirando anonadado a Jungkook.

—¿Por qué eres tan guapo?— preguntó de repente Taehyung, sin darse cuenta de lo que había dicho, sorprendiendo al mayor.

Inmediatamente se tapó la boca con ambas manos, abriendo los ojos desmesuradamente, sonrojándose por completo.

—¿Crees que soy guapo?— preguntó de vuelta Jungkook, mirándolo de reojo con una sonrisa.

Ash, o sea, a ver, ¡SI TE ESTOY DICIENDO QUE ESTÁS GUAPO ES PORQUE LO CREO! Pensó Taehyung, conteniéndose a no gritarle a su Kookie.

—No...— ¿no? —¡Di-digo, sí!

Se dio un pequeño golpecito en la frente, se suponía que los nervios ya los tenía superados.

Jungkook no volvió a contestar nada más, simplemente observó al pequeño con una gran sonrisa y devolvió su vista a la carretera.

Cuando Taehyung se percató el mayor ya había aparcado el vehículo frente a unos edificios que se le hacían conocidos. Claro, había venido ya una vez aquí, cuando salió a cenar y la rubia que aún no sabía exactamente qué fue de Jungkook llegó y arruinó su cena. Y él lloro.

Ah, que cosas.

Así que aquí era donde vivía su esposo... a decir verdad, jamás se había puesto a pensar cómo es que el vivía aquí, ¡el negocio de la panadería dejaba sus frutos!

—Pensé que sería un poco más acogedor y más íntimo que la pasáramos aquí. No quiero que vuelva a ocurrir ningún otro inconveniente.— dijo el panadero entrelazando sus dedos con los del castañito. —¿Estas de acuerdo con eso?

—Sí, muchas gracias por preocuparte por mi de esa forma, Jungkookie.— Taehyung se pegó más al aludido, queriéndolo sentir cerca.

Ambos caminaron sonrientes, esta idea era tan genial, los hacía tan felices, pasar de aquella forma estas fiestas juntos.

Taehyung aspiró el aroma a comida cuando se encontraron dentro del apartamento.

La mesa del comedor era pequeña, pero estaba decorada de una forma muy elegante, con velas y cubiertos de plata. El castaño agradeció haber puesto atención a las clases de su madre cuando le dijo para que servía cada utensilio de la cocina, puesto que ahí había más de tres tenedores y cucharas.

—Es muy hermoso.

—Me alegra que te guste, todo lo hice pensando en ti y en este momento.— ay... iba a morir en cualquier momento si Jungkook seguía así.

Taehyung se sentó en una de las dos sillas que había ahí, observando cómo su novio caminaba a la cocina, aquel atuendo le sentaba tan bien, su espalda ancha se ajustaba de una manera increíble a aquella camisa y el castaño solo podía imaginar cómo se la quitaba.

Gingerbread Man //KookV//  |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora