Las próximas semanas no fueron mejores para él, como si todo el mundo se le viniese abajo, no encontraba la salida de este problema, no hasta que se decidió.
La panadería había vuelto a florecer y aunque todo en ese lugar le recordase a Taehyung debía cumplir su con trabajo, porque nada más alzaba la mirada y ya veía al castañito pasearse por los pasillos fingiendo mirar el pan cuando en realidad estaba lanzándole miradas a él.
Como desearía regresar a esos tiempos.
Tuvo todo tipo de clientes ese día, incluso parecía como si fuesen a agradecer porque volvió a abrir después de un par de semanas.
Jungkook se sentía del nabo, tan jodido que prefería no mirarse al espejo a ver su horrible aspecto, desaliñado y cansado. Esas semanas había estado ingiriendo alcohol más de lo que en un año había tomado y aún así la incomodidad no se iba.
Porque Taehyung no estaba a su lado.
Lo arruinó todo, fue su culpa y seguramente el amor de su vida no quería verlo ni en pintura.
Las cosas habían cambiado de forma drástica, en serio. Ahora estaba prácticamente sólo. Su madre estaba molesta con él y la última vez que vio a Lisa esta se había quedado atónita llorando por sus palabras.
Una semana después de la maldita boda, esa en la que estuvo todos esos siete días encerrado en su departamento ingiriendo alcohol como forma de olvidar –aunque no había servido de nada– porque la mayor parte del tiempo se encontró pensando en Taehyung, fue a casa de su madre, porque sí, después de estar lamentándose la pérdida del amor de su vida se decidió.
No cumpliría los caprichos de su madre, definitivamente no amaba a Lisa y mucho menos se casaría con ella.
Cuando llegó a aquella casa la mujer apenas lo vio le miró con molestia y le soltó una cachetada de las buenas, Jungkook no dijo nada porque lo que le diría después ameritaba unas veinte cachetadas más por parte de su madre.
Primero dejaría que ella le dijera todo, porque bueno esas cuarenta o más llamadas por día decían mucho.
—Dime que no es cierto, Jungkook.— ella estaba parada ahí, lucía más pequeña de lo normal, con su bata de seda cubriéndola y aquella mirada filosa en él.
Jungkook extrañamente había crecido un par de centímetros más, si de por sí ya era alto, ahora su madre casi debía girar su cabeza noventa grados hacia arriba para verlo.
—¿Qué no es cierto, madre?— había tenido suficiente con ser manipulado por ella desde que nació.
Todas las desiciones que él tomó fueron influencia de su madre, de hecho él apenas había tenido oportunidad de tomar desiciones por su propia cuenta.
Había estudiado lo que ella quiso, había terminado la universidad y estuvo un año trabajando en aquella empresa que pronto heredaría e iba a seguir así, porque podía aguantar a su madre.
Ella prácticamente había escrito su vida ya. Elegía la ropa que usaría todos los días de la semana, lo que comería en el desayuno, almuerzo y cena, todo lo controlaba ella. Y Jungkook no decía nada, porque la amaba y era lo único que le quedaba, a pesar de que su padrastro estuviese viviendo lejos con su hermano.
Él sí se había cansado de ella y había decidido irse.
Jungkook no quiso dejarla y se quedó con ella, entonces tomó posesión completa de su vida.
Pero entonces un día llegó a la oficina con una chica delgada y bonita, ella sonreía de forma inocente y se sonrojó cuando él la miró. Apenas había pasado un mes desde que terminó con su novia, gracias a su madre, cabe agregar.
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Gingerbread Man //KookV// |EN EDICIÓN|
FanfictionTaehyung necesitaba a su hombre de jengibre, Jungkook podía ser eso y mucho más. Iniciada : 13/Agosto/2017 Terminada : 16 /Abril / 2019 -Contenido Adulto -Jungkook top! -Taehyung bottom! -Diferencia de edad ❗️