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Jungkook se encontraba limpiando uno de los estantes de la panadería.

Su aspecto había mejorado notablemente, ya hasta había recibido dos cartas de amor por parte de unas colegialas que iban seguido a la panadería y lo agradecía, porque así había más ingresos y tendría para subsistir.

Porque sí, su madre le había quitado todo. Hasta su departamento.

Ahora vivía junto con Namjoon y Seokjin en su casa, en la habitación para invitados, sí. No se sentía para nada incómodo, como debería, pero aún así él deseaba hacerse de un hogar en cuanto antes, aunque de algún modo la pareja era más su familia que su madre.

Y bueno, aparte de la panadería en esas semanas había ido en busca de trabajo en las empresas que le hacían competencia a la de su madre, muchos se sorprendieron al ver al hijo de Jeon Kyung pidiendo trabajo, cuando él les contó su situación ellos entendieron.

Ahora sólo estaba esperando una llamada y es que, diablos, todo esto lo estaba haciendo por Taehyung.

Y dirán; ¿bueno y dónde está cuando va en busca de Taehyung?

Pues no fue. No me culpen a mi, culpen a Jungkook, es medio marica, casi literalmente.

Pero es que se le hizo pequeña cuando se encontró fuera de la casa del amor de su vida, ¿qué si su hermano estaba ahí? ¿O su padre o su madre? Sus mejillas ya le ardían lo suficiente como para recibir más golpes. Se podía defender, claro que sí, pero no golpearía al hermano de su bebé.

Por eso ahora se encuentra en la panadería, casi estaba brillando, en serio, cada chica que pasaba y lo veía se quedaba embobada por semejante bombón, y es que por Dios. De alguna manera se había puesto tan bueno y atractivo, Jungkook estaba para chuparse los dedos.

La campana sonó, indicando que algún cliente había entrado.

—Bienvenido.— dijo volteado de espaldas.

No escuchó respuesta así que siguió con lo suyo, unos minutos después volteó encontrándose con que él chico estaba mirando aún a los panes, como si se estuviese decidiendo por uno.

Se acercó con confianza a él y habló.

—Yo llevaría el de glaseado, pero sí te gusta lo cremoso y dulce te recomiendo el de mermelada, dentro tiene chocolate y lechera.

El muchacho volteó a verlo casi con asombro, ¡y es que enserio! Era como si estuviese parado al lado de un gigante.

Jungkook reconoció ese rostro de inmediato, era el chico que abrazaba a Taehyung cuando hubo aquella extraña pelea.

—Oh ya... entonces llevaré los dos.— dijo volteándose tomando los dos panes.

El panadero extrañado asintió caminando a la caja.

Cuando la charola estuvo frente a él, metió los panes con delicadeza a la bolsa y cobró.

—Eh... disculpa.— susurró cuando el chico estaba por irse. —¿Habías venido aquí ya antes?

Pareció como si el chico se hubiese quedado helado.

—¡No!— y salió de ahí rápidamente.

Jungkook lo miró extrañado pero se encogió de hombros, todos los niños de ahora eran tan raros.

La mayor parte de la mañana la pasó así, en la panadería, prácticamente volvió a su rutina de hace un par de meses.

Cuando hubo terminado miró el reloj recargándose en uno de los mostradores, apenas eran las doce del medio día y él ya sentía que era más tarde.

Gingerbread Man //KookV//  |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora