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El castañito caminaba con una enorme sonrisa mientras se dirigía a la panadería en busca de su Jungkookie.

Hoy era el segundo día desde que habían vuelto y él no podía sentirse aún más feliz.

Sus padres, después de que Jungkook se fuese, le habían dado el visto bueno, pues para ellos el panadero lucía como un buen tipo.

Eso sí. Nada de sexo en casa, Taehyung.

Y él no iba a desobedecer a sus padres, bien podía ser empotrado en el cuarto de la panadería donde dio su primer beso.

Pero por ahora no harían nada de eso.

Ayer la había pasado la mayor parte del día con Jungkook, la otra parte hablando por teléfono con Hoseok y contándole todo. Había intentado llamar a Jimin un par de veces, pero este jamás cogió el teléfono.

Cuando entró a la panadería inmediatamente Jungkook elevó la mirada de un libro que se encontraba leyendo, su sonrisa se ensanchó y no dudó en rodear el mostrador para llegar hasta donde su noviecito.

—Hola, amor mío.— dijo rodeando su pequeña cintura con sus brazos, pegándolo a él. —Ayer te extrañe demasiado.

—Pero si sólo han pasado como quince horas, Jungkookie.— el castañito se alejó del empagaloso aludido mientras caminaba a un estante a tomar una dona. —Estoy listo para que me enseñes.

Él y Jungkook habían hablado de casi todo lo que había sucedido desde que se dejaron de ver. Taehyung sabia todo de su novio y viceversa.

El tema del trabajo era otra cosa, ya que el castañito había comentado que sería buena idea mantenerse con la panadería, a pesar de que Jungkook estuviese trabajando ahora en una empresa, por eso se encontraba ahora aquí.

—En realidad no es de mucha ciencia, sin embargo poco a poco irás tomando práctica con el tiempo.— Jungkook lo dirigió a la parte donde la magia se creaba, o más bien donde se hacían los deliciosos panes. —También pensé en que sería bueno que alguien más estuviese ayudando.

La mayor parte de la tarde estuvieron así Jungkook enseñándole con destreza como al menos hacer un pan sencillo y Taehyung llorando porque no podía amasar la masa.

Era algo simple a los ojos del mayor, quien obviamente tenía ya una gran experiencia en este campo, pero Taehyung... él... él realmente no iba a poder ser el amo de casa que soñaba ser.

¿¡Por qué las cosas tenían que ser de esta manera!?

—No te estreses, lo harás bien la próxima.— habló Jungkook cuando se encontraban yendo de vuelta a casa del menor, quien limpiaba sus lágrimas con la manga del suéter.

—Soy tan inservible.— se reprochó a si mismo, esperando recibir mimos de su novio.

—Eso no es cierto, bebé.— Jungkook no iba a decir nada, pero en serio que su TaeTae no estaba destinado a la cocina y si se hubiese tratado de alguien más él ya se hubiera desesperado, pero como era Taehyung a quien le estaba enseñando...

—Deberías contratar a alguien mejor.— dijo apoyando la idea del mayor. Jungkook obviamente asintió en su mente, pues no quería que el negocio de la panadería se viniera a abajo, no lo mal interpreten, sólo hay veces que las personas no están destinadas a algo.

Cómo Taehyung y el pan.

—En cualquier momento puedes recibir una llamada y... y yo no podré ayudarte.

—Tu Debes más bien concentrarte en tus estudios, Tae.

—¡Bah! Eso no tiene importancia, ¿quien quiere estudiar? Porque yo no. ¡Odio la escuela!— Jungkook sonrió al recordarse en aquella edad, donde lo único que quería era descansar y dejar el estudio por un rato.

Gingerbread Man //KookV//  |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora