Capítulo 8: La gran farsa

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A partir de aquí los capítulos estarán divididos entre nuestras dos personajes principales, uno para Dawn, otro para Judy. Spoiler: Si no has leído lo demás de la historia detente aquí. Ya no es secreto que Judy y Bellwether cambiaron cuerpo. Ahora exploraremos cuales son las intenciones de Dawn y como hará Judy para salir de tan inusual situación. En algún momento habrá capítulos dedicados a explorar a Nick, pero por el momento espero disfruten de las rarísimas situaciones a las que se enfrentaran ambas archienemigas al tener que vivir la vida de la otra.

La mañana llegó demasiado pronto para la coneja impostora, pues trató sin éxito de adivinar el patrón para ganar acceso al teléfono que ahora le pertenecía. El reloj mostraba las 5:30 cuando la alarma comenzó a sonar asustándola.

- ¿Qué no es demasiado temprano? -murmuró.

A causa de sus labores como ex alcaldesa de Zootopia, ella sabía de primera mano que la reunión con Bogo se llevaba a cabo exactamente a las 8:30 de la mañana; y juzgando por la ubicación del departamento en el que se encontraba el camino por subterráneo no debería tardar más de 30 minutos. O esta coneja tenía todo un ritual matutino, o simplemente era masoquista. Hasta ahora ya había estado despierta por casi dos horas, pero su cuerpo gritaba de agonía como si hubiese corrido todo un maratón. Por fin se decidió a comenzar a prepararse para vivir un día en la "glamorosa" vida de la oficial orejona.

Ya cumplido milagrosamente el primer paso de su maquiavélico plan, no podía darse el lujo de apresurar el resto. Bellwether siempre se había caracterizado por ser un mamífero de paciencia inconmensurable esperando por el momento adecuado para hacer girar los engranes. La siguiente fase implicaba mezclarse y adaptarse a su nueva vida con la identidad que ahora poseía.

El reloj marcaba las 7:30 y no había sido capaz de volver a dormir por temor a regresar al sucio agujero donde la aprisionaban. Después de todo, eso podría tratarse solo de un sueño y no estaba dispuesta a despertar todavía, o tal vez la "magia" que había tratado de invocar era de efecto temporal. Sea lo que fuese, debía creer que todo resultó y apegarse a su plan. Después de arreglarse un poco y uniformarse con las prendas que colgaban en la pared cercana a su cama, se apresuró a salir del apartamento y llegó a la estación de trenes más próxima.

Tal como lo había imaginado, llegó a la estancia del precinto con tiempo de sobra. Se dirigía directo a la sala de reuniones cuando una chirriante voz llamó un nombre al cual tendría que acostumbrarse a responder.

- ¡Judy! Digo... ¡oficial Hopps! Buenos días -gritó el recepcionista que le saludaba ondeando su enorme garra.

Siempre había visto a ese jaguar como un mamífero repulsivo, no solo por el hecho de que era un depredador sino por su insalubre figura. No podía concebir como un leopardo, el más veloz y supuestamente uno de los felinos más delgados de la creación pudo haberse convertido en ese rechoncho ser. Sin embargo, recordó que no era la más indicada para juzgar a otros basados en su aspecto físico ya que ella misma era una oveja subdesarrollada. Aun así, el seguía siendo un repudiado depredador y se prometió a si misma que una vez a cargo volvería a deshacerse de él al igual que la vez anterior.

-Hola... umh ¡Garraza! -trato de sonar tan alegre como le fuese posible, aunque en verdad se sentía muy desgastada. Ella no era una oveja tonta, sabía que sus habilidades actorales eran sobresalientes y tendría que usarlas para poder llevar a cabo su nuevo esquema.

- ¿Escuchaste sobre el nuevo disco de Gazelle? ¡Eh! ¡Adivina que! ¿Ella dará un concierto para promoverlo y adivina quien ya tiene boletos? -dijo con las patas empuñadas sobre sus fofas mejillas.

-Ummm... ¿tu?

- ¡Correcto! -concluyó Garraza con un chillido de emoción tan agudo que podría haber destrozado el cristal de la vitrina con trofeos de atrás- ¿Cuándo conseguirás los tuyos?

La maldición (The curse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora