La maldición (The curse)

Capítulo 28: Viviendo con el Enemigo. (Bellwether)

Este capitulo me llevo mas de lo esperado pues tuve que incluir varias de las ideas que tenia planeadas para otros que por separado hubieran quedado mas cortos. Espero disfruten de este capitulo y saber lo que piensan. El próximo capitulo sera sobre Judy en el cuerpo de Bell y tendra un twist inesperado, una de las escenas clave que he esperado poder escribir desde que comence esta historia. 

Entró lo más rápido que pudo a su habitación esperando no ser invadida por alguna de las pulgas que lograron escabullirse. Tomó su maleta del closet y empacó lo más rápido que pudo. Sorprendentemente todos sus bienes cabían dentro de la valija. Agarró su sombrero y abandonó el edificio tan pronto como sus conejunas patas se lo permitieron. El Zuber ya se encontraba esperando por ella en la puerta. Abordó la unidad y salió finalmente del basurero al cual no pensaba volver jamás.

Consideró llamar a Nick para contarle la situación, pero objetó la idea de inmediato. Era posible que inventara alguna excusa por ser demasiado tarde. Supuso que podría manipularlo más fácilmente si ella se presentara en su puerta sin tener a otro lugar al cual ir. No podía rechazarla y abandonarla a su suerte ¿o sí?

Después de conducir alrededor de veinte minutos, el conductor se detuvo frente a un edificio en la periferia del área centro. El registro de la aplicación indicaba que esa era el lugar donde Nick vivía.

–Ahora lo difícil. ¿Cuál será su apartamento?

No le tomó mucho tiempo descifrar el misterio. Ella personalmente nunca había puesto pie en dicho lugar, pero pudo ver una lista de los inquilinos junto a un aparato de intercomunicación que permitía llamar a los moradores. Subió al piso indicado y se encontró fuera de la puerta que esperaba fuese el hogar del zorro. Ya era algo tarde, así que golpeó la puerta con suficiente fuerza para que pudiese oírla en caso de que ya estuviera dormido.

Enfocando sus oídos pudo escuchar movimiento dentro, unos tropiezos y unos gruñidos como respuesta. Sonidos del otro lado indicaban que estaban quitando los seguros y la cadenilla que aseguraba la puerta. Un par de segundos después, se abrió dejando expuesto frente a ella a un adormilado zorro en calzoncillos solamente. Nick no parecía saber lo que pasaba pues sus ojos semi-cerrados denotaban su cansancio. Dawn por su parte se encogió de hombros y saludo a Nick sin decir palabra, solo levantó su pata derecha frente a ella moviendo los dedos de su pata y con una risa nerviosa.

Repentinamente, Nick abrió los ojos de par en par – ¡Zanahorias!– y azotó la puerta cerrándola y dejando a su compañera fuera. Dawn se preguntaba qué fue lo que sucedía. ¿Acaso pensaba dejarla ahí afuera? Entonces Nick volvió a salir, esta vez con un par de pantalones y una camisa la cual trataba desesperadamente de abrochar.

–Jud... um... Zanahorias. ¿Qué te trae por aquí?

–Hola, Nick. No es mal momento, ¿o sí?

Nick la invitó a pasar y Dawn explicó los pormenores e infortunio de lo ocurrido en el día que la forzó a abandonar su hogar esperando que él pudiera ayudarla.

–Claro Zanahorias. Ni siquiera tienes que pedirlo– bajó del sofá donde estaban platicando y le hizo una seña para que lo siguiera.

Tal como le había comentado en el fiasco de cita, el lugar era un apartamento diseñado para mamíferos más grandes lo cual le daba amplitud y lo hacía parecer enorme.

–Tendrás que disculpar el desorden. No esperaba tener visitas a tan tarde.

El apartamento estaba desordenado, aunque no sucio. Alguna prendas colgando del sofá y los trastos sucios de la cena en la pileta.