Poco a poco Bellwether se iba adaptando a la vida de la coneja antipática. No le había sido tan difícil engañar a todos en los escasos días que llevaba dentro de su orejón huésped. Incluso había logrado quedar de acuerdo con el desdichado zorro a tener una cita el día siguiente.
Como ya se volvía costumbre, se levantó temprano por la mañana a ejercitar su dolorido cuerpo con el fin de eliminar la rigidez que ya le había causado problemas anteriormente. Su rutina siguió en la dirección de las mañanas pasadas. Consideraba un reto el poder usar el baño pues el piso completo solo contaba con uno para todos los animales, aunque difícilmente alguien se levantaba tan temprano como ella. Lavarse los dientes sin duda era una tarea fastidiosa pues con esas enormes perlas frontales bien tardaba más de los que solía cuando era una borrega.
Una vez en la comisaría al fin fue interrumpida por el obeso jaguar en su fútil intento por escabullirse como en días anteriores. Afortunadamente para ella, al risible felino le encantaba parlotear sin que ella tuviera que responder más que asintiendo en todo. Al hacerle saber que ya contaba con boletos para el susodicho concierto del cual no paraba de hablar, casi la deja sorda con un inusual sonido de emoción que ella pensó solo podían alcanzar las hembras adolecentes.
En el salón encontró al zorro el cual ya la esperaba con un café justo para ella. Después de descartar cualquier sospecha de que el café pudiese contener algo, agradeció el gesto al mañoso y ambos se dispusieron a prestar atención al jefe que venía entrando entre los gritos y rugidos de los mamíferos.
Para su fortuna, no había casos grandes últimamente. Les fue asignado patrullaje en la zona centro ya que había una ola de animales que no ponían la basura en su lugar. Después de disuadir a Nick de no hacer una apuesta sobre si eran cerdos o no los que estarían haciendo tal fechoría, y multar algunos ñus que viajaban en manada dejando la basura de lo que consumían a su paso, finalmente tomaron su descanso en el mismo parque donde el primer día habían tenido la competencia.
- Entonces Zanahorias, lista para la gran cita de mañana –dijo Nick volteando a ver a la coneja por debajo de sus lentes mientras dejaba de lado su batido de moras.
Su ovejuno corazón dio un pequeño salto, pues aunque esperaba que Nick tocase el tema aún no se acostumbraba a la idea de que saldría con un desdeñable depredador.
- No tienes idea –respondió mientras volvía a la bebida de zanahoria que el mismo zorro había insistido en pagar.
El tiempo se fue volando. Quien haya dicho que el crimen no descansa seguro no tuvo que hacer patrullaje un sábado por la tarde. El papeleo al final del turno fue tan ligero que incluso el cánido anaranjado termino en un suspiro sin la necesidad que ella interviniese. El turno llegaba a su fin y cada uno tomaba su camino a casa, ambos ansiosos en la espera de la mañana siguiente, aunque por razones diferentes.
Parecía que el día llegaría a su fin sin sobresaltos para la borrega disfrazada. Se encontraba en proceso de cambiar su uniforme por ropa más cómoda para poder dormir cuando un estridente sonido la sacó de balance haciéndola dar un tropiezo y cayendo de cola contra el suelo. Rápidamente se incorporó para revisar la llamada entrante. Detrás del botón para contestar se veía una fotografía con un par de conejos.
- Esto debe ser una broma –dijo para sí misma y volteando al cielo.
Si algo sabia de los conejos es que al ser animales de familias numerosas, tendían a ser muy protectores y de no contestar era muy probable que trataran de contactarla por otros medios o incluso ir a buscarla en persona. Por otro lado, si no era lo suficientemente convincente con sus respuestas, podrían sospechar que algo andaba mal. Después de rápidamente so pesar sus opciones, decidió contestar. Para su sorpresa, la imagen de una coneja comenzó a moverse en la pantalla.
- ¡Oh no! –pensó a la vez que un escalofrió recorrió su cuerpo de orejas a patas. No imaginó que se tratara de una video-llamada. Su única reacción fue plantar una sonrisa larga que denotaba un obvio nerviosismo.
- ¿Hola? ¿Judy?
- Hooola. Pero si es... -no tenia idea de quien sin embargo decidió responder con la suposición menos arriesgada- ¡mi madre!
- ¿Cómo te encuentras hija? ¿Estas bien? Esperábamos tu llamada hace media hora.
- Oh, si desde luego. Es que el tiempo se me fue volando.
- Eso supuse. Tendrás que disculpar a tu padre. Tuvo un contratiempo con el tractor, pero me pidió que te mandara saludos. ¿Cómo te fue en la semana? ¿Estas comiendo bien? Dime que ya no estas comprando esas horribles zanahorias deshidratadas.
Bell tenía toda la intención de terminar la llamada lo más pronto posible, sin embargo su madre postiza no volvía la tarea nada sencilla. Mientras más tiempo se mantuviera enlazada, más probable era que cometiera algún error. A pesar de ello, mientras más duraba la llamada, Bell sentía cierta nostalgia. Recordó como solía conversar con su madre de cientos de temas triviales cuando aún se encontraba libre, pero una vez estando en la cárcel, todo contacto por parte de su familia fue eliminado. No culpaba a su madre por la súbita falta de comunicación, sabía que de ser su decisión, ella la visitaría en prisión sin dudarlo. Pero al ser su especie de carneros y borregos, las reglas del líder no podían desafiarse.
La conversación aunque inesperada, estaba resultando amena para Dawn. Al parecer la madre de la odiosa coneja era muy similar a la suya. Ambas gustaban de platicar y ser escuchadas. En un par de ocasiones pequeños conejos saltaban frente a la pantalla tratando de saludarla y en el fondo se veía algunos otros haciendo labores de niñera o limpieza.
- Te noto nerviosa Judy. Casi como la primera vez que partiste a Zootopia ¿Tienes algun problema en el trabajo? ¿No me digas que te está causando problemas ese zorro compañero tuyo? –dijo Bonnie juguetonamente.
- Algo así. No es nada. Ha sido un día largo, y necesito descansar. Al parecer Nick quiere que tengamos una cita.
Repentinamente, el barullo que se escuchaba en el fondo de la madriguera se atenuó. Los conejos que estaban al interior de la sala voltearon ligeramente con sus orejas como radares hacia donde se encontraba Bonnie.
- Espera un segundo Judy –respondió Bonnie.
En la pantalla apareció la mano de su "madre" tomando el teléfono y metiéndolo a su delantal. Se podía escuchar sonidos de cómo se alejaba del lugar donde se encontraba. Al sacar su teléfono nuevamente, Bonnie tenía una incomprensible expresión de nerviosismo en su rostro.
- Hija, no sé cómo decirte esto, pero debo ser sincera contigo –dijo Bonnie con voz de preocupación que solo una madre es capaz de producir- entiendo que eres impulsiva e idealista, y sabes que confió en tus decisiones, pero no sé si en verdad sea buena idea que quieras salir con un zorro, aunque éste se trate de Nick. No sé lo que pensaría tu padre si supiera sobre esta cita. Seguramente querría ir a hablar contigo directamente hasta Zootopia.
- Oh, mamá. ¡Por supuesto que no! Nick y yo solo somos amigos ¡No planeo salir con Nick de esa forma! Ademas, el es un zorro y yo una coneja. –respondió alegremente al conocer que la postura de la matriarca Hopps se alineaba con su forma de pensar.
- Sabes que cualquiera que fuera tu decisión la apoyaría, Judy. Confiamos en ti –respondió Bonnie más calmada –creo que ya es tarde y debes ir a descansar. Hablamos pronto, quiero que me cuentes todos los detalles de tu salida.
Era obvio que su nueva mamá era ciertamente conservadora, aunque probablemente las tendencias desviadas de Judy Hopps la habrían dirigido en una dirección más "progresista" haciéndola tolerante a la odiada especie depredadora.
Se despidieron y el teléfono volvió a su estado de espera. Aunque corta, la llamada hizo que Bell tomara afecto por la procreadora de su mortal enemiga. Esperaría con emoción volverla a llamar para decirle como había despechado al odioso canido. Apagó la luz y se tiró a la cama para dormir. Mañana sería un día que seguro desearía echar al olvido.
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La maldición (The curse)
FanficNick y Judy son compañeros en la policía y grandes amigos, pero saben que podría haber algo más que amistad en su relación. Por otro lado, Bellwether estando en prisión prepara la venganza que caerá sobre sus captores y sobre Zootopia de una forma m...