Capítulo 12: One punch!!!!!!! (Judy)

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Pido disculpas si tardé mucho en actualizar la historia y en verdad deseaban seguir leyendo. Espero poder actualizar mas seguido. Esta historia no se quedara a medias a menos que me muera.


Afortunadamente para ella, la conversación con Marc el rinoceronte había rendido frutos. No solo se enteró de que Marc había sido arrestado por intentar robar un cargamento de telas finas, sino que también obtuvo valiosa información sobre sus deberes en la prisión. Al parecer ella era la encargada de la biblioteca y su turno comenzaría en un par de horas.

–Tenía que ser la biblioteca. Simplemente no podría haber elegido algo menos desafiante –refunfuñó imaginándose lo tedioso que sería pasar tanto tiempo en pasividad. No es que no le gustara leer. Era muy inteligente y hasta cierto punto una ávida lectora, pero al ser la coneja que ella era su cuerpo le pedía movimiento y retos físicos constantemente.

–Ya encontraré la forma de arreglármelas –trató de animarse a sí misma. –Por ahora iré a la pista a dar algunas vueltas.

No había mucho que hacer hasta las 9:30 que es cuando su turno en la biblioteca de prisión comenzaría, así que no era tan mala idea ir a realizar algo de ejercicio para despejar su mente. Tal vez la ayudaría a pensar algún plan que no hubiese cruzado su mente.

Al llegar al patio de ejercicios notó que era bastante amplio. Supuso entonces que al ser una cárcel con animales de distintos tamaños los espacios debían poder adaptarse a los más grandes. Es por eso que le parecía de dimensiones exageradas al ser ella mucho muy pequeña.

–Al menos ahora sé que se hace con los impuestos que pago.

El patio contaba con bancas de cemento con pesas del mismo material junto a éstas. Había un par de canchas de baloncesto y un área de tierra enorme el cual su propósito le era desconocido. Todo esto se encontraba rodeado por una amplia pista de asfalto. Pudo ver algunos animales como leopardos, cebras, perros de la pradera y otros que necesitaban al igual que ella un comienzo activo para poder sacar toda esa energía acumulada. Se acercó a la pista y se puso una meta en mente.

–En verdad necesito despejar mi cabeza después de tanta locura. Creo que tengo el tiempo suficiente para correr 5 kilómetros.

Comenzó con algunos estiramientos y algo de calistenia para evitar alguna lesión. Un alce y un venado detuvieron su marcha para verla de manera poco discreta y comentar sobre lo que hacía.

–Como extraño tener mis orejas en este momento. Al menos sabría si me están criticando.

Entró a la pista y empezó a trotar sintiendo como el viento soplaba entre su lana y como sus pulmones se llenaban de oxígeno. Le encantaba esa sensación de bienestar que daba correr. Era una libertad inimaginable el saber que podías impulsarte hacia adelante y con cada paso sentir el aire debajo de ti como si por unos instantes estuvieras volando y nada pudiera detenerte. Era tal el nivel de satisfacción que pudo sentir como lágrimas se formaban lentamente. Toda esa emoción duro exactamente 14 segundos.

–Pero que...

Repentinamente, la gravedad se sentía más pesada, sus músculos gritaban en agonía que se detuviese, sus pulmones ardían como si una llamarada hubiese entrado y estuviera consumiéndola por dentro. No le quedó más opción que detener el paso y sostener sus pezuñas sobre sus rodillas jadeando de forma que sus pulmones pudieran expulsar todo ese malestar acumulado. No había corrido más de 50 metros y ya se encontraba en su límite.

– ¡Cómo es esto posible! –Dijo entre profundas bocanadas de aire tratando de recuperar sus fuerzas – ¡jamás en mi vida había estado tan fuera de forma!

La maldición (The curse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora