Capítulo 37: Un Salto de Fe (Judy)

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Como era ya casi costumbre, Judy se preparaba para una nueva reunión con el misterioso Jack Savage. Esta sería la cuarta de una serie que comenzó bastante álgida cuando la liebre trajeada casi le rompe el cuello tratando de sacarle la verdad. En esta ocasión, él le había prometido que sería un tipo de sesión especial lo cual no la emocionaba en lo más mínimo considerando como habían transcurrido las anteriores.

Segunda cita

La segunda vez que Savage envió por ella, Judy recién había cortado su frondosa lana. Así que cuando los encapuchados se aparecieron intentando capturarla, ella lo consideró como un reto al escabullirse y darles un verdadero espectáculo de lo que su entrenamiento había logrado. Realmente todo su esfuerzo había rendido frutos y no solo eso, sino que al ejercitarse con el peso extra incrementó los resultados que esperaba obtener. Finalmente sentía que había recuperado parte de quien ella solía ser.

–Vamos Dawn, coopera con nosotros. No sabes de lo que es capaz Savage si no llegamos a tiempo –gruñó el puma enmascarado.

–Claro que sé de lo que es capaz ese bravucón –respondió Judy. –Está bien, me rindo.

Permaneció inmóvil con las pesuñas al aire hasta que los dos depredadores estuvieron junto a ella y la cubrieron con el costal. El viaje fue un poco movido, aunque era de suponerse dado el tiempo que habían desperdiciado. Cabía destacar que esa sesión fue la más amena de las tres que llevaba en su cuenta. Para sorpresa de Judy, Jack se comportó como un mamífero decente. El trato que recibió de su parte fue cordial y amable. Al parecer estaba tomando un acercamiento menos agresivo que la última vez. Se preguntaba si tendría que ver con la supuesta amenaza a Skye, aunque la liebre parecía de los que no se intimidan fácilmente.

–Veras, Dawn. No quiero admitirlo, pero tus actitudes y comportamiento revelan un cambio drástico en tu personalidad. Aunque me gustaría que nuestras consultas pudiesen seguir solo con charlas, debes entender que no puedo estar seguro que sea cierto todo lo que me dices. Y eso es toda culpa tuya. Tu perfil psicológico te clasifica como una manipuladora megalómana egocéntrica.

–Lo sé, y no te culpo. Pero, ¿como puedo demostrar que en realidad ya no soy esa oveja?

–Lo que propongo es que en nuestra próxima reunión me permitas administrarte un químico relajante para examinar tus respuestas bajo su influencia.

Judy tenía entendido que el uso de "sueros de la verdad" no era del todo confiable, pues creaban alucinaciones en el usuario que podían arruinar una entrevista. Tal vez era una táctica para probar que tan dispuesta estaba a cooperar con él.

–Por cierto ¿Cómo está el clima? –preguntó Savage interrumpiendo su cavilación.

– ¿Disculpa? –respondió ante la cuestión repentina.

–Ya sabes... –hizo una pausa apuntando con un dedo hacia el cielo. –El clima. Últimamente he estado ocupado y no he tenido tiempo de ver si esta soleado o nublado.

– ¡Oh, Cielo! ¡En inglés es "Sky"! –concluyó en su mente.

Era un tanto raro que Jack usara claves para comunicarse con ella, pero entendía a lo que se refería. Todo tenía sentido si consideraba que el viernes pasado Skye había saltado su "terapia" semanal y parecía estar un tanto molesta a causa de eso.

–El clima está bien. Mayormente ha estado soleado, aunque hubo presencia de nubes los últimos días. Espero que no llegue alguna precipitación repentina –indicó Judy.

–Gracias, Dawn. Estoy seguro que no llegará a eso. Hemos terminado por hoy. Puedes retirarte.

Judy se asombró de lo afable que fue Jack con la despedida. Se levantó del sillón y caminó hacia la puerta donde al sostener el picaporte sintió un pinchazo bajo la pesuña.

La maldición (The curse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora