Capítulo 40: Incorruptible

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Para muchos mamíferos, las vacaciones eran un momento para salir de la rutina de lo cotidiano, relajarse haciendo lo menos posible, salir en una aventura inolvidable para crear memorias o un tiempo para detenerse, reflexionar y hacer cambios. No importa la intención de estas, siempre y cuando su finalidad sea hacer que el estrés acumulado desaparezca. Para infortunio de Dawn, todo ese estrés regresó de golpe al enterarse que Leonzalez saldría libre en una semana.

Sin embargo, pudo fingir lo suficiente las últimas horas de su estadía antes de partir a la estación donde su fachada se cayó y su molestia se volvió obvia. Por más que tratase de fingir, Nick terminaría por darse cuenta, así que no había porque ocultar su insatisfacción.

– ¿Qué ocurre, Zanahorias? No quería decir nada frente a tus padres, pero noté que has estado algo molesta desde esta mañana.

–Es... ¡ah! ¿Qué acaso no leíste el periódico antes de salir? –preguntó ante lo que Nick negó con la cabeza. –Leonzalez saldrá de prisión. No puedo creer que ese canalla salga después de lo que hizo.

–Bueno, no quiero jugar al abogado del diablo, pero lo que hizo de cierta forma ayudó a prevenir ataques a los ciudadanos. No estoy diciendo que haya estado bien, pero creo que ya pagó su deuda con la sociedad.

El comentario del zorro solo la hizo enfurecer. Era obvio que siendo un depredador el estaría del lado de su facción.

–Vamos, Zanahorias. Sé que crees que debería estar encerrado más tiempo. Después de todo malversó fondos para la creación de ese hospital secreto.

– ¡Exacto! –aludió a la perspicacia del zorro. – ¿Crees que trate de volver a la política?

–Sin duda. Los mamíferos parecen quererlo aun. ¿Te preocupa que quiera volver al poder sabiendo que es corruptible?

– ¿Y que a ti no? –respondió preocupada.

–Te diré que, Zanahorias. Si Leonzalez vuelve a tratar de entrar en la política, podemos boicotearlo. Sabes que conozco a todo el mundo. Podríamos hacer algunas artimañas, legales por supuesto, para desprestigiarlo –compartió el vulpino.

– ¿Hablas en serio Nick? ¿Harías eso por mí? Sería genial –afirmó Dawn emocionada.

– ¿Aún más genial que el concierto al que iremos la próxima semana?

Dawn fingió sorpresa diciéndole a Nick que ella suponía que era él quien no lo recordaría, aunque en verdad ella ya había olvidado que el concierto estaba próximo. Aun así, seguramente un gordinflón conocido se lo hubiera recordado tarde o temprano al volver a la estación.

De regreso en Zootopia, utilizaron su último día de vacaciones para limpiar la casa y estar preparados para la jornada que retomarían la mañana siguiente.

Al comienzo del nuevo día, ambos despertaron temprano; Dawn porque era su costumbre y Nick porque los horarios de la granja descontrolaron su reloj interno haciéndolo que comenzara a despertar más temprano sin necesidad de su despertador.

Ambos llegaron a la estación donde Garraza ya preparaba una muy animada bienvenida; en especial para la coneja quien ya suponía que el afable jaguar querría platicar dado que el evento de Gazelle se encontraba prácticamente a la vuelta de la esquina.

Nick la ayudó a zafarse del felino manchado para poder llegar a la junta matutina a tiempo. El zorro empujó la puerta permitiéndole el paso e ingresando detrás de ella. Todos los mamíferos que ya estaban reunidos guardaron silencio al percatarse de su presencia. Los dos comenzaron a caminar por el pasillo central entre el silencio incomodo hasta que en el fondo se escucharon aplausos; seguido, todos los animales iniciaron un alboroto. Los saludaban y halagaban. Una vez en su lugar, Bogo hizo su usual entrada pidiendo silencio al llegar al podio.

La maldición (The curse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora