CAPÍTULO 27: Adaptarse o Morir (Bellwether)

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Lamento la larga espera pero este capítulo se extendio un poco mas de lo que hubiera deseado. E n mi mente parecia mas corto, pero al escribirlo tuve la necesidad de agregar elementos que lo volvieran mas interesante.


Bell subía por el ascensor dirigiéndose a su departamento sintiéndose un poco fastidiada, pero regocijándose ante la enorme victoria lograda. Había conseguido ganar una deliciosa comida, despechar al zorro, y al mismo tiempo mantenerlo como su aliado.

­–Pareces contenta –dijo su espectral tía apareciendo detrás de ella.

– ¡Te juro que vas a matarme de un ataque al corazón! –Respondió Dawn exaltada-. Me cuesta acostumbrarme a la idea que no eres un producto de mi imaginación.

–Pudiste haberlo utilizado. ¿Por qué no le diste una oportunidad? Se veía como un buen mozo.

–Porque es un maldito depredador, por eso. ¿Que acaso soy la única que lo entiende? ¿No recuerdas lo que me paso por culpa de esos malditos depredadores?

– ¿Te refieres a ese pequeño golpe que te diste en la cabeza cuando eras una ovejita? Ya deberías superarlo querida. Suena algo egoísta tratar de destruir a una especie por algo que te paso hace tanto tiempo.

– ¿Egoísta?... ¡¿Egoísta?! –explotó Bell contra su tía. –Si tan siquiera te hubieras quedado, sabrías las consecuencias de lo que sucedió después. No lo hago por mí, yo ya soy un caso perdido. –Continuó menos abruptamente–. Lo hago por todas esas Dawn Bellwether que puedan sufrir lo mismo que yo y por todas esas torpes Judy Hopps que creen que los depredadores son seres en los que se puede confiar. Así que si quieres mi ayuda lo mínimo que puedes hacer es no opinar al respecto.

Úrsula simplemente se encogió de hombros restándole importancia a los alegatos de su sobrina.

–Ahora deja de hablarme, no quiero que los vecinos piensen que perdí la cabeza –dijo a la vez que se abrían las puertas del elevador.

Dawn llegó a su habitación y se quitó las prendas, cambiándolas por unas más cómodas. Agarró su teléfono y comenzó a buscar entre los contactos.

– ¿A quién piensas marcarle? –preguntó su tía con desinterés.

–Shush, necesito llamar a alguien que si me comprenda –mencionó tras presionar el contacto deseado.

El teléfono marcó unos segundos hasta que la pantalla al fin cambió por la imagen en vivo de Bonnie Hopps.

–Hola, mamá ¿Cómo estás?

– ¡Judy! Que sorpresa que me llamaras. Por lo general es al revés. Tu padre aún no termina con los deberes de la granja. Dime, ¿te encuentras bien?

–Claro, es solo que llamaba para saber si quieres hablar sobre aquel asunto que dejamos pendiente.

–Cuéntame hija ¿Cómo estuvo tu cita?

Dawn le contó sobre el atuendo que llevó puesto mostrándolo por la pantalla lo cual dejó a Bonnie sorprendida por su buen gusto y por como sentía que la ciudad la había ayudado a madurar pues no era costumbre de Judy el usar vestidos.

– ¿En serio te llevó a un lugar tan costoso? Siempre supuse que Nick no era del tipo romántico, sobre todo porque se la pasa poniéndole sobrenombres a todos –comentó Bonnie al contarle sobre el exclusivo lugar al que fue invitada.

Bonnie se mantenía animada hasta que Dawn le hizo saber sobre la invitación de Nick para compartir su departamento.

– ¡Que atrevido! Hija, por favor dime que no lo estas considerando. No es que desconfíe de Nick, pero debes entender que soy tu madre y hay ciertas cosas que me preocupan sobre tu bienestar.

La maldición (The curse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora