Capítulo 42: La decisión más difícil.

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Nick salió del cuarto de interrogación con la promesa de volver lo antes posible. Trató de ocultar lo mejor que pudo su desesperación creada por el abrumador sentimiento de culpa que lo inundaba. Su realidad daba un giro completo y no sabía si estar alegre o decepcionado al descubrir la verdad. Por un lado, todo lo que venía sospechando sobre Judy... de la coneja que vivía con él, fue confirmado por la otra Judy en el cuerpo de Bellwether. Pensar en ello aún se sentía raro. Por otro lado, saber que el cambio en la actitud de su amiga no era su culpa le daba esperanza de intentar todo nuevamente con ella. Sin embargo, la situación actual no era favorable para ninguno de los dos. Nick solo tenía una cosa en mente. Regresar a donde estaba la impostora y tratar de restaurar todo a cómo debía ser.

Su juicio se encontraba nublado por el conocimiento recién adquirido, sentía como si un taladro le torturase la sien al imaginar todo el dolor y soledad por los que Judy atravesó estando confinada en prisión. El pensar que él no estuvo ahí para apoyarla y que, al mismo tiempo, todo ese cariño había sido derrochado en subsanar una sórdida relación con la ex alcaldesa solo echaba más sal a la herida.

Condujo velozmente de regreso a la ciudad activando los códigos audiovisuales de su patrulla para abrirse paso por las calles más transitadas. Después de reprocharse todo en una infinita batalla interna decidió darse un respiro y reflexionar en lo que debería hace a continuación. Había llegado a la estación donde trataría de poner a Bogo al tanto de la situación. Entró ignorando a Garraza quien trató de llamar su atención. Se enfiló hasta lo oficina del jefe abriendo la puerta sin siquiera molestarse en tocar.

–Jefe, necesitamos hablar. Es sobre... ¿esa es Gazelle? –Cuestionó al búfalo quien colocó sus pezuñas sobre el aparato al entrar.

– ¡Wilde! ¿Que crees que haces? –respondió obviamente apenado. – ¿No ves que estoy en mi descanso?

Nick pensó en cientos de burlas y comentarios que podría hacer sobre el pequeño incidente, pero había asuntos más importantes que tratar.

–Señor, acerca de lo que hablamos de Judy esta mañana...

El semblante del búfalo cambió por completo al escuchar el nombre de la orejona. De estar preocupado por ser capturado viendo videos, su rostro se relajó como si hubiese caído en un trance.

–No tengo idea de que estas hablando, Wilde –respondió con voz monótona.

–...discutimos el comportamiento de Hopps y usted me dijo que...

–No tengo idea de que estas hablando, Wilde –repitió nuevamente como una cinta en una grabadora. –Ahora vete antes de que te mande a colocar multas todo un mes –insistió con la misma falta de emoción.

–E... está bien, señor.

Nick sabía que algo pasaba con Bogo, pero ahora mismo no tenía tiempo para preocuparse por él. Solo podía suponer que todo era obra de la coneja embustera quien de alguna forma lo hizo perder la memoria. Conociendo de lo que fue capaz de hacer con Judy, eso no le sorprendería. A pesar de no contar con el respaldo de su jefe, el plan se mantenía igual. Aun contaba con el factor sorpresa y Dawn no lo vería venir cuando la sometiese; primero la interrogaría corroborando así su falsa identidad para después obligarla a revelar como revertir su maleficio. Desbloqueó su teléfono y marcó a su sospechosa inquilina para saber su ubicación.

– ¡Hey, Zanahorias! –saludó carismático.

–Hola, Nick –respondió alegremente la coneja. – ¿Adivina quién puede volver al trabajo a partir de mañana?

Sus reacciones eran tan convincentes que si en realidad no supiera quien era ella seguiría bajo su engaño.

–Qué alivio. Estaba comenzando a preocuparme por tener que visitarte al psiquiátrico –bromeó haciéndola reír. –Oye, al parecer me desocupé antes de lo esperado, ¿aún quieres ir a comer?

La maldición (The curse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora