Capítulo 17: El Conocimiento es Poder

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Disculpen si no he estado actualizando tan seguido. Últimamente he tenido demasiado de todo; trabajo, vida en el hogar, TRABAJO. Pero esta historia no se detiene. Ahora me encuentro escribiendo parte del 18 que regresa una vez mas a centrarse sobre Bellwether. Espero que los ávidos lectores que esta historia ha ido acumulando con los meses lo disfruten.

Judy se encontraba intranquila en su sueño. Se encontraba de regreso en aquel festival de la lana y frente a ese lobo el cual la arrojó una vez más contra el suelo. Nuevamente, los gritos de auxilio pidiendo socorro por la situación y ella cayendo en un profundo sueño.

- ¡AH! –gritó al despertar, se encontraba jadeando rápidamente y con su latir acelerado. Buscaba desesperadamente algo que pudiera abrazar, pero no logró encontrarlo. Recordó lo que había sucedido y que no estaba más en su cuarto o en su cuerpo. No era posible que eso no fuese una pesadilla. Se encontraba atrapada dentro del cuerpo de Dawn Bellwether. Simplemente había despertado así la mañana anterior y no encontraba explicación lógica del porqué.

Se levantó de la chirriante cama y se acercó a la puerta de su celda. Pudo observar a un chacal haciendo guardia al final del pasillo.

- Disculpa, ¿podrías decirme la hora, por favor? –cuestiono a su celador con la esperanza de saber si era demasiado tarde o temprano para volver a la cama o comenzar alguna rutina de ejercicios que le permitiera alistarse para el día.

El gruñón chacal simplemente resopló y contestó– ¿acaso tienes una cita a la cual no quieres llegar tarde? Regresa a tu cama.

Aunque la intensión del guardia era simplemente el hacer que Judy regresase a dormir y no tener que lidiar con la situación. Judy sintió esas palabras muy profundo pues en realidad si había una cita a la cual desearía poder asistir. Aunque era una fuerte oficial de policía y sabia como pelear en contra de sus instintos, estos a veces surgían y no podía evitarlos. Justo como aquella ocasión bajo el puente cuando no pudo contener las lágrimas al estar disculpándose con Nick, esta vez el recordar al mismo la hizo sentir que su mundo se venía abajo. Regresó a su cama donde se acurrucó sintiendo un vacío inmenso dentro de su pecho, el mismo que sintió al casi perder a Nick, con la única diferencia que en esta ocasión no había zorro que la consolara con un fuerte abrazo y un chiste para aligerar sus penas. Lentamente lagrimas comenzaron a rodar por sus lanudas mejillas al recordar que no podría ver a Nick mientras estuviera encerrada como una criminal, sus ahogados sollozos la arrullaron hasta quedar profundamente dormida.

La mañana llegó inesperadamente, el sonido de las cerraduras electicas la despertó de su profundo sueño. No acostumbraba a levantarse tan tarde, pero no había forma de evitarlo. A falta de espejo subió al retrete del cual podía reflejarse. Su lana se encontraba desalineada del lado donde se había recostado. Esto le provocó una pequeña sonrisa, pues nunca imaginó ver a Bellweather en un estado tan desalineado, aunque lo siguiente fue por supuesto arreglar sus blancos mechones de lana, pues era ahora ella quien portaba esa imagen.

Decidió volver a la rutina del día anterior con excepción de la ducha. No sabía cuáles eran los hábitos de limpieza de una oveja, pero seguramente por la cantidad de lana suponía que no sería necesario un baño diario si no se ensuciaba demasiado. Se dirigió al comedor donde la comida era nefasta y después al patio a hacer un poco de ejercicio. Las miradas desagradables la seguían a donde fuese. No es que la incomodaran del todo, pues sabía lo que ella ahora representaba, pero definitivamente no era agradable que los demás te juzgaran por alguien que en realidad no eres.

La biblioteca era ahora su nuevo ambiente, el lugar donde debía desempeñar la fastidiosa labor de acomodar y clasificar libros. Aunque la biblioteca ofrecía un espacio donde poder planear esquemas sobre cómo abordar su actual situación dado a que no era muy concurrida, era paradójico pues prácticamente todo su tiempo era libre. Necesitaba el reto, la emoción, el saber que otros la necesitaban y que estaba haciendo del mundo un lugar mejor.

La maldición (The curse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora