CAPÍTULO 24: UNA CITA (IN)OLVIDABLE (Bellwether)

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Un saludo a todos. Este es de mis capítulos favoritos. Espero lo disfruten al igual que yo al escribirlo. 



Domingo por la mañana. Si existía una parte de la semana que fuera mejor no la conocía. Era ese momento especial en el que podía despertar hasta tarde y descansar de una semana llena de estrés causado por el trabajo. Podía permanecer en cama y leer el periódico mientras bebía una deliciosa taza de francés tostado y disfrutar de un croissant relleno de fruta. Eso seguro era el paraíso.

- Como desearía que ese fuera el caso –dijo Dawn para sí misma.

Una vez más el cuerpo usurpado a la coneja la traicionaba. En lugar de despertar hasta tarde, su sistema nervioso la obligó a abrir los ojos mucho antes que el sol apareciera. El esfuerzo físico de la semana se manifestaba en dolor y rigidez muscular. Sus orejas aun desacostumbradas captaban los ronquidos y quejidos de algunos de los vecinos que seguían atrapados en sus sueños. Sin otra cosa que hacer, decidió comenzar su día con algunos movimientos de calistenia para relajar su cuerpo. En lugar de un café europeo, tuvo que consolarse con uno descafeinado barato que compró en la tienda a la vuelta del edificio. El tamaño del departamento limitaba las comodidades a las que estaba acostumbrada. Contaba con un diminuto refrigerador mini-bar dentro del closet que no le permitía guardar muchos alimentos. Su única fuente de cocción era el viejo microondas que debía sacar cada vez que deseaba usarlo. La falta de una habitación de baño privado era lo peor de todo.

La preparación matutina había sido todo un martirio, pero seguramente no sería lo más desagradable de su día. Se necesitaba preparar para la cita con el zorro y eso la hacía rabiar. Aun entre rabietas y refunfuños decidió vestirse a la espera del fastidioso evento.

- Oye coneja, ¿por qué tanto ruido? ¿Acaso no sabes que es domingo? –gritó uno de sus vecinos del otro lado de la pared.

- Ya cállate, ¿no ves que lleva preparando esta cita toda la semana? Seguro solo le dijo a su mamá que no saldría con el zorro para no preocuparla –dijo otra voz tras el mismo muro.

- ¿O seguro no entra en el vestido?

- Es una oficial y está en forma, claro que entra en el vestido.

- Pero a las chicas les gusta comprar ropa más pequeña de lo necesario.

- Si, igual que tú y tus playeras

- Ya cállate, te van a escuchar todos los vecinos

- No, tú cállate.

Y así siguieron hasta quedar nuevamente en silencio. La privacidad era otro de los problemas del cual debería cuidarse, o alguien tarde o temprano escucharía algo de lo que dijese y podría entorpecer sus planes.

No contaba con mucho efectivo, excepto por el que Doug había dejado plantado para que lo encontrase. El día anterior antes de llegar a casa y sabiendo que tendría que jugar su parte en la aborrecida prueba, había decidido ir de compras y buscar algo lindo para ponerse. Si iba a estar toda la tarde soportando al engreído zorro, lo menos que podía era hacerlo de la forma más cómoda posible.

Uno de sus gustos era el de usar faldas, aunque siendo borrega no solía tener tantas curvas en su cuerpo. Eso dificultó el comprar ropa que le quedara. El conjunto que consiguió no era muy vistoso pero en ella lucía bastante bien. Era un vestido amarillo claro, un tanto entallado al cuerpo, mangas cortas que solo cubrían los hombros y un largo que le llegaba ligeramente por debajo de las rodillas, lo cual le hacía lucir su delgada cintura, y sus torneadas pantorrillas y brazos. Contaba con un listón con moño del mismo color que iba alrededor de la cintura acentuando su figura. El toque final era un largo sobrero que se conjugaba excelente con el resto del atuendo. Este último accesorio le encantó no solo por ser un gran complemento, sino también porque desde el cambio de cuerpo se sentía incompleta sin su frondoso peinado lanudo sobre la cabeza.

La maldición (The curse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora