Capítulo 35: Doble Problema (Dawn y Judy)

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La rutina era algo que muchos mamíferos odiaban. Sin embargo, para el par de impostoras fingiendo vivir la vida de la otra, los rituales diarios representaban seguridad pues al haber cambiado de cuerpos y enfrentarse a todo nuevo, la lucha por alcanzar cierta estabilidad era un logro que consideraban único y especial.

Como cada mañana, ambas despertaban temprano por sus propios medios y comenzaban su rutina de ejercicio. El entrenamiento era algo que ninguna dejaba pasar. Judy, por su parte, hacia un pequeño circuito dentro de su limitada celda para mejorar su condición física que hasta hace tiempo era deplorable. Judy tenía el beneficio de no necesitar transporte a su área de trabajo, por lo que podía aprovechar su tiempo para relajarse antes de ir a cocina. Esta ventaja la había estado explotando con más frecuencia pues, por alguna razón que desconocía, últimamente sentía una pesadez y fatiga mayor cada vez que terminaba un entrenamiento que hasta hace unas semanas podía realizar sin sentirse tan agotada. Era posible que al fin hubiera alcanzado algún tope en el restringido cuerpo de Bellwether, pero ella estaba dispuesta a ir más allá aunque esto implicara un desgaste físico superior. Aun no llegaba al punto de quedar totalmente exhausta, pero simplemente esa semana todo parecía más pesado e incluso caminar se había tornado difícil.

En cambio, Bellwether salía a dar un recorrido de algunas manzanas para evitar los recurrentes entumecimientos. Aun con la desventaja que conlleva el circular grandes distancias en la ciudad, ahora contaba con un chofer vulpino que le permitía aprovechar mejor su tiempo en la mañana para poder desayunar y prepararse con calma. Cabía destacar que su relación con Nick era más desenvuelta. Su suposición sobre cómo tratar al zorro había sido correcta. Retarlo, responderle y bromear se había vuelto parte de la convivencia cotidiana. Su actuación se había vuelto algo natural que ya no le provocaba el mayor esfuerzo. Ya no atrancaba la puerta por las noches, la presencia de Nick ya no le era del todo desagradable, e incluso podía charlar sin preocuparse por cuidar lo que decía pues ese mamífero no la juzgaba; aunque eso no evitaba que de vez en cuando la desquiciara con sus comentarios sarcásticos y una que otra burla inocente. Fue exactamente eso lo que sucedió cuando Nick se percató del cambio en la apariencia de la coneja.

Dawn descubrió que Hopps recortaba parte de su pelo a propósito, pues con el pasar de los días notó como un mechón de cabello más claro había comenzado a brotar sobre su cabeza. Fue entonces que decidió mantenerlo pues la hacía sentir más cómoda como cuando ostentaba su esponjosa lana. Los comentarios de Nick no se hicieron esperar al respecto.

Nick comenzó bromeando sobre como "pelusa" ahora era un sobrenombre más apropiado en lugar de "Zanahorias". Dawn sabía que los chistes de Nick solían ser de humor inofensivo. Sin embargo, los comentarios sobre su peinado la hacían sentir ligeramente ansiosa.

– ¿En verdad crees que me veo ridícula? –cuestionó Dawn con una postura retadora pero triste.

Nick la observó con una mirada tierna y una sonrisa cálida.

–Por supuesto que no, Zanahorias. En realidad te vez... um... –guardó silencio mientras desviaba la mirada.

El zorro frente a ella estaba apenado buscando un adjetivo adecuado para describirla.

– ¿Linda? –completó Dawn haciendo que Nick voltease sorprendido. Si no fuera por su pelaje rojizo podría ver el ligero rubor que se formaba debajo.

–No es la palabra que yo usaría, simplemente porque no soy un conejo, pero si tú crees que es la adecuada, entonces... –comenzaba a parlotear cuando Dawn le puso un alto.

–Solo bromeo, Nick. Creo que lo dejare pasar y permitiré que me llames linda solo esta vez.

– ¿Eso me vuelve un conejo honorario? –bromeó Nick regresando a su usual humor y haciéndola sonreir. –Está bien, Zanahorias. Creo que te vez linda con ese peinado.

La maldición (The curse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora