Sorpresa

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Octubre, 5. 2007.

*Narra Chris*

Ordené la casa. En media hora debía ir a buscar a Dul al hospital porque hoy le daban de alta. Estaba feliz porque saliera por fin. Se recuperó bastante rápido. Y estoy orgulloso de ella porque es una guerrera. No muchos logran sobrevivir a accidentes de ese tipo. Pero ella lo logro. Aunque tiene que seguir haciendo reposo para terminar de recuperarse.

Cuando el doctor me dijo que por una semana no podríamos hacer el amor me entristecí ya que la extraño demasiado, pero a la vez entiendo la gravedad del asunto y me conformo con tenerla a mi lado y poder cuidarla.

Termine de acomodar mi departamento. Tome las llaves de mi auto y me dirigí al hospital.

Llegué a la habitación de Dulce. Abrí la puerta y ví a Blanca acomodandole la blusa y el yeso de su brazo. Al verme bajo de la cama con cuidado y se me acercó. Con su brazo sano me rodeo la cintura y me abrazó escondiendo su cabeza en mi pecho. Yo la rodee con mis brazos con cuidado de no estrujarla y de no golpear su yeso.

Chris: Hola, amor.- dije dandole un beso en los labios.- Cómo estás? Cómo te sientes?

Dulce: ‎Bien.- se acercó a mi oído.- Pero ahora estoy mejor porque llegaste tú.- me susurro.

Chris: ‎Bueno, que les parece si nos vamos ya? Tengo una sorpresa para ti.- dije y con el dedo índice le toque la nariz.

Dulce: Qué sorpresa?

Chris: Solo te diré que te va a EN-CAN-TAR.

Dulce: Ok, vamos!

Primero fuimos a una cafetería para tomar algo. Luego fuimos al departamento de Dul a buscar algo de ropa para ella y las maletas de Blanca, ya que se volvía a Puebla. La llevamos al aeropuerto y la despedimos. Luego Dulce y yo fuimos a caminar a un pequeño parque.

Dulce: Me dirás cuál es mi sorpresa?- pregunto por enésima vez.

Chris: ‎Dul ya te dije. Es una sorpresa que aparecerá a tiempo. Ok?

Dulce: ‎Pero... Qué es?!

Chris: ‎Si te lo digo ya no sería sorpresa. Además, que yo recuerde tu me debes algo a mi primero.

Dulce: ‎Eh? A ver, y qué te debo yo ahora?- dijo poniendo su mano en la cintura y con expresión confundida.

Yo me pare en frente de ella impidiéndole seguir caminando.

Chris: ‎Esto.

Tome su cara entre mis manos y la acerque a mi rostro. Nuestros labios se encontraron y se acariciaban como si hubieran estado años sin hacerlo. Nuestras lenguas exploraban nuestras bocas con desesperación. Nuestros cuerpos se unían logrando una combinación perfecta. La fusión de nuestros cuerpos era única. Como si de dos piezas de rompecabezas se tratara nos unimos encajando a la perfección.

Mis manos recorrían su cuerpo. Estábamos ajenos a lo que sucedía a nuestro alrededor. Cuando nuestros labios se juntan nuestras mentes dejan de pensar y se concentran en hacer alquimia en los sentimientos del otro. El calor que desprenden nuestros cuerpos es el símbolo del deseo de nuestro amor que aumenta a cada segundo.

Nos separamos por falta de aire. Nuestras respiraciones entrecortadas, tratando de recuperar el aliento. Nuestros ojos se encuentran y no hacen falta palabras para decirnos todo lo que sentimos. Con una simple mirada hay mil palabras que explican lo inexplicable. Tomo su mano y la llevo a mis labios para besarla.

Un Amor Para Siempre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora