El Regalo De Navidad

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Enero 10, 2008.

*Narra Chris*

Mi madre se había ido ayer y, aunque quería quedarse un tiempo más, Dulce y yo insistimos en que no era necesario. No piensen mal, no la estábamos echando ni nada por el estilo, simplemente creíamos que era innecesario estando ambos en la casa y ya me podía mover bien y podía hacerme cargo de Tomás mientras Dulce trabajara.

Hablando de la reina de la casa, algo fuera de lugar me sorprendió. Hace dos días la vi llegar a casa del trabajo, aunque está vez unos minutos más tarde, y había llegado con una bolsa plástica con el logo de una farmacia de por aquí cerca. La bolsa parecía contener una caja en su interior, pero no quise preguntar nada. No sabía lo que era, pero sospechaba algo.

Como sea, mi madre se había ido, Dulce estaba trabajando, yo ya haba ido a recoger a Tomi de la guardería. Sí, aunque yo lo veía un poco sin sentido, Dulce insistió mucho en que Tomás asistiera a una guardería, ya que pronto volvería a trabajar y, también, Dulce pensaba que Tomás debía comenzar a "socializar" con otros bebés de su edad y así poder jugar con ellos.

Observaba como Tomás jugaba sobre la alfombra con un juguete que a Triana le llamaba demasiado la atención, ella se quedaba a su lado y lo miraba jugar con el, Tomás lo aventaba y cuando estaba a punto de llorar por su juguete perdido, Triana iba corriendo a buscarlo y se lo entregaba a Tomás. Estos dos se volvieron muy unidos, y lo que más nos llamaba la atención era lo que sucedía durante la noche. Cuando las luces estaban apagadas, Triana mudaba a empujones con su hocico su camita en donde duerme, la cual está colocada en la sala, hasta a habitación en donde se encuentra la cuna de Tomás, velando sus sueños y protegiéndolo.

Salgo de mis pensamientos al oír la puerta de entrada abrirse, y la resplandeciente belleza personificada que se roba mi corazón todos los días entra en casa cargando unas bolsas indicando que hizo algunas compras de paso. Era hermosa, me corrijo, es hermosa. Iba vestida con una falda tubo de color negro, una blusa azul nocturno, sus piernas parecían ser interminables con esos tacones altos negros, y mi parte favorita, su cabello rojo recogido en un desordenado moño, el cual, se encontraba sujetado por un lápiz.

Me levanto del sofá al ver que se dirige hacia la cocina, para liberar sus brazos. Dejo a Tomás con Triana y me dispongo a seguirla, cuando entro en la cocina la encuentro quitando de las bolsas las cosas que había comprado. Cuando estoy detrás de ella, rodeo su cintura con mis brazos abrazándola y la pego a mi cuerpo, deposito un beso en su cuello y ella se estremece. Se relaja entre mis brazos y aspiro su embriagador aroma.

Chris: Cómo te fue hoy?- susurré en su oído. Ella soltó un suspiro de cansancio.

Dulce: Agotador... No sabes todo el trabajo que tuve hoy. Pensé que es pila de papeles no se terminaría nunca.

Chris: Estás muy cansada, amor. Ve a ponerte cómoda. Yo coloco todo en su lugar. Has almorzado?- le pregunto sacando latas de una bolsa.

Dulce: No, ustedes?

Chris: He cocinado algo luego de ir a por Tomi. Ha sobrado algo, si quieres comer, está en la nevera.

Dulce: Gracias, mi amor. Voy a cambiarme y a saludar a mi bebé.- dice saliendo de la cocina.

Yo guardo las compras y luego me dispongo a calentar las sobras para Dulce. Carne con verduras. Según ella, la carne era mi especialidad, le encantaban las recetas que contengan carne y también las de vegetales, qué mejor que las dos juntas?

Cuando ya está listo, dejo el plato en la encimera y voy a buscar a Dulce. Al llegar al salón no me sorprendo al ver cómo Dulce llena de besos las mejillas de Tomás mientras él ríe. Verlos jugar así y oír la risa de mi pequeño me llena de alegría. Son lo que más amo en esta vida. Y espero que esa felicidad crezca aún más...

Un Amor Para Siempre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora