Marido y Mujer...

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Noviembre 26, 2007.

*Narra Dulce*

  Estábamos corriendo hacia el registro civil. Christopher es peor que un mujer para prepararse, y además está nervioso por todo lo de la boda. Queremos hacer primero la boda por civil para poder adoptar a Tomás y luego, más adelante, la boda por iglesia en a que invitaríamos a todos nuestros amigos y familia.

  Llegamos al registro civil donde nos encontramos con Eli y Pedro quienes serán nuestros testigos, apenas nos ven corren a abrazarnos y pronto los cuatro entramos al edificio, ya que se nos hacia tarde y estábamos con demora.

Cuando entramos nos hacen esperar unos minutos y luego nos hacen pasar a la oficina de la jueza. Entramos y los cuatro nos sentamos en las sillas que están frente al escritorio.

  No sé por qué pero mis nervios aumentan por segundo. Siento como si Chris en cualquier momento pueda arrepentirse y salir corriendo. Es una locura lo sé, pero así me siento y pronto tomo la mano de Christopher apretándola con fuerza para sentirme segura de que no se escapará. Chris voltea a verme y me regala una de sus sonrisas que él sabe muy bien que me derriten pero aún así lo sigue haciendo.

  Vuelvo a la realidad, ni siquiera me había percatado de que la jueza había comenzado a hablar, los nervios son tan fuertes que no oigo ninguna palabra, ni de la jueza, ni de Christopher, ni de nadie. Intento leer los labios de la jueza e intento interpretar lo que dice pero me es imposible, Christopher toma mis manos entre las suyas y deposita un beso en ellas, me mira con una sonrisa y se que está notando mis nervios por lo que me acaricia la mano para que me relaje.

Chris: Mi amor, desde pequeños que siento algo muy fuerte por ti, siempre que te veía mi corazón se aceleraba y mi respiración se cortaba. Por miedo a no romper nuestra amistad, nunca logré acercarme a ti como yo quería. Pero desde aquellos tres días tomé toda esa confianza que tú me diste para hoy poder decirte que te amo con todas mis fuerzas y que hoy, mañana y siempre seguirá siendo igual. Porque te amo Dulce, y quiero pasar el resto de mi vida contigo.

  Apenas y puedo contener las lágrimas, el miedo y los nervios se esfumaron por completo al oír sus hermosas palabras. Intento calmar los latidos de mi corazón y tomo una gran bocanada de aire para comenzar a hablar.

Dulce: Chris, amor... Desde el primer día en que te vi, supe que lo que sentía por ti iba más allá de nuestra amistad, y por eso tenía miedo. Siempre sentí que tú me veías como una amiga más o como tú hermanita. Pero después de "todo" lo que vivimos juntos, estoy segura de que lo que nos une y nos ha unido siempre es el amor. Siento que estamos destinados a seguir juntos toda nuestra vida, ya sea como amigos o como pareja. Pero que nuestras almas siempre se amarán, como yo te amo a ti. Te amo, mi amor...

  Puedo ver sus ojos cristalizados y siento mis mejillas arder. Amo a este hombre con locura y lo único que quiero es vivir el resto de mi vida junto a él. La jueza dice unas cuantas palabras más que no logro oír ya que estoy concentrada mirando al hombre que sostiene mi mano con una sortija en nuestros dedos. La jueza, luego de tanto mover sus labios, nos entrega unos papeles que debemos firmar y luego que nosotros los firmemos nos dice que, oficialmente, Christopher y yo somos marido y mujer ante la ley.

  No puedo explicar la alegría que siento en este momento, cuando salimos del edificio Eli y Pedro nos invitan a un restaurante a festejar nuestro matrimonio. Llegamos a un restaurante de comida mexicana. No sentamos en unas mesas y comenzamos a hablar y reír de todo lo que acababa de pasar. Christopher me a abrazaba y cada cinco minutos me susurraba al oído cuánto me amaba. Después de comer y estar hablando por más de dos horas de nuestra boda, Chris y yo decidimos que ya es hora de irnos ya que iríamos a un lugar especial.

Un Amor Para Siempre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora