Adiós

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Agosto, 11. 2007.


*Narra Dulce*

Estaba en mi departamento. Estaba terminando de escribir lo que me habían pedido en el trabajo.
Escucho que alguien toca la puerta.
Solo puede ser una persona.

Camino hacia la puerta y me asomo por la mirilla para confirmar mis sospechas. Y sí. Es el.
Abro la puerta y me lanzo a abrazarlo.

Dulce: Mi amor!

Xx: ‎Dul!

Me separó de él y lo miro sorprendida.

Dulce: Qué haces aquí? Pensé que llegabas a la noche.

Xx: ‎Pues quería darte una sorpresa, hermosa. O acaso hay otro y me lo ocultas?

Dulce: ‎La verdad es que si hay otro Rodrigo...

Rodrigo: ‎Qué?! Quién es el patán ese?!- suelto una risa y me lanzo a abrazarlo otra vez. Lo extrañe. Demasiado.

Dulce: ‎Pues... El trabajo últimamente a sido una compañía muy agradable en tu ausencia...

Rodrigo: ‎Ah! Así que te gusta jugar conmigo...!

Dulce: ‎Jaja! Si! Pero... Ahora mismo... Quiero jugar a otra cosa...- digo coqueta mientras me muerdo el labio.

Él me sonríe y me da un apasionado beso mientras nos adentramos en el interior del departamento.

Ya eran las 4 de la mañana. Y otra vez esa horrible pesadilla.

Desperté con la respiración agitada y sudando.

A mi lado está el cuerpo desnudo de Rodrigo. Por alguna razón me disgusta verlo así.

Me levanto de la cama. Me visto con un pijama.

Cada vez que tengo esa pesadilla pasan cosas malas. Y últimamente la estaba teniendo muy seguido.

Me dirijo hacia la cocina. Tomo una manzana del cuenco de frutas.

Encuentro mi teléfono en la encimera. Lo desbloqueo y me encuentro con 12 llamadas perdidas de mi madre.

Que habrá pasado? Mi madre no me llama hasta llegar el fin de semana. Checo la última llamada que me ha hecho y fue hace 23 minutos. Debe ser algo urgente para que me llame a esta hora.

Comienzo a preocuparme.
Le marco a mi mamá y al primer tono ya me contestó.

Blanca: Hija! Por fin!- está... Llorando?

Dulce: ‎Mamá! Qué ha pasado? Estás llorando?

Blanca: ‎Hija...- sollozó.- Es tu padre...

El corazón se me detiene, y las lágrimas acechan mis ojos.

Dulce: Ma... Qué le pasó a papá?- pregunto mientras las lágrimas se deslizan por mis mejillas, temiendo lo peor.

Blanca: ‎El... Ay hija! Él tuvo un paro cardíaco.- y rompe a llorar.

Caigo de rodillas al suelo. Mi papá un paro cardíaco? No puede ser.

Dulce: Ahora mismo tomo el primer avión hacia Puebla.

Blanca: ‎De acuerdo. Y hija... Date prisa... No sé si resista demasiado...

Esas simple palabras me rompieron el corazón en mil pedazos. Mi papá. El que se colgaba una sábana por detrás de la espalda y fingía ser un súper héroe que me rescataba de los árboles. El que me apretaba la mano con fuerza cuando me caía y me hacía un raspón en la rodilla. El que se quedaba despierto leyéndome cuentos de princesas y brujas malvadas hasta que yo cerrara mis ojos cayendo en los brazos de Morfeo. No podía creer que mi madre me diga que estaba muy grave y que puede que no resista más tiempo.

Un Amor Para Siempre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora