4. Inicio de mi tragedia

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Capítulo dedicado a: @JoliCastroMorales (No saben lo mucho que me llena el corazón leer tu emoción al actualizar esta nove. Gracias por apoyar a este nuevo team, mi Joli bella. Mil gracias por todo, bella)

PD: En este capítulo conocerán un poco más de la personalidad de Cielo. 







Hasta el momento aún no me explico porqué fui tan cobarde, al no leer el libro en el mismo instante que llegó a mis manos. Si tan solo hubiera descubierto en ese momento, el contenido de aquel objeto, quizás me hubiera evitado muchos problemas.

—En la noche te echaré un ojo—dije mirando dudosa el libro y la nota. Luego atravesé mi habitación, y al llegar a mi mesita de noche deposité encima los objetos.

Como estaba un tanto retrasada con los detalles de mi maquillaje, fui corriendo al baño y me dispuse a dar uno que otro retoque antes de que llegue Andrés.

Con mucha suerte logré terminar a tiempo, pues unos pocos minutos después, Andrés había tocado el timbre de mi casa. Yo claro, más que feliz bajé a su encuentro.

—¡Mi amor!—grité en cuanto abrí la puerta de golpe.

Andrés estaba allí parado en la puerta, sonriéndome galantemente, y luciendo unos jeans, una camisa celeste, y una chaqueta de casimir azul. Se veía tan guapo que no pude evitar suspirar enamorada. Y eso que no contaba el oso de peluche y la caja de chocolates que traía en sus manos.

—¡Feliz cumpleaños, mi vida!—él se me acercó y me rodeó en un abrazo. Luego, posteriormente a haberme besado, él me entregó mis obsequios.

—Gracias, amor—le sonreí y en seguida lo jalé conmigo adentro de la casa, cerrando la puerta por atrás—. Voy por mi bolso y en seguida bajo.

Subí corriendo a mi habitación, dejé los regalos, y ya cuando me dispuse a bajar por las escaleras para regresar con él, me encontré con su mirada evaluadora.

—¿Cuando dejarás tu adicción por los vestidos tan cortos?—él me miraba con un puchero—. Sabes que no me gusta mucho que te pongas tus vestidos sexys. Hay mucho pervertido por allá afuera que estará mas que encantado por darte unas cuantas miradas. Pero en fin, como siempre tendré que ser el asesina pervertidos de la noche.

Al decir verdad, Andrés no era un novio celoso sobreprotector, pero como era lógico a él le molestaba que otros tipos descarados se la pasen admirándome, pues... digamos que amaba los vestidos cortos. Casi el 80% de mis ropa consistía en vestidos de todo tipo.

Incluso hasta cuando iba en moto, solía usar mis vestidos, y eso creo que llamaba aun más la atención de los hombres.

¿Porqué todos los hombres tenían que ser tan hormonales?

—Te encanta que use vestidos cortos, así que no te hagas—yo lo miré con aburrimiento, mientras lo abrazaba por el cuello—. Creo que eso fue lo primero que te llamó la atención de mi. ¿O acaso no te acuerdas que la noche que nos conocimos, tú fuiste el que descubrió que la costura de mi vestido se estaba abriendo al costado? Supongo que lo notaste porque estabas embobado con mis piernitas de adolescente.

—¡No, como crees!—él se reía escandalizados—. Y aunque no lo creas yo no te estaba morboseando con la mirada. Ni siquiera recuerdo porque lo noté. Pero debes admitir que si no descubría que tu vestido se estaba rompiendo, nunca te hubiera conocido.

Profecía de un final feliz- Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora