41.Mamita

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Actualizando porque quedó tiempo gracias al paro nacional en Ecuador 🙄





Por la tarde luego de salir del hotel, con Chris habíamos planeado ir a comer salchipapas, pero coincidentemente su abuelita lo llamó para que fuera almorzar a su casa. Obviamente, Chris ni corto ni perezoso me invitó a comer con él y ella. Su madre había salido con sus amigos que llegaron de visita, y Jonathan había tenido que salir hacer unas diligencias.

—¿Seguro les gusta el mousse de mora?—le pregunté a Chris nerviosa, bajándome del taxi en el que llegamos. Sobre mis manos tenía una caja con un postre que compré en el camino.

Jamás me gustaba llegar a una casa ajena con las manos vacías.

—Sí, mi amor—él me aseguró a la vez que pagaba el taxi.

El señor encendió su vehículo y nos dejó en frente de la casa de Chris a solas.

—Okey, pero de todas maneras me sigue dando pena entrar—yo cruzaba la calle junto a él.

—No te preocupes, por ahora solo está mi abuelita en casa, y tú ya te llevabas con ella—él me tranquilizó.

—Sí, ¿pero y si llega tu mamá?—me lamentaba pensativa—. Es que aún me da mucha pena haberlos plantado en noche vieja cuando me invitaron a comer. Fue muy poco grato de mi parte no ir, pero es que en verdad tenía que...

—Tranquila, bella—él rodó los ojos dándome una sonrisa. Ambos habíamos llegado a su puerta, y él intentaba sacar su llave de la chaqueta.

—En verdad no merezco siquiera pisar tu casa. Yo me porté muy mal...

—¡CHRIS!—oí un grito a mi costado, y tanto él como yo pegamos un salto.

Al descubrir el origen de la voz, vimos a una chica con un cartel hecho a mano con un montón de cartas, acompañada de otra que tenía varias fundas de regalo.

—¡¿Nos puedes regalar unos minutitos?!—preguntó la chica del cartel, mirando a Chris con ojos llorosos—. Venimos desde Esmeraldas.

Él me miró con nervios, y supuse que yo tenía la misma cara. En lo personal no quería ser el centro del chisme de las cncowners.

—Por supuesto, mi amor—él respondió sonriendoles con tranquilidad a las chicas.

Si de alguna manera estas chicas regaban algún rumor romántico de Chris conmigo... estaría en graves problemas.

Las chicas estaban tan concentradas en sus emociones por Chris, que casi ni me notaron. Ellas solo lo abrazaban, y lo llenaban de elogios sobre lo guapo que estaba.

—¿En serio vienen desde Esmeraldas?—preguntó Chris mientras les firmaba sus discos de Cnco—. Eso queda muy lejos.

—Sí, y de hecho hasta nos fugamos de clases por ti—una de las chicas grababa con su celular todo lo que pasaba. Yo intenté mirar a un lugar distinto al que enfocaba la cámara—. Es que en verdad hoy era nuestra ultima esperanza de verte. Estuvimos por aquí sentadas desde las cinco de la mañana.

—Bellas, mejor regresen pronto a casa. No se vayan a meter en problemas por no ir al colegio—él le sonreía con amabilidad—. Tengan cuidado durante su viaje.

—Sí, ahora que ya te vimos podemos volver en paz—la chica de los regalos saltaba emocionada—. En realidad valió la pena todo lo que hicimos. Gracias Chris por recibirnos.

Profecía de un final feliz- Christopher VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora